El pueblo hondureño continúa protestando por el golpe de Estado perpetrado en ese país el 28 de junio Autor: AP Publicado: 21/09/2017 | 04:51 pm
Ellos han asumido la responsabilidad del «no pasarán» que proteja a América Latina, cuando no pocos ven en los sucesos de Honduras el anuncio o, peor aún, el comienzo de la vuelta de tuerca que quisieran la derecha y las oligarquías, alentadas por los sectores duros de Estados Unidos. Dejar pasar a los gorilas impunes sería alentar que esas fuerzas repiquen el golpe, en una contraofensiva que bien podría ensañarse contra Bolivia, acosada por el separatismo anti-refundación; Ecuador, donde avanza la Revolución Ciudadana; Nicaragua, vestida otra vez de rojo y negro… Contra la Venezuela que jalona la integración
Con su presencia ininterrumpida y diaria en las calles, el pueblo de Honduras sigue enfrentando ese reto, dos meses después de la asonada que depuso a Manuel Zelaya.
Sesenta días de desacato los han forjado como un solo sujeto, y han sido suficientes para que el mundo viera los retruécanos de esto que algunos han llamado «golpe de nuevo tipo»: la falsa «deposición constitucional» aludida adentro para detener el proceso de participación popular que Zelaya quería dejar enrumbado; las manos peludas de halcones como John Negroponte y Otto Reich abriendo los candados que liberaron a los gorilas, auspiciaron el regreso de viejos represores y hasta la visita de connotados terroristas miamenses. Desde luego, lo que mantiene «vivos» a los usurpadores es la benevolencia de quienes se niegan a cortarles el aliento, tal vez para que el «caso Honduras» sirva de «escarmiento» a otros. Poco más quedaría por ver si los mismos golpistas han reconocido que en Estados Unidos está su principal sostén financiero.
En ese contexto, los intentos de un regreso «ordenado» de Zelaya han sido infructuosos, y se han cumplido las previsiones de quienes alertaron que un retorno negociado a la constitucionalidad, solo aferraría más al poder a quienes lo robaron.
Nacido al calor de esta batalla, el Frente Nacional contra el Golpe sigue reclamando el retorno del mandatario y asegura que se mantendrá en la calle, regrese o no Zelaya.
Tras su voz se escuchan los insistentes bocinazos de autos y camiones en caravana, que ha sido la modalidad más reciente y novedosa de protesta. No hace falta verlo: como cada día desde hace dos meses, Juan Barahona está, junto a otros compañeros, liderando las movilizaciones.
Apenas un desconocido hasta el bochornoso 28 de junio en que el Presidente de Honduras fue secuestrado a punta de fusiles, Barahona se ha convertido en una de las voces de ese movimiento popular que mantiene a Honduras irredenta. Tiene razón para el orgullo cuando apunta que la de ellos es «una lucha inédita».
«Sesenta días con el pueblo en las calles de todo el país: en las comunidades, municipios, cabeceras departamentales; en las ciudades más grandes y en la capital. ¡Sesenta días en contra del golpe de Estado!», apunta.
El sonido a través del hilo telefónico advierte que atiende la llamada en medio de alguna carretera o avenida. Por momentos su voz es matizada por silbatos, la proclamación de consignas o una lejana música. Envía un saludo a Cuba.
«Nos hemos fortalecido y crecido inmensamente»
—¿Cuántas organizaciones sociales y populares están reunidas ya en el Frente?
—Mire, compañera: desde la más pequeña hasta la más grande, están las de todos los sectores. Por eso decimos que hemos logrado una estructura nacional. En estos 60 días hemos ido organizando el Frente en barrios, colonias y en los departamentos. Pero lo importante es también la unidad que mantenemos en todo el país; eso es lo más importante para nosotros.
«...la Asamblea Constituyente es un derecho que hemos ganado»
—Ya son un sujeto social. ¿Han pensado convertirse en un sujeto político?
—Nuestra lucha ahora es por la restitución en el poder del presidente Zelaya y la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente. Hoy la gente está clara que la Asamblea es un derecho que hemos ganado. El Frente lo mantenemos en estos momentos como una organización social con una agenda política, pero no con una agenda electoral. Eso lo hemos estado debatiendo. Si hay elecciones, tenemos una posición: si son en noviembre bajo el régimen de los golpistas, los comicios serán desconocidos por el Frente y por el pueblo, y no participaríamos con candidatos.
