La prisa de levantarnos ahora no debe cegarnos al punto de no mirar hacia adelante. Dada la tendencia monodireccional que tenemos para volcarnos en la prioridad momentánea y soslayar el resto; sostengo que la terapia de sanación no puede desentendernos de los asuntos cardinales del país, la agenda pendiente para perfeccionarlo, transformarlo y hacerlo menos vulnerable: no solo a huracanes, sino a otros cataclismos más persistentes, como los económicos.
La nota elocuente por estos días es que, mientras se labora intensamente en la recuperación —como lo hace el cubano, al estilo maratón en situaciones límite, pero no así en la calma cotidiana—, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) impulsa, mediante su Resolución 9 del 2008, los sistemas de pago por resultados que desaten la productividad y nos saquen de la desmotivación hacia el trabajo, basada en igualitarismos y tratamientos parejos: para que los eficaces y esforzados puedan medir fuerzas y salir del mismo saco en que coexisten con los mediocres y morosos. Sí, porque el país no puede continuar de remendón emergente de la economía, y debe desatar la productividad necesaria que dinamice las fuerzas productivas.
Por ajetreados que estemos en la reconstrucción, no pueden subestimarse las posibilidades estratégicas que se abren con la Resolución 9 del MTSS, para extender el pago por resultados en sus distintas variantes, incluido el destajo. Es el camino para fortalecer el valor del trabajo, tan lacerado en estos años de período especial, y tan retado por el «negoceo» y otras turbiedades de la subsistencia.
Por primera vez, la discusión y aprobación del Plan por los trabajadores, de cara al 2009, incluirá en cada entidad el análisis democrático de dichos sistemas de pago que nos alejen de la paralizante distribución igualitaria de los ingresos. Y es el propio MTSS quien conmina a las entidades a elaborar esos sistemas de pago de acuerdo con la naturaleza del trabajo en cada unidad, área y hasta puesto de trabajo, «sin formalismo ni superficialidades».
No es fortuita la breve cita textual de la carta del Ministro del Trabajo a los ministerios, demás organismos centrales y consejos de la administración. Esos dos estigmas —formalismo y superficialidad— asoman su cabezota de vez en cuando, y han minado la aplicación de más de una saludable idea.
Hasta entre las empresas en Perfeccionamiento Empresarial, la avanzadilla en el largo camino por hacer realidad la Ley de distribución socialista, hay quienes no aprovechan en toda su potencialidad esa herramienta a mano; ya sea por retrancas, resistencias, impericias o desajustes.
Una reciente verificación en 2 492 sistemas de pago por resultados de 679 empresas en Perfeccionamiento, realizada por el MTSS, arroja, entre las principales deficiencias, la falta de estudios de organización del trabajo previos en procesos y puestos clave, como premisa para la fructificación de estas modalidades de retribución.
También brillan por su ausencia los reglamentos de 204 sistemas de pago, y en otros no consta en actas que en los Consejos de Dirección de ciertas entidades se analice prioritariamente, al menos cada tres meses, la aplicación de ese principio. Se revelan también colectivos laborales, y sus organizaciones sindicales, con quienes no se realizó el análisis previo del sistema de pago aplicado.
Y el elemento más retardatario: hay empresas que, aferradas a indicadores muy generales en sus diseños de sistemas, engloban «facilistamente» a todos por una misma salida, y así desestimulan allí donde se es más productivo y eficaz. Se sacrifica a esos que podrían estar cobrando por indicadores directos de la producción y los servicios, como el mismísimo destajo, que desata a los más hábiles y laboriosos.
Si aun con todos los avances que ha traído el Perfeccionamiento Empresarial, subsisten en esas empresas muchas cautelas y poquedades; ello augura que la aplicación extendida del pago por resultados tendrá que librar muchos escollos mentales y burocráticos para avanzar.
Sin embargo, Cuba no tiene otra opción que el trabajo creador y motivante como fórmula salvadora, para cerrar los bolsones del parasitismo marginal y del ocio; así como pretende arrebatarle al marabú tanta tierra dormida. No es solo reconstruir ahora; sino construir, para siempre y con garantía, los cimientos de la nación. A prueba de todos los huracanes y cataclismos de la Historia.