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El valor de la lactancia materna

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

¿Cómo es posible que la leche materna no sea su único alimento, si tu bebé solo tiene tres meses? Y mi amiga prefirió no contestarme porque realmente no carece de ella, como les suceda a otras madres, sus pezones están bien formados, ninguna enfermedad aqueja a su bebé para apartarlo del seno materno, ni ella tiene algún padecimiento que condicione. Sencillamente, quiere recurrir al biberón porque su interés en la estética de su cuerpo, sin explicación alguna, es mayor que el deseo de que su hijo reciba el alimento esencial en sus primeros meses de vida.

Lo necesario e insustituible es la leche materna, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) la recomienda, de manera exclusiva, en los primeros seis meses de vida y hasta durante dos años, aun cuando exista la alimentación complementaria porque es la mejor fuente de carbohidratos, proteínas, grasa, vitaminas, minerales, anticuerpos y hormonas.

No solo se registran los beneficios fisiológicos a partir de la lactancia materna, como que es el mejor antídoto contra enfermedades infecciosas y crónicas como la diarrea y la neumonía, sino que los especialistas afirman, y está comprobado, que favorece el desarrollo sensorial y cognitivo del recién nacido. Es una oportunidad única para que madre e hijo se complementen, se comuniquen, se disfruten uno al otro a través de ese vínculo maravilloso que se propicia.

Además, diversos estudios aseguran que de los bebés que se enferman con menos de un año, la minoría fue alimentada solamente con leche materna. Entonces, los que no lo fueron son más propensos a padecer alergias, infecciones del oído, gases, diarrea y estreñimiento; enfermedades de la piel y respiratorias, infecciones estomacales o intestinales. ¿Por qué arriesgarse?

Si, de manera adicional, mi amiga me comentara que le urge incorporarse al trabajo, aun cuando el Decreto Ley 234 regula lo relacionado con la licencia de maternidad y paternidad, y protege la lactancia como derecho y necesidad del bebé, ello no sería motivo suficiente para retirarle la leche materna a su hijo antes de los seis meses.

Amamantar, incluso, la ayuda a ella a disminuir de una manera más fácil las libras adicionales que le dejó el período de gestación, y se reduce la probabilidad de que padezca cáncer de útero o de mama. La leche materna, le recuerdo, es el único alimento que le puede garantizar más de la mitad de los nutrientes y las necesidades energéticas a su bebé entre los seis y los 12 meses, y un tercio entre los 12 y los 24 meses. No vale la pena que otros pensamientos, injustificados, le resten importancia a lo que se traduce en salud y bienestar para ese nuevo ser.

Del 1ro. al 7 de agosto se desarrolla la Semana Mundial de la Lactancia Materna para educar a mujeres y hombres en torno a la necesidad de ponderar esta acción durante el cuidado del bebé. Justamente, este año, la OMS trabaja con Unicef y los asociados para promover las políticas favorables a la familia, porque todos en el hogar deben estar conscientes de la necesidad de que la madre amamante a su bebé en un entorno seguro, tranquilo y armónico. Padre, abuelos, hermanos, incluso otros hijos deben también contribuir. ¿Por qué no? Lactar es, al nacer un bebé, lo más importante. 

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