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Israel convierte en trampas mortales los centros de ayuda patrocinados por EE. UU

A los diarios bombardeos aéreos indiscriminados se suman ahora los tiroteos de las tropas de ocupación en torno a los centros de distribución de alimentos

Autor:

Leonel Nodal

La crisis humanitaria, la hambruna y los asesinatos masivos se multiplican en Gaza. Las matanzas de civiles, sobre todo mujeres y niños reflejan la impotencia del bien armado aparato militar del régimen colonizador sionista para eliminar a la Resistencia Palestina.

A pesar de su evidente desventaja militar, la prensa israelí destacó este domingo que Hamás eliminó a 20 soldados sionista en los últimos 20 días.

El episodio más reciente de esas mortales escaramuzas, que desgastan y desmoralizan a los ocupantes, ocurrió cuando un soldado resultó gravemente herido tras ser atacado por un francotirador en el barrio de Sheja'iya, al este de Gaza. Un helicóptero militar lo condujo a un hospital en Jerusalén, lo que atrajo de inmediato la atención de los medios informativos israelíes.

A los diarios bombardeos aéreos indiscriminados se suman ahora los tiroteos de las tropas de ocupación en torno a los centros de distribución de alimentos administrados por Estados Unidos e Israel mediante una empresa de oscura y dudosa reputación, dirigida primero por un ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y ahora por un pastor evangélico sionista.

Una fuente médica en Gaza informó el domingo que al menos diez palestinos murieron y otros 70 resultaron heridos por las fuerzas de ocupación israelíes cerca de un centro de distribución de ayuda estadounidense al oeste de Rafah, en el sur de Gaza.

Al final de la jornada, el Ministerio de Salud de Gaza informó de la muerte de 108 personas y 393 heridas por fuego de la ocupación israelí en las últimas 24 horas.

Esto elevó el número total de víctimas de la continua agresión israelí contra la Franja de Gaza desde el 7 de octubre de 2023 a 54 927 mártires y 126 615 heridos, a los que se suman más de 14 000 desaparecidos, que se estiman enterrados bajo los escombros.

Una declaración de Hamás destacó que la Resistencia libra una guerra de desgaste, en respuesta al genocidio contra civiles, sorprendiendo a Israel a diario con tácticas renovadas.

La proclama añadió que la escalada militar de la ocupación agrava sus pérdidas y empuja a sus prisioneros a lo desconocido, enfatizando que no hay solución salvo mediante un acuerdo integral, que el primer ministro Benjamín Netanyahu rechaza.

Lo mismo piensa una fracción mayoritaria de la población de la entidad sionista, en especial el movimiento de apoyo a los familiares de medio centenar de cautivos en poder de la Resistencia, entre ellos más de 20 vivos. Manifestaciones masivas se registraron en varias ciudades israelíes reclamando al gobierno un acuerdo de cese del fuego e intercambio de todos los prisioneros.

El medio informativo israelí Walla informó que el 61 por ciento de los israelíes apoyan un acuerdo para la liberación de todos los detenidos en Gaza de una sola vez, a cambio de poner fin a la guerra y retirarse de la Franja.

Sin embargo, en la más reciente muestra de desesperación, ante su fracaso recurrente, el gobierno de la coalición de extrema derecha encabezado por Benjamín Netanyahu, atado al apoyo de partidos de ultraortodoxos del Sionismo Religioso que preconizan la expulsión o exterminio de la población árabe palestina, decidió armar bandas criminales en Gaza para emplearlas contra Hamás. Netanyahu, admitió que apoyó a las milicias basándose en una recomendación de las autoridades de seguridad.

El ejército de ocupación reforzó a esta banda con armas y uniformes.

Se adoptó ropa especial para distinguirlos de los demás palestinos, garantizando así su seguridad frente al ejército desplegado en las zonas orientales de la Franja de Gaza. Algunos fueron vistos al este de Rafah.

Fuentes de seguridad de la resistencia palestina revelaron que han incluido en su lista de buscados al líder de la banda, Yasser Abu Shabab, que colabora con la ocupación y se esconde en zonas donde está presente el ejército israelí.

La decisión del gobierno de Netantyahu de acoger como aliados contra Hamás a pandillas que hasta hace poco eran señaladas como asaltantes de los camiones de ayuda humanitaria parece condenada al fracaso.

En uno de sus editoriales más recientes, el influyente diario israelí Haaretz advirtió que «en lugar de un debate serio sobre la reconstrucción y el futuro del enclave, Netanyahu promueve una visión mesiánica que incluye crímenes de lesa humanidad como la limpieza étnica y el traslado de población. Es un plan que hundirá a las Fuerzas de Defensa de Israel en las arenas movedizas de Gaza, pondrá en riesgo la vida de soldados y rehenes, perpetrará crímenes de guerra contra la población civil de Gaza, conducirá al aislamiento diplomático y perjudicará la economía».

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