Se hizo famosa a velocidad supersónica. No tanto porque fuera aspirante a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, acompañando a John McCain en 2008 —y lo hizo aparecer casi como un liberal—, sino porque sus declaraciones eran de tal talante desde la ignorancia supina y el pensamiento más de ultraderecha, que podría aplicársele ese proverbio de «a tontos y a locos no les tengan en pocos…».
Y como la señora Sarah Palin, que fue también gobernadora de Alaska, se ha mantenido como una de las figuras líderes del pensamiento más retrógrado y belicoso de Estados Unidos, a cada rato vuelve a las andadas, sobre todo en sus discursos ante la Asociación Nacional del Rifle (NRA), como en esta ocasión que nos ocupa.
El pasado fin de semana, en la convención anual de la NRA en Indianápolis, la Palin fue una de las oradoras principales y ante miles de fanáticos de los reunidos en un mitin en el Lucas Oil Stadium que llamaron «Levántate y lucha», dijo sin tapujos: «Si yo estuviera a cargo (nuestros enemigos) sabrían que el waterboarding es como bautizaríamos a los terroristas».
Traducción o interpretación exacta de estas palabras: si fuera la Presidenta torturaría brutalmente a los enemigos.
Su intención explícita fue criticar por blando al ejecutivo de Barack Obama, porque ha fallado en poner «el miedo a Dios en nuestros enemigos».
El desbarre fue total para imponer sus criterios ultraconservadores cuando advirtió al lobby a favor de las armas contra los demócratas «intolerantes y antilibertarios liberales de izquierda». Y lo expresó así: «Si usted controla el petróleo, usted controla la economía. Si usted controla el dinero, usted controla el comercio»… «Pero si usted controla las armas, usted controla a la gente, y esto es lo que ellos están tratando de hacer». Y el punto final lo puso cuando llamó a las zonas escolares libres de armas como «estupidez en esteroides».
Para colmo, ese discurso insano lo defendió en su página en Facebook para que no fueran palabras al viento, sino una declaración de fe a ultranza, firmada y confirmada.
Lo que asusta es que Sarah Palin sigue teniendo seguidores, quizás menos que cuando aspiró a ser la segunda de la Casa Blanca, pero ella y lo que representa son un peligro latente en la sociedad cada vez más violenta en una nación convencida de que es la escogida para hacer el mundo a su imagen y semejanza…
¿Y será esta la imagen y la semejanza? El último día de abril, un niño de cuatro años mató a su hermanito de un año en Kansas. Fue un «accidente», decía más como lamento que con sorna el periodista Abby Zimet en Common Dreams, citando a la policía, y agregaba: «Hay unos 20 000 de estos “accidentes” al año en este país; el blog Kid Shootings los rastrea».
KWCH 12, de Wichita, la ciudad de Kansas donde ocurrió la tragedia, reportó que los niños y una hermanita de tres años jugaban en el dormitorio, el de cuatro años abrió la gaveta de una mesita de noche… «En esa gaveta estaba un revólver cargado», aseguró el teniente de policía Todd Odile.
¿Accidente?, cuando Keystone Sporting Arms vende cada año un estimado de 80 000 rifles rosados y azules (Crickett y Chipmunk, son sus marcas), los «primeros fusiles que disparan pequeñas balas de verdad que matan a pequeños niños de verdad»…
¿Accidente?, cuando Sarah Palin defiende el «derecho» a estar armados. Cuando los «líderes» promueven las guerras, la toma violenta de riquezas, territorios y soberanías de otros…
¿Accidente?, cuando la fotógrafa An-Sofie Kesteleyn, que viajó por Estados Unidos en busca de imágenes, publicó en el diario británico The Guardian una galería de retratos que hablan y marcan responsabilidades en esa tragedia americana, en la que los padres, la sociedad y el sistema transmiten a un pequeño ejército armado sus miedos, paranoias y hábitos…
La premeditación es obvia en una sociedad que puede calificarse de gravemente enferma.