Cada diciembre, nuestra conocedora afición deportiva sabe de la selección de los atletas, entrenadores y deportes más destacados del año.
De tamaña responsabilidad se encargan el INDER y el Círculo de Periodistas Deportivos.
Pienso que para cualquiera de los posibles galardonados significa el mayor premio que puede recibir quien durante los casi 12 meses anteriores ha entregado alma y corazón en pos de alcanzar desempeños relevantes.
La selección anual de los más sobresalientes del deporte recibiría un tremendo aliento adicional si para conformarla también se tuviera en cuenta la opinión del pueblo.
Las votaciones podrían recogerse en las direcciones municipales de deportes y demás instituciones vinculadas al sector sin complicar mucho los mecanismos para ello.
Mientras más sean los encargados de elegir, mayor será el estímulo para los elegidos.
No creo que la ceremonia de premiaciones deba realizarse «por plantilla», como ha ocurrido en la mayoría de los casos, antes de un juego de béisbol para aprovechar la concurrencia reunida o la cobertura de la televisión.
¿Por qué un luchador o una ciclista deben ser galardonados en un escenario ajeno a ambos? Y con este ejemplo no estoy sugiriendo que el acontecimiento se realice en un gimnasio o en el velódromo.
Muy pocas veces un suceso de esta magnitud ha tenido una presentación concebida para la ocasión. Un espectáculo cultural bien estructurado podría constituir escenario adecuado donde los atletas sean homenajeados por figuras relevantes de la sociedad en su conjunto.
De igual forma —y sé que no descubro el Mediterráneo— las premiaciones serían bien acogidas por centros relevantes en la producción, o las ciencias, entre otros muchos.
Iniciativas de este tipo fueron abrazadas hace pocos años. De pronto la idea se esfumó para volver a transitar por el camino más trillado que conduce a un parque beisbolero.
Otra iniciativa perdida desde hace un montón de años es la de galardonar a los más destacados durante una década, como ocurrió tras el primer decenio transcurrido después de la creación del INDER en 1961.
Nunca serán muchas las vías para dar una palmada en el hombro a los dignos atletas que capean con gallardía y dignidad los cantos de sirena que entonan mafiosos y mal nacidos.