MANAGUA, noviembre 4.— Con una intención de voto del 59,6 por ciento, el presidente Daniel Ortega aparece como el virtual ganador en las elecciones nacionales de este domingo en Nicaragua, lo que le permitiría gobernar por otros cinco años.
Según la más reciente encuesta de la Consultora Siglo Nuevo, el mandatario aventaja en 44,6 puntos porcentuales a su más cercano contrincante, Fabio Gadea, de la coalición encabezada por el Partido Liberal Independiente.
Pronósticos de empresas foráneas, entre ellas CID Gallup, también ofrecen amplias posibilidades de éxito al gobernante, quien aspira a la reelección como candidato de la alianza Unida, Nicaragua Triunfa, liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Daniel Ortega Saavedra (La Libertad, 11 de noviembre de 1945) ejerció su primer mandato al frente del Ejecutivo nicaragüense de 1985 a 1990, cuando perdió las elecciones ante Violeta Barrios, por la Unión Nacional Opositora.
Luego de tres sucesivas administraciones neoliberales, el dirigente sandinista retornó a la Presidencia el 10 de enero de 2007, al vencer en los sufragios nacionales celebrados el 5 de noviembre de 2006.
Considerado uno de los líderes más importantes del FSLN, formó parte del directorio del Frente durante la lucha contra la dictadura somocista, que desembocó en el triunfo de la revolución popular el 19 julio de 1979.
Para los presentes sufragios, lleva como compañero de fórmula al general en retiro Omar Halleslevens, quien durante años comandó el Ejército Nacional y al concluir su servicio militar en febrero de 2010, diagnósticos de opinión pública le otorgaron un 76,5 por ciento de simpatía popular.
La actual postulación de Ortega fue decidida en febrero de 2011 por más de mil delegados al IV Congreso Extraordinario del FSLN, a partir de la propuesta formulada por el Comandante de la Revolución Tomás Borge.
A partir de entonces, la candidatura de Ortega resultó blanco de los opositores, con el argumento de que el artículo 147 de la Constitución, modificado por la Asamblea Nacional en 1995, prohíbe de manera expresa la reelección continua.
Con tales señalamientos, los adversarios del sandinismo desconocen que, en octubre de 2009, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) admitió un recurso de amparo contra la reforma constitucional de 1995, presentado por Ortega y que incluyó el reclamo de numerosos alcaldes, postulados por el FSLN.
La Sala dictaminó que la prohibición introducida por el Parlamento era violatoria de los derechos humanos y constitucionales de estos reclamantes con aspiraciones a la reelección, teniendo en cuenta la igualdad para todos los nicaragüenses reconocida por el artículo 48 de la Carta Magna.
El dictamen declaró inaplicable, para Ortega y los alcaldes incluidos en el recurso, el artículo 147, que prohíbe a los presidentes, vicepresidentes, alcaldes y vicealcaldes postularse para el mismo cargo en forma consecutiva.
Posteriormente, en 2010, la Corte en pleno ratificó el fallo de la Sala Constitucional, lo cual otorgó total respaldo jurídico a la posible postulación de Ortega.
El magistrado Francisco Rosales, presidente de la Sala Constitucional de la CSJ, indicó que la candidatura del mandatario tiene sustento legal, en base a la sentencia de octubre de 2009, ratificada al año siguiente en Corte Plena.
Sobre el asunto, el jurista y diputado Edwin Castro señaló que las resoluciones de la CSJ tomaron como precedente decisiones similares adoptadas en Colombia y Costa Rica, para permitir la reelección de los presidentes Álvaro Uribe y Oscar Arias, respectivamente.
Para Tomás Borge, la revolución es fuente de derecho y ese principio se expresó cuando miles de sandinistas decidieron nominar nuevamente a Ortega.
Otra reciente encuesta, realizada por la firma M&R Consultores, reveló que el 88,5 por ciento de los consultados a escala nacional considera al Presidente como el candidato con mayores probabilidades de ganar este 6 de noviembre.
El 63,2 por ciento de los dispuestos a respaldar al gobernante en las urnas opinó que merece ser reelecto por «su buena gestión».