Varios estados norteamericanos, como California o Nueva York, han declararon cuarentenas. Autor: Tomado de Internet Publicado: 25/03/2020 | 06:15 pm
Estados Unidos es ahora el tercer país con mayor número de infectados por el coronavirus Sars-Cov-2 en el orbe. Desplazó en la preocupante estadística a España, aunque la nación ibérica lo supera en fallecidos.
Para este martes, ya existían 42 032 infectados y 508 decesos en el país norteamericano, lo que hace sonar las alarmas sobre las medidas tomadas por el Gobierno de Donald Trump.
Según reseñan medios de prensa, alrededor de 15 estados, como California o Nueva York, han decidido actuar por su cuenta y declararon cuarentenas o el cierre de escuelas y colegios, pero en otros la vida sigue «normalmente».
Hasta el momento, el presidente Trump aplicó a nivel nacional medidas de aislamiento el pasado 16 de marzo que tienen vigencia por 15 días, en las que prohíbe reuniones de más de diez personas, recomienda el teletrabajo y pide que los ciudadanos no salgan a la calle para gestiones innecesarias.
Ciudad de Nueva York en cuarentena.
Gobernadores y la población han solicitado endurecer las medidas para evitar aglomeraciones y riesgos (varias fotos circularon en las redes de ciudadanos paseando por las playas de Florida o viendo el florecer de los cerezos en los parques de Washington, dos estados con cifras nada despreciables de contagiados), a los que el mandatario de la Casa Blanca respondió con un tuit: «No podemos permitir que el remedio sea peor que el problema en sí mismo. ¡Al final del periodo de 15 días, tomaremos una decisión sobre el camino que queremos seguir!».
Al parecer, Trump considera las medidas demasiado restrictivas y su impacto económico, excesivo. «Podemos hacer dos cosas a la vez», responder a la crisis sanitaria y mantener la economía abierta, defendió en su rueda de prensa diaria sobre la situación de la pandemia, comenta el diario La Vanguardia. Muy pronto, aseguró, pondremos una fecha de vuelta a la normalidad y será mucho antes de los tres o cuatro meses que dicen algunos. Supuso que serán a lo sumo unas pocas semanas, «porque EE.UU. es un país destinado a estar abierto», explicó.
Otras posturas similares se divulgan desde la Casa Blanca, donde se habla de levantar las restricciones en determinadas zonas geográficas y grupos de edad. La doctora Deborah Birx, que coordina el grupo de trabajo del coronavirus en la mansión ejecutiva, cree que es posible aprender a prever cómo va a evolucionar el brote y entender quién tiene más riesgo y cómo protegerles.
Otro tanto refiere el vicepresidente Mike Pence, quien a pesar de las experiencias de otros países, donde el brote del coronavirus surgió antes, defendió el lunes que las personas que hayan estado en contacto con algún enfermo «pueden volver a trabajar de inmediato» mientras lleven «mascarilla y guantes».
Paralelamente, crecen las presiones para el Presidente use la Ley de Producción de Defensa para obligar a las empresas estadounidenses a fabricar de inmediato el material médico que escasea en el país como mascarillas, guantes y respiradores, una medida que recuerda en cierto sentido la impulsada hace jornadas por el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, cuando debió intervenir en los hospitales privados para garantizar los servicios de salud en ellos a una parte de la población sin fuentes de ingresos suficientes para costeárselos.
Pero Trump se niega. «En nuestro país no se nacionaliza empresas, eso, en Venezuela», afirmó tergiversando el alcance de la ley y aprovechando las circunstancias para arremeter contra la nación bolivariana a la que mantiene cruelmente sancionada con medidas rigurosas para asfixiar la economía, con el propósito de derrocar el gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro.
«Hemos aprendido mucho de cómo funciona el virus», insistió Trump y volvió a comparar el coronavirus con la gripe común y los accidentes de tráfico, «no porque ocurran decimos a la gente que no conduzca». Un comentario y una actuación a todas luces irresponsable para quien gobierna un país con 320 millones de habitantes.
Entretanto, varias empresas han cerrados sus puertas, miles de personas han sido despedidas y están desempleadas, las bolsas de valores caen desde hace tres semanas sin descanso. Un duro golpe para Trump, quien se vanagloriaba del buen estado de salud de la economía de su país a unos meses de las elecciones generales. ¿Sera esa su verdadera gran preocupación?
Mientras, el lunes, el primer ministro británico, Boris Jhonson, impuso el confinamiento domiciliario en el Reino Unido para frenar el virus.
De esa manera, solo se podrá abandonar los hogares para comprar suministros básicos, atender necesidades médica, acudir al trabajo aquellos que no puedan hacerlo desde casa y realizar una vez al día algún tipo de ejercicio. Esta última medida es la única excepción que el Gobierno británico confiere a sus pobladores, si se compara con la de otros países europeos, un continente que constituye hoy el foco de la pandemia, según advirtió la Organización Mundial de la Salud.
Los británicos han empezado este martes sus tres semanas de aislamiento por el coronavirus. Foto: EFE
Además, toda concentración en espacio público de más de dos personas queda prohibida. «Les puedo asegurar que mantendremos estas medidas bajo constante revisión. Volveremos a considerarlas dentro de tres semanas y las relajaremos si la evidencia científica nos muestra que podemos hacerlos», refirió Johnson en un mensaje televisado.
Hasta el 3 de abril es el plazo inicial concedido por Giuseppe Conte para las medidas de aislamiento en toda Italia, el país con mayor número de decesos del mundo.
En el epicentro italiano de la enfermedad, la región de Lombardía —donde ya colabora una brigada de 52 médicos y enfermeros cubanos con amplia experiencia en enfermedades contagiosas—, se solicitó el regreso de personal sanitario retirado, pues no daban abasto los trabajadores de hospitales y otros centros médicos.
Corea del Sur, otro de los países que un inicio fuera de los más alto índice de contagio, se mantiene haciendo pruebas a todo el que presenta los más mínimos síntomas, refiere BBC, y se estima que ello ha logrado controlar el proceso de propagación de la Covid-19.
En América Latina, Argentina, por ejemplo, el primer país de la región en registrar muertes por el Covid-19 el pasado 7 de marzo, el presidente Alberto Fernández pidió, una semana más tarde del suceso, que los pobladores se quedaran en sus casas hasta el 31 de marzo. El 20 de marzo la cuarentena se volvió obligatoria, con penas para quienes no la cumplan.
Esta medida se suma a la suspensión de las clases en todos los niveles educativos del país, el cierre de fronteras y la suspensión de vuelos por 30 días provenientes de Europa, EE.UU., Corea del Sur, Japón, China e Irán.
Además, se autorizó una licencia excepcional para los trabajadores públicos y privados que volvieran de zonas infectadas con el nuevo coronavirus para que se aíslen en sus casas por 14 días. Y se dio licencia especial a los mayores de 60 años y personas con problemas de salud preexistentes.