La furia de los israelíes no se detiene en la Franja de Gaza: la aviación bombardea, los soldados asesinan y los tanques aplastan a quien se les pare delante. Mujeres, niños, ancianos, civiles inocentes caen abatidos por la metralla de los soldados.
Con el pretexto de cerrar túneles que los palestinos militantes de Hamas utilizan para infiltrarse en Israel, el ejército de ese país bombardea, a diestra y siniestra, hospitales, escuelas y mezquitas musulmanas. Los mismos que se han pasado más de 70 años denunciando los crímenes que los nazis cometieron contra ellos, hacen lo mismo con seres humanos que nacieron en aquellas tierras que les han sido arrebatadas.
Alegando que los militantes palestinos les disparan cohetes desde el interior de Gaza, los sionistas están destruyendo edificios, calles, manzanas y ciudades enteras con armas de última tecnología. Los cohetes de Hamas parecen fuegos artificiales ante las armas de ese moderno ejército. Tan de juguete parecen los famosos cohetes palestinos, que las víctimas de los mismos se pueden contar con los dedos de las manos. Sin embargo, las víctimas palestinas suman miles de muertos y miles de heridos. Es como si los palestinos tiraran con tiraflechas mientras los soldados utilizan fusiles.
Desde el 8 de julio, fecha en que comenzó la ofensiva israelí, más de 1 800 palestinos han perdido la vida y unos 9 400 han sido heridos, mientras poco más de 60 soldados de Tel Aviv han perecido en combate.
No solo están muy bien equipados los israelíes, sino que los Estados Unidos les siguen suministrando armamento aun cuando la Alta Comisionada de la Organización de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha condenado a Israel por actuar con «total impunidad» en su ofensiva contra la Franja de Gaza. La Alta Comisionada también criticó al Gobierno de Estados Unidos por no ejercer «toda su influencia» para detener los ataques criminales del ejército de Israel contra los palestinos de Gaza.
No sé qué puede esperar la señora Comisionada que hagan los norteamericanos, si son estos los mejores defensores que tienen los sionistas en Naciones Unidas, donde una y otra vez vetan las resoluciones que surgen en el Consejo de Seguridad en contra de Israel. A lo largo de la historia, Tel Aviv se ha reído olímpicamente de cuantas resoluciones han sido propuestas en su contra en ese organismo internacional. Ellos saben que tienen el apoyo incondicional de la Casa Blanca y con ese apoyo no hay quien los toque.
Alguien puede pensar que la imagen de Israel se mancha por hacer lo que está haciendo con los palestinos, pero aparentemente a ese país le importa un bledo lo que el resto del mundo piense de él. Han demostrado, una y mil veces, que sus intereses están muy por encima de la opinión pública internacional. Uno puede entender que ellos consideren la seguridad territorial como algo más importante que la mala propaganda que tengan en el mundo, pero lo que para algunos es un poco más difícil de entender es que los Estados Unidos, aparentemente con gusto, se compren parte de esa mala imagen por respaldar incondicionalmente a aquel pequeño país tan alejado de su territorio.
En mi opinión, está equivocado el que crea que Israel tiene agarrado a los Estados Unidos por la nariz y que este país se doblega ante ellos. Muy lejos está esa percepción de la realidad. Los Estados Unidos ven a Israel como un portaviones en medio del Oriente Medio, una cabeza de playa dentro de aquella importantísima región repleta de los recursos energéticos que tanto necesita para su propia subsistencia. Esa es la razón para que lo cuide, lo defienda, lo respalde y lo apoye. Israel no dura ni un minuto si Estados Unidos le da la espalda. Sin el respaldo incondicional de Washington, a Tel Aviv le es imposible subsistir.
Los palestinos están siendo masacrados en su tierra, en el lugar que han habitado desde siempre, y las voces que tanto se rasgan las vestiduras para denunciar a Siria, a Irán o a los rebeldes del este de Ucrania, hoy se callan ante los asesinatos de niños, mujeres y ancianos en la Franja de Gaza.
Vergüenza les debiera dar a esos que no condenan —o lo hacen con tibieza— el genocidio llevado a cabo por esas hordas neonazis en que se ha convertido el ejército de Israel. ¿Qué diferencia hay entre las tropas alemanas masacrando a la población civil en las calles de Polonia, y los asesinatos y la destrucción que están llevando a cabo los israelíes en las ciudades de la Franja de Gaza? A mi modo de ver, ninguna.
*Periodista cubano radicado en Miami