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El primer pupitre en otras tierras

Curiosas costumbres en el día del debut escolar en varios países, cuyas tradiciones, costumbres, educación e idiosincrasia son diferentes

Autor:

Luis Hernández Serrano

El primer día de clases —sobre todo para los niños que debutan como alumnos— es siempre un verdadero acontecimiento. Para los cubanos —que este año suman una cifra de alrededor de dos millones de estudiantes de la enseñanza general y universitaria— este día es una fiesta grande, que comienzan a vivir de la mano de sus padres y en la que conocen a nuevos amiguitos con quienes departirán durante una buena parte de su camino futuro.

Pero no sucede lo mismo en otras naciones, pues tampoco son las mismas las tradiciones, las costumbres, la educación y la idiosincrasia en otras geografías y pueblos. Para dar una idea somera de esa realidad, es que les contamos cómo comienza un curso escolar en algunas otras latitudes.

En Gran Bretaña, Noruega, Finlandia y Francia —por ejemplo— se celebra también el primer día de clases en todas las escuelas, precisamente el 2 de septiembre, aunque no es exactamente así en los otros países que hemos incluido en estas líneas.

En Alemania la educación puede comenzar en julio o en septiembre, y el suceso educativo es llamado el schultüte (cucurucho escolar). Se trata de un cono de cartón con forma de cucurucho, en cuyo interior hay regalos para niños. Además de los niños, asisten familiares y padrinos, quienes participan en una excursión para conocer las diferentes áreas de la escuela, porque las clases como tales comienzan realmente al otro día.

Bulgaria abre sus aulas el 15 de septiembre, y en estas entran los niños a los siete años, pero —a solicitud de los padres— pueden asistir a los seis. La fiesta comienza con el izamiento de la bandera, y el lanzamiento al aire de palomas y globos, que aluden al deseo de que alcancen en sus vidas una gran altura sentimental, moral y cultural.

Por Japón el primer día de entrada a la escuela es considerado parte primordial de la transición de un tiempo feliz y despreocupado, a una etapa más seria y responsable de la existencia. Allí comienzan el año escolar el 1ro. de abril, cuando aparece la primavera y la naturaleza «despierta» de su sueño.

Los niños entran a los planteles escolares con una sensación individual de renovación, y ello coincide con el florecimiento de los cerezos. Los niños son retratados bajo las flores de esos hermosos árboles y, de inmediato, junto a sus padres, participan en una tradicional ceremonia de ingreso denominada Nyugakúshiki, en la que alumnos mayores aplauden a los nuevos.

En la República Checa los muchachitos novatos reciben sus primeros pupitres a los seis años, y se sientan en ellos para escuchar la clase el primer día laboral de septiembre, que dura solamente una hora, con el detalle curioso de estar acompañados por sus padres, quienes así recuerdan su inolvidable bautismo escolar.

A ese debut educacional de los más pequeños de la familia en Rusia se le llama El día del conocimiento y es el 1ro. de septiembre. En tiempos de Pedro I —uno de los gobernadores más destacados del Imperio Ruso— las clases podían empezar en agosto, septiembre u octubre. Hasta 1935 no existía una fecha o día inicial de estudios.

Sin embargo, en general los niños entre ocho y diez años eran admitidos oficialmente en las escuelas, en el otoño. Desde 1984 el primer día de clases es una celebración, y la clase inaugural de todos los maestros es sobre la paz. Esa mañana un niño de un grado más avanzado da distintas vueltas en un círculo, con una pequeña de primer grado en los hombros, que sujeta y tañe a su modo una alegre campana.

En la India —la tierra del escritor Rabindranath Tagore— los debutantes en los pupitres deben tener seis años y la ceremonia inicial recibe un nombre difícil de escribir y de pronunciar: Pravesonolsavam. La educación es solo de abril a marzo o de junio a mayo, porque una gran parte de los pequeños se ven inclinados a trabajar para asegurar su alimentación, y para eso sacrifican su educación básica.

El comienzo de las clases en Israel es el 1ro. de septiembre; pero ocurre en este caso que nuestra reseña tiene sus inevitables paradojas. Suenan tambores dobles, cubren con miel el pizarrón que inocentes niños deben lamer como símbolo —dicen— del conocimiento del Torá (texto que contiene la ley y el patrimonio identitario del pueblo judío), pero nada comentan de que el ejército del país, por orden de sus gobernantes, mata con frecuencia a decenas de niños palestinos no menos inocentes.

 Fuente: Archivo personal del autor y Wikipedia.

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