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Netanyahu intenta revertir fracasos

El último sábado de febrero terminó la primera parte del Acuerdo, que estableció tres etapas hasta alcanzar el cese definitivo de la guerra y el inicio de la reconstrucción de la devastada Franja de Gaza

Autor:

Leonel Nodal

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu respiró aliviado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su presumible apoyo sin límites. Sin embargo, desde entonces, en su entorno político todo pinta gris con pespuntes negros, a pesar de seguir contando con la ayuda militar de Washington.

En realidad, la exigencia de Trump de detener la guerra en Gaza antes de asumir la presidencia el 20 de enero y abrir un proceso de rescate de israelíes capturados por Hamás —algunos con ciudadanía estadounidense— a cambio de liberar cientos de presos palestinos, muchos de ellos encarcelados durante 20 años o más, no le cayó nada bien a Netanyahu.

Al contrario, sacó a flote su indolencia ante el sufrimiento de los familiares y gran parte de su propia opinión pública, que exigió por más de un año preservar sus vidas, mediante la negociación.

El último sábado de febrero terminó la primera parte del Acuerdo, que estableció tres etapas hasta alcanzar el cese definitivo de la guerra y el inicio de la reconstrucción de la devastada Franja de Gaza.

Mientras goza de la anuencia de la administración Trump, que acaba de aprobar la entrega de armamento por valor de 4 000 millones de dólares, Netanyahu busca alcanzar sus objetivos bélicos clave: destruir a Hamás y traer de regreso a todos los rehenes restantes.

Hasta hoy, el Jefe del Gobierno sionista de ultraderecha no ha logrado alcanzar ninguno de esos resultados ni otras metas que extendieron el conflicto. El programa nuclear de Irán sigue su curso. Las relaciones con Arabia Saudita parecen cada vez más improbables en el corto plazo. Hamás mantiene el control en Gaza, incluso con reforzada autoridad. Y muy importante, conserva en su poder 59 prisioneros israelíes a la espera de las próximas fases de intercambio previstas en los acuerdos sellados a principios de año.

Una vez más, Netanyahu incumple ahora con lo pactado y pretende una extensión de la primera fase por otras seis semanas, con la mente puesta en obtener la devolución de los cautivos y reanudar la guerra cuando lo estime conveniente.

El régimen de ocupación no descarta la posibilidad de cortar el suministro eléctrico de Gaza para presionar a Hamás a que haga concesiones en las negociaciones de alto el fuego, según dijo un portavoz del Primer Ministro.

Israel está dando a los mediadores y a Hamás unos días más para llegar a un acuerdo antes de decidir si vuelve a combatir en Gaza, dijo el portavoz del primer ministro Netanyahu, Omer Dostri, a la Radio del Ejército israelí.

Por su parte, Sami Abu Zahri, un alto funcionario de Hamás, rechazó los llamamientos para que el grupo se desarme cuando dijo a Reuters que «el arma de la resistencia es una línea roja y no es negociable».

El mayor adversario de Netanyahu a sus planes guerreros lo forma el cada vez más influyente contingente de familiares de los rehenes en poder de Hamás y la mayoría que repudia sus proyectos para librarse del escarnio público. La familia del soldado israelí y rehén Matan Angrest compartió una foto de él en cautiverio.

Hagai Angrest, el padre de Matan, dijo a la emisora pública israelí que las imágenes pueden ser perturbadoras y que la familia las hizo públicas para presionar al primer ministro Netanyahu a que garantice que el acuerdo de rehenes continúe. «¿Por qué [Netanyahu] no se reúne con nosotros? Nuestra solicitud del año pasado, como padres de un soldado, sigue en pie».

Einav Zangauker, cuyo hijo está detenido en Gaza, convocó a los manifestantes a realizar una sentada el sábado entrante frente a la sede del Ministerio de Defensa en Tel Aviv, el lugar desde donde «Netanyahu gestionará la reanudación de la guerra». Zangauker añadió que «todo lo que temíamos y advertíamos está sucediendo. Netanyahu está violando el acuerdo y nos está arrastrando de nuevo a la guerra. El ejército ya se está preparando. No debemos permitir que esto suceda. La realidad ha demostrado que la guerra no devuelve a los rehenes, los mata», dijo.

Entretanto, el plan de reconstrucción de Egipto para Gaza, presentado este martes en una cumbre árabe extraordinaria, estima un costo de 53 000 millones de dólares y su ejecución tomaría aproximadamente cinco años, según un documento difundido por Reuters.

Mientras, el lado más oscuro de la desastrosa política de Netanyahu y su comparsa de ultraderecha anexionista va emergiendo de los informes del ejército y los organismos de inteligencia a 515 días del asalto de Hamás a las instalaciones militares y colonias sionistas.

El Shin Bet (inteligencia militar de Israel) publicó las conclusiones de su investigación sobre la respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre.

Al respecto, el analista militar del diario Haaretz, Amos Haarel, escribió: «Se han publicado las investigaciones sobre los combates en el kibutz Kfar Azza y la base militar de Nahal Oz. En los próximos días, se espera que el ejército publique sus conclusiones sobre los kibutz Nir Oz, Nahal Oz y Netiv Ha’asara. Si pensábamos que lo habíamos visto y oído todo, esta nueva masa de detalles es a la vez instructiva y exasperante. También pinta el mayor desastre en la historia del país en términos aún más graves».

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