Miajul, de 12 años, clasifica los desechos plásticos peligrosos en Dhaka, Bangladesh, para mantener a su familia durante la pandemia. Autor: Unicef Publicado: 28/12/2020 | 11:45 pm
GINEBRA, diciembre 28.— El año 2020 cerrará con la ratificación unánime del Convenio 182 sobre las peores formas de trabajo infantil, equivalente a que hoy todos los menores disponen de protección jurídica contra ese flagelo.
La aceptación de los 187 miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por primera vez en la historia de esta institución, llega en un momento oportuno, ya que Naciones Unidas declaró 2021 como el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil, reportó PL.
Datos oficiales de la ONU apuntan a que el trabajo infantil disminuyó de 246 millones de niños en 2016 a 152 millones en 2020, cifra que sigue siendo muy elevada, sobre todo porque la mitad de estos infantes realiza trabajos peligrosos, definidos como de las peores formas de empleo.
En la actualidad la pandemia de la COVID-19 amenaza con paralizar o incluso revertir los progresos de los últimos 20 años, por lo que la OIT consideró que una generación de niños está en riesgo.
Al respecto estimó que el momento es crítico y deben redoblarse los esfuerzos para poner fin a esa explotación en todas sus formas de aquí a 2025, por lo que las decisiones políticas son importantes, tanto para salvaguardar a los niños durante esta crisis como para lograr mejoras duraderas en su situación.
«El acceso universal a la educación gratuita, los sistemas de protección de la infancia, el trabajo decente para los padres y los jóvenes en edad de trabajar son elementos fundamentales para incrementar la resiliencia frente a crisis futuras», afirmó la OIT.
La ratificación universal obtenida del Convenio 182 demuestra que existe un consenso mundial de que las peores formas de trabajo infantil no tienen cabida en la sociedad actual, subrayó Vera Paquete-Perdigao, directora del Departamento de Gobernanza y Tripartismo de la OIT.
En su opinión ese documento llenó un gran vacío en el escenario jurídico internacional para proteger los derechos de los menores, aunque no significa que el problema ha sido resuelto, porque es necesario que se aplique en todas sus partes.
Las peores formas de trabajo infantil exponen a los infantes al riesgo físico y a un trauma sicológico profundo que puede afectarlos de por vida, e incluyen la esclavitud y las prácticas análogas: la prostitución y la pornografía infantil, las actividades ilícitas, como el tráfico de drogas, y los empleos que dañan su salud, seguridad o moral.