—¿Llamarían a la abstención?
—Correcto. Retiraríamos a los candidatos. El candidato independiente Carlos H. Reyes, y el del Partido Unificación Democrática, el diputado César Ham, tomaron la decisión de no participar si las elecciones son bajo el régimen de facto. Pero si se hicieran bajo el mandato de José Manuel Zelaya Rosales, participaríamos con el candidato del movimiento popular, que es Carlos H. Reyes.
—¿Cree que estas jornadas facilitarían su victoria?
—Sí. Estos días han servido también para levantar su imagen y su prestigio. Él goza hoy de un gran liderazgo en los sectores populares de Honduras.
—Y si, pese a todo, se realizaran los comicios bajo el régimen de facto, ¿qué actitud adoptarían ante quien resultara proclamado?
—Nuestra posición es desconocer el proceso y automáticamente desconocer a quien salga electo, porque sería una continuación del golpismo.
—Muchos en el mundo pensaron que el movimiento popular podía cansarse. ¿Cuánto tiempo más lograrán mantenerse sin el retorno de Zelaya?
—Los golpistas creyeron que dilatar las pláticas de Costa Rica iba a servir para consolidarlos y cansar a la resistencia, pero fue al revés. La resistencia se ha fortalecido, ha crecido, y los golpistas se han debilitado. El Frente —más que la resistencia— se va a mantener aun con la llegada del presidente Zelaya, porque después continuaremos la lucha por la convocatoria a la Constituyente, y por la transformación social que el pueblo hondureño necesita.
—Entonces, ¿no ha habido disminución en las protestas?
—No no, no. En ningún momento. Las dos semanas últimas, y especialmente esta, hemos crecido inmensamente; las movilizaciones han crecido, porque en vez de ser más pequeñas ahora son multitudinarias. Y eso nos fortalece y moraliza para seguir en las calles.
—Un hecho llamativo es el fraccionamiento que se ha dado en el Partido Liberal, al que pertenecen Zelaya y el usurpador Micheletti, y esta identificación de ustedes con el Partido Unificación Democrática…
—El Partido Liberal está prácticamente dividido. Un 50 por ciento de la militancia o más está en la resistencia, y el Partido Unificación Democrática, ciento por ciento. Nosotros esperamos mantener esta unidad en la resistencia, incluyendo a los partidos.
—¿Cuáles son las cifras que dan cuenta de la represión?
—Todavía no sabemos cuáles son las cifras de los desaparecidos, compañera. Los 24 presos políticos salieron el viernes pasado; 18 quedaron en libertad definitiva y seis con medidas sustitutivas, pero la represión continúa. En todos lados tenemos a la policía y al ejército. Cuando terminamos las movilizaciones y la gente va saliendo, nos capturan a compañeros, nos los registran. En estos momentos está prohibido andar en Honduras con un pañuelo rojo en el cuello, con una gorra, un sombrero o con cualquier distintivo de la resistencia. La policía los detiene.
—En opinión del Frente, ¿qué mantiene a Micheletti sujeto al poder?
—Las medidas de presión no han sido las suficientes. Esperamos que a partir del último informe de la OEA puedan presionar más sus países miembros, la ONU, la Unión Europea y Estados Unidos.
«El Frente lo mantenemos en estos momentos como una organización social con una agenda política, pero no con una agenda electoral»
—¿Ustedes apoyan los puntos de San José?
—No, porque en el convenio de San José solo el punto uno, que es la devolución del poder al presidente Zelaya, nos favorece. Los otros no. Uno de los acápites establecería la renuncia a la Asamblea Nacional Constituyente, y con eso no podemos estar de acuerdo; ni con perdonar ni dar amnistía a los golpistas, porque eso sería hacer borrón y cuenta nueva, y eso no puede ser. Los golpistas tienen que pagar.
—¿Qué piensa el Frente sobre la gestión de la OEA y la mediación de Oscar Arias?
—Creo que ambas misiones han fracasado. Honestamente, han fracasado, y no sabemos qué va a hacer la OEA a partir de ahora