Por sus hermanos negros abakuá muertos un poco después en su defensa, demostrando que las causas justas no entienden de castas, razas o grupos sociales. O por los maestros y oficiales españoles que alzaron la dignidad de su pueblo, que nada tiene que ver con intereses capitales imperialistas.
Porque su muerte es expresión del odio del colonialismo y el imperialismo, el desprecio de una raza que se piensa superior a otras, la esencia de tantos años de opresión. El mismo desprecio de hoy por un mestizo que bien representa los intereses de su nación, o el del periódico El País que ataca consternado ante los símbolos de los pueblos que despiertan. El mismo de Afganistán y Abu Ghraib.
Marchamos porque su muerte nos recuerda lo que, en definitiva, nos estamos jugando los cubanos. Cuán contradictoria puede ser nuestra sociedad, cuán difícil puede ser el camino, cuántas amarguras o asperezas puede llevar esta construcción colectiva y humana. Hoy aún queda por andar e ingeniar, rebasar la resistencia y mirar al frente, pero sobre nuestras banderas, sobre el derecho a hacer lo que nos da la gana con nuestro destino, sobre lo que ha conquistado este pueblo en 50 empecinados años por hacer la diferencia y el faro de los desposeídos.
Marchamos por cinco hermanos, víctimas de similar odio imperial, que precisamente hoy hace nueve años comenzaron a ser procesados en amañado juicio. Su ejemplo demuestra cuánto de héroe hay en cada joven cubano y espera porque podamos hacer de la heroicidad lo cotidiano. Si no, cómo podremos resistir y triunfar.
Marchamos porque también el 27 de noviembre de 1959 Fidel entregó las armas a los universitarios. Tan solo unas semanas antes él y Camilo habían convocado al pueblo a organizarse en Milicias. Apenas culminó la concentración, jóvenes de la FEU regresaron a la Colina. Alguien arrancó una hoja de libreta y nombre a nombre se llenó una lista. Surgieron las Brigadas Universitarias José Antonio Echeverría.
Marchamos por defender nuestras tradiciones, patrimonio invaluable de la FEU. Y nuestras tradiciones son recordar a los muertos, leer cada nombre suyo y gritar ¡Presente!, marchar cada 27 de noviembre, o con luces y antorchas cada 27 de enero para el menor homenaje al Apóstol, aspirar a que no haya universitario que no sienta que le tocan estos vívidos momentos para descender las mismas calles bañadas de sangre por nuestras reivindicaciones de hoy.
Todos los símbolos se reúnen el 27 de noviembre, y los cubanos hemos de bien preservar nuestros símbolos si no queremos quedar absorbidos por la industria de la bobería y el entretenimiento vulgar, tan eficiente en los tiempos de la decadencia del capital. Con ingenio y creatividad, sin inventos mediocres, nuestros mártires, nuestras tradiciones, nuestras imágenes todas han de juntarse como salvadores paradigmas de las nuevas generaciones. Por eso ondean hoy 138 banderas cubanas en el Monte que crece ante la Oficina yanqui.
Marchamos porque cumple la FEU 85 en uno de los momentos más altos de la Patria. Muchos apuestan a que la claudicación de los jóvenes será cuestión de tiempo. Estamos urgidos, pero no vencidos. Los nuestros no serán los meses finales del 98 cuando acabó la guerra y entregamos 30 años de lucha de todo un pueblo, o los de la Europa del Este que entregó serena la polaridad del mundo. La historia nos ha enseñado demasiado, y aun por empecinamiento, no nos dejaremos vencer y no renunciaremos a avanzar.
Cuando se nos acabe esta calle, cada uno de nosotros tomará una flor roja en sus manos, y en una construcción colectiva haremos un gran triángulo. Esa es nuestra ofrenda y homenaje, un rojo muy fuerte para que no haya dudas de nuestro camino y nuestros sin límites a la entrega.
La tarea de los revolucionarios está en el bregar diario, fuera de innecesarios discursos, parlamentos o tribunas. Pero hay días necesarios para juntar las voces y exteriorizar sentimientos y apuestas. Hoy, frente a nuestros muertos, esta marcha marcará uno de esos días. Parafraseando al coronel mambí Juan Delgado cuando se disponía a rescatar los restos inmortales de Maceo: todo el que se sienta cubano que siga la marcha, todo el que sienta que tiene una mínima razón para dejar sus restos en esta tierra, que siga la marcha, todo el que sienta que nos debemos a las causas justas de la Humanidad, que siga la marcha y suene su voz a todos los vientos.
¡Viva el Socialismo!
*Palabras pronunciadas por el Presidente de la FEU al inicio de la marcha estudiantil en ocasión del 27 de noviembre.