CARACAS, Venezuela.— Los postulados de la Reforma de Córdoba —la cual se expandió más allá de las fronteras de esa provincia argentina—, siguen en el reclamo y anhelo de buena parte de los estudiantes de América Latina y el Caribe: autonomía, gratuidad y democratización de la enseñanza, así como una escuela formadora de seres humanos que analicen, piensen, contribuyan y transformen.
A 100 años de tan noble y valiosa iniciativa, los delegados al 18vo. Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes (CLAE) revivieron este miércoles sus conceptos en una conferencia magistral, que tuvo como panelistas a Hugbel Roa, ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria; Cesar Trómpiz, rector de la Universidad Bolivariana de Venezuela, y la cubana Deysi Fraga, directora de Formación de Profesionales de Ministerio de Educación Superior.
Cada uno de los ponentes desde sus experiencias se pronunció por lograr una universidad que se vincule más con la sociedad, por perfilar los conocimientos de los egresados, así como por trabajar para interiorizar la necesidad de una educación que esté al servicio de los pueblos y de la integración de la Patria Grande.
Un dato gratificante se escuchó en este intercambio: ha existido un incremento de un cinco por ciento de la matrícula universitaria respecto al año anterior y se sigue trabajando por lograr una educación del más alto nivel. De Venezuela también es noticia que durante los gobiernos de Chávez y Maduro, se han fundado 44 universidades en el país y la revolución ha incrementado la inversión en educación.
Podemos proclamar, con legítimo orgullo revolucionario, expresó Deysi Fraga, que en Cuba la universidad es un bien público social, un derecho de todos, sin discriminación de ninguna índole, totalmente gratuita y de calidad. Y dijo más: contamos con una universidad científica, tecnológica y humanista que forma profesionales competentes comprometidos con su Revolución.
Los participantes, en sus intervenciones, se refirieron a temas relacionados con el financiamiento de la enseñanza, y a esta como instrumento para fortalecer la identidad latinoamericana, el bienestar estudiantil para garantizar la permanencia y la movilidad académica. Aseguraron, como la Reforma de Córdoba, que «los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan».