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EE.UU: Cada día se suicidan 17 veteranos

Autor:

Juana Carrasco Martín

Senadores estadounidenses han acusado al Departamento de Asuntos de Veteranos (VA) de ocultar información sobre las tasas de suicidios entre los soldados que regresan de las guerras de Iraq y Afganistán y demandan que sea revocado el jefe de salud mental de esa entidad gubernamental.

La falta de credibilidad está sustentada en una cifra escalofriante: cada día se suicidan 17 veteranos bajo el cuidado de VA. De ahí que al conocer ese número, la senadora demócrata por el estado de Washington, Patty Murray, y el también demócrata por Hawai, Daniel Akaka, pidieran la dimisión del Dr. Ira Katz, subjefe para los servicios de cuidados de salud mental, porque «claramente conocía información y se la retenían al Congreso».

Todo se supo a través de una serie de correos electrónicos en que Katz reconocía la situación, y que salieron a la luz luego de pleito judicial. «Nuestros coordinadores de prevención del suicidio han identificado unos mil intentos de suicidio mensual entre los veteranos en nuestras instalaciones médicas», decía uno de los e-mail, aunque también planteaba que había que «liberar» esos números «antes de que alguien tropezara con ellos».

Sin embargo, altos funcionarios del Pentágono minimizan la situación, asegurando que los índices están por debajo de la media nacional. Cifras oficiales aseguran que en el año 2001 un total de 1 403 veteranos cometieron suicidio y en 2005 subió a 1 784; pero no ofrecen los datos recientes que pudieran o no revertir el criterio de que se está produciendo una «epidemia de suicidios», como mencionó uno de los legisladores.

Lo cierto es que un informe de la corporación Rand, dedicada a realizar investigaciones y estudios para el gobierno de Estados unidos, apuntó la pasada semana que hay 300 000 veteranos que padecen de desórdenes de estrés post-traumático o depresión severa, padecimientos psiquiátricos que pudieran llevar no solo al suicidio, sino también a conductas agresivas peligrosas y hasta el homicidio.

La senadora Murray tiene otros datos en su cartera, que superan en mucho lo reconocido por VA: 6 256 veteranos se suicidaron en 2005 CBS dio esa cifra en noviembre pasado, e incluso asegura que en los correos electrónicos de Katz se dan cifras «mucho más altas».

La indiferencia parece estar junto a las camas de estos hombres y mujeres que han visto o han ejecutado los horrores de la guerra de Bush, el hijo. El Dallas Morning News publicaba a mediados de abril una noticia insólita e indignante: El Centro Médico para Veteranos de esa ciudad texana oficialmente había cerrado su sala de psiquiatría luego de que un cuarto enfermo mental procedente de las filas militares se quitara la vida este año. ¿Y entonces, cómo queda el resto de los enfermos?

El sábado pasado, The Cullman Times, un periódico local de Alabama, reportaba otro suicidio, cometido seis semanas antes en Colorado. Una historia realmente trágica, pues Dorothy Screws presenció cómo su hijo, el soldado del ejército Tommie Edward Jones, de 27 años, se quitaba la vida delante de sus ojos. A la familia Screw el ejército le prometió asistencia para que enfrentara la pérdida. Pues no ha llegado aún y para la atribulada madre «el simple acto de vivir es un reto», decía la información; sin embargo, teme que otras nefastas situaciones puedan herir por igual a otras familias: «Yo no pude salvar a mi hijo... Quiero salvar a alguien», apuntaba entre lágrimas, y solo pide al gobierno que apruebe una ley que garantice que exista algún tipo de terapia psicológica para los que retornan a sus hogares luego de los intensos combates. «Mi cuerpo está aquí pero mi mente está en Iraq», le había dicho Tommie a Dorothy.

A despecho de estas desdichas y de que el 71 por ciento de los estadounidenses ya afirme que fue un error la guerra y quieren que las tropas regresen, Bush sigue manteniendo sus fuerzas en Iraq, en una expresión de la mayor locura.

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