Te acercas sigilosamente o haciendo mucho ruido, en dependencia del tiempo que hayas reservado para ese instante único en el año. Depende también de tu temperamento y de las condiciones climáticas. El calor de las cuatro paredes y el tumulto del momento que debería ser tan íntimo, a veces no te dejan concentrarte con facilidad. Pero lo haces a tu ritmo, porque la elección de un amigo nunca es cosa de juego.
Lo miras de frente. Esa impresión visual, esa combinación de colores, aunque no es definitiva, logró que no pasara inadvertido ante nuestros ojos entre tantos iguales. Luego detallas su cuerpo, pues la ojeada garantizará los años que podrás poseerlo, ya que no todo material garantiza prolongada existencia. Entonces lo volteas con curiosidad para hallar más información.
En un tremendo y arriesgado acto de fe, depositarás toda la confianza en la frase con que se presenta, en esa que se proclama en letras grandes y se convierte en carnada o freno. ¿Cuántas oportunidades se perderán o ganarán cuando le dejas todo el trabajo al instinto?
También sería una buena opción preguntar por él, asesorarse con expertos, estar al tanto de todo lo que se ha comentado por los medios de comunicación sobre su historia, saber quién le dio vida, tener un pequeño aval sobre su trayectoria... Pero nunca llegar «en blanco» a esa primera cita.
Tal vez ese matrimonio no llegue a consumarse, quizá se pierda entre otros tantos intentos que ya has destinado a tu eterna colección intocable. En el mejor de los casos, puede que inicien una relación de semanas, a lo mejor meses, pero no más. Porque la eternidad solo será símbolo de lo inconcluso, de la falta de interés, de que la relación se ha enfriado y de que cierta distancia los separa.
A pesar de esas razones, siempre es mejor escoger bien. Estar convencido de lo que se lleva a casa, y no solo porque haya que pagar por esa adquisición, sino porque las banalidades no están de moda en este mundo. Aunque sabes que una parte de los que te acompañan en tu selección han venido hasta estos «estantes de muestra» para adquirir lo que está en boga, no piensas caer en eso. Tu primera ojeada deberá ser realmente efectiva.
Incluso cuando algunos pierdan inmensas oportunidades por creer en la primera vista, por dejarse asustar con las impresiones superficiales, por caer en las trampas de la cita inicial, no te dejes cohibir por esas malas experiencias. Prepárate para que tu encuentro no sea a ciegas.
Para que entables una verdadera relación de amistad, para que no tengas que dejarlo cubrirse de polvo en un anaquel añoso y olvidado, para que puedas alardear de haberlo tenido entre tus manos, para que te sientas orgulloso de haber crecido con él, trata de que cada ejemplar que te lleves de esta Feria del Libro se convierta en un amor eterno.