Alma Mater es el nuevo órgano de los estudiantes cubanos, antes existía Varsity, el fundador de esta revista Tomás R. Yanes, próximo a graduarse, se retira de la vida periodística y nos deja encomendada la obra que él principió.
Nosotros laboraremos con energía y entusiasmo por todo lo que es beneficioso a la clase estudiantil cubana.
La Ciudad Universitaria, bello ideal de nuestro Rector, encuentra en nosotros unos decididos defensores.
Es una obra para el mejoramiento de la juventud cubana, para facilitar el progreso.
El Stadium, la aspiración de toda la juventud sin distinción de banderas, debe realizarse, la Comisión Pro-Stadium encontrará en nosotros unos fanáticos de la idea dispuestos a servir de propagandistas entre los graduados a quienes corresponde el honor de erigir ese monumento que será el orgullo de la ciudad.
Laboraremos por la unión de todos los estudiantes cubanos en una Federación que nos haga fuertes y capaces, para defender nuestros derechos, para progresar, para aprender cuando jóvenes las conveniencias de la hermandad, de la unión, y así aprender a encontrar en el mañana la solución a nuestros problemas nacionales.
Por medio de este órgano los estudiantes cubanos se comunicarán espiritualmente con todos sus compañeros que hablan el idioma de Cervantes en ambos hemisferios, y divulgaremos así la cultura, el valer de la juventud intelectual cubana.
Y esto, es obra beneficiosa a la patria.
Por ella laboramos, para ella nacimos.
En política somos hoy los mismos, los estudiantes cubanos; los que ayer supieron protestar del abuso y la intromisión filibustera, en nuestros asuntos patrios, en virtud del derecho de la fuerza, no pueden cambiar.
No podemos cambiar aquellos que inspirados en los principios de Martí, supimos rebelarnos contra algunos elementos inconscientes, cuando estos pretendieron manchar la dignidad de un título universitario otorgándoselo «honoris causa» a un sujeto que podía ser muy honorable en tierra extranjera pero aquí, en territorio nacional, simbolizaba la tiranía, tan solo.
Nuestras relaciones con el Claustro Universitario serán siempre cordiales, pero protegeremos a nuestros compañeros, no permitiremos la ejecución de ninguna injusticia y daremos nuestra protección a todos aquellos ideales de reforma y progreso que están en la conciencia colectiva.
Estudiantes del siglo XX no pueden ser regidos por principios hechos para seminaristas de hace dos siglos.
Nuestros procedimientos para obtener toda la serie de reformas que ansiamos, serán pacíficos, la petición del reconocimiento de nuestro derecho al progreso, la haremos siempre de una manera mesurada, como debe ser para que no se quebrante nunca la buena armonía que debe reinar entre profesores y futuros graduados.
Somos optimistas, confiamos en la victoria, nuestra juventud y nuestros ideales nos incitan a luchar y a triunfar.
Amén.
*Editorial de la Revista Alma Mater, publicado en el primer número, en noviembre de 1922