BAGDAD, enero 11.— Partidarios y opositores del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, salieron a las calles de esta capital y de varias ciudades en la escalada de un conflicto que cada vez más adquiere tintes confesionales, dijo PL.
Los detractores del jefe de Gobierno, al que acusan de autoritarismo, se concentraron en los distritos capitalinos de Adhamiyay y Ghazalkyah, en los que residen miembros de la comunidad musulmana sunita, en protestas en las cuales reiteraron sus acusaciones de que están siendo marginados de la vida política.
Las marchas son una continuación de los disturbios que comenzaron tres semanas atrás en la ciudad occidental de Ramadi tras el arresto de 120 guardaespaldas del ministro de Finanzas, Rafa el Essawi.
Nueve de esos escoltas permanecen detenidos acusados de ejecutar actos terroristas contra miembros de la mayoritaria comunidad chiíta, a la que pertenece Al Maliki.
En el sur del país, en particular en la provincia de Basra, miles de personas organizaron manifestaciones de apoyo al Primer Ministro, al que instaron a resistir las presiones y a reformar las leyes antiterroristas para hacer más severos los castigos.
Durante el recién terminado 2012, más de 1 200 personas murieron y un número dos veces superior resultaron heridas por una ola de atentados dinamiteros y ataques con obuses, en su mayoría contra áreas en las cuales residen musulmanes chiítas.
Horas atrás, 11 personas murieron y 17 resultaron heridas en un doble atentado con autos cargados de explosivos en una estación de ómnibus del barrio de Hurriyah, en la cual estaban concentrados peregrinos chiítas que volvían de la ciudad de Kerbala, acorde con partes oficiales, agregó PL.
Las protestas callejeras, de las cuales la Policía se ha mantenido alejada, ocurren en vísperas de las elecciones provinciales y se reeditaron en las ciudades de Tikrit, Mosul y Kirkuk.
En tanto, siguen bloqueadas en la provincia de Anbar dos estratégicas carreteras que unen a este país con Siria y Jordania, a pesar de advertencias de Al Maliki en el sentido de que podría acudir a la fuerza para reabrirlas.