Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Verano con polvo… ¡y del Sahara!

Autor:

Nelson García Santos

Muchísimas personas se explayan con frases que califican a esta canícula de espanto. Y para rematar, como si fuera la primera vez, dicen que lo único que nos faltaba es este embate de polvo del desierto del Sahara. ¡Le zumba! ¿Verdad?

En muchos lugares se siente un calor insoportable que hace la cotidianidad más engorrosa, en ese andar lo mismo en un ómnibus atiborrado con mil olores, que cuando caminamos chorreando sudor. O tratamos de soportar el pésimo dormir con un ventilador que suelta aire caliente. O tenemos la sensación de pesadez en las piernas, falta de energía y hasta mal humor.

Se entiende que para todas las personas la temperatura actual resulta la que jamás se ha sufrido, porque el calor, no tan intenso de hace unos años se fue a bolina. Y, obviamente, el que más preocupa es el que nos golpea en este mismísimo instante.

En junio se registraron máximas por encima de los 35 grados Celsius en 28 estaciones meteorológicas del país, incluidas diez que superaron el valor de los 36 grados. Y este mes la estación de Veguitas, en la provincia de Granma, reportó 39,1 grados, el valor más notable en Cuba desde que se llevan registros.

Pero lo que más se ha fijado en la tribuna de la calle en la actual canícula ha sido la referencia al polvo proveniente del Sahara, como si fuera la primera vez que llega acá, o esta sea la única causa de los termómetros disparados, algo que responde también a la poca nubosidad y la debilidad de los vientos que favorecen el intenso calentamiento.

El fenómeno irrumpe cada año en el Caribe, y junio y julio resultan los de mayor intensidad para Cuba, cuando llegan partículas de polvo en forma de nubes generadas por tormentas de arena en el desierto africano, lo que provoca un impacto desfavorable sobre diferentes ecosistemas marinos, terrestres y hasta en la salud humana, según estudiosos de la contaminación ambiental atmosférica.

Lógicamente, lo más visible del polvoriento arribo resulta el intenso calor que la gente, de una manera u otra, trata de campear de la mejor de las maneras; pero, paradójicamente, acaba desentendiéndose de los efectos peligrosísimos del calor.

Las elevadas temperaturas exigen un cuidado extremo en la elaboración, manipulación y conservación de los alimentos en el comercio estatal, no estatal y hasta en las mismas casas, para evitar posibles intoxicaciones que, de hecho, ya han ocurrido, aunque, por suerte, sin desenlaces fatales.

Independientemente de las normas establecidas y las alertas y supervisiones de Salud Pública, nadie mejor que los mismos clientes para estar a la viva y protegerse en medio de este calor.

¿Cómo? Haciendo caso a lo que tenemos delante de nuestros ojos: evitar consumir alimentos mal cocinados, destapados en contacto con el polvo o las moscas, que llevan horas expuestos al medio ambiente; fijarse si están bien fregados los vasos o platos, y no aceptar que el dependiente sirva el alimento con la misma mano que manipula el dinero.

Jamás debemos consumir cuando la vista confirme la deficiente higiene en los lugares y de los propios manipuladores, o si ¿higienizan? en agua estancada los cubiertos o vasos.

Resultan observaciones sencillas y, a la vez, perspicaces para evitar situaciones que pueden llegar a poner en riesgo la vida, justamente en una temporada del año en que muchos andamos empapados de sudor, disfrutando de lo lindo que nos ha traído este verano, con polvo del Sahara incluido. Así de lógico, así de sencillo.

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