Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Lo más importante que tiene Cuba

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Julio nunca imaginó que una tarde, en la sala de su casa, podía sentarse un oficial de Atención a menores para hacerle saber que, de manera constante, supervisaban su conducta con relación a su hijo, quien se ausentaba de clases muchas veces «porque me quedé ayudando a mi papá en la carpintería».

Prometió Julio que su hijo no faltaría más a la escuela y que él asistiría a las reuniones de padres a las que le convocaban. Su actitud con respecto a la operación a la que someterían al niño para colocarle un implante coclear también debería cambiar, le sugirieron. Por suerte entonces Xiomara, su esposa, se sintió protegida.

Fue la telenovela , actual propuesta de Cubavisión, la que mostró ese rol esencial de estos profesionales del Ministerio del Interior (Minint) en la misión de prevenir cualquier maltrato, desatención o conducta inadecuada con respecto a los menores en las familias, la comunidad o en cualquier otro entorno.

Se visibilizó, entonces, esa arista del trabajo de quienes deciden afiliarse a la Dirección de menores, pues en ocasiones solo se piensa en su atención personalizada a aquellos que han cometido algún delito o mantienen conductas de impacto social negativo en su hogar o en el barrio. Esa tarea es clave, claro está, pero velar por la integridad del menor y el respeto a sus derechos es parte fundamental de su labor diaria.

El sistema de atención a menores forma parte de las políticas estatales de atención y protección integral a la infancia, la adolescencia y la juventud. Por ello —y recuerdo con agrado las vivencias que tuve en mis visitas a determinados centros de atención del país—, también son estos oficiales del Minint los que siguen de cerca y acompañan a los menores en los casos en los que son víctimas de abusos sexuales o de otra índole.

Si usted quiere denunciar algún hecho que pone en riesgo la vida o el bienestar físico y emocional de un menor, son estas personas las capacitadas para recibirle y actuar en cada caso. Son los profesionales a quienes debemos dirigirnos si, reitero, la situación de un menor así lo amerita.

¿Cómo deben ser, entonces, estas personas? Disciplinados, rigurosos, asertivos, con profundo sentido del deber y con la empatía necesaria para percatarse de cada detalle en cada situación específica y actuar en coherencia con ello. Son oficiales que, además de cumplir con su perfil desde el punto de vista militar, poseen una entereza y una preparación sicológica tales que les permiten ejercer su rol siempre velando por los intereses del menor y sus beneficios. Son 60 años los que celebra esta especialidad perteneciente al Minint. Serán muchos los que está por cumplir, porque son los niños y niñas lo más importante que tiene nuestro país.

 

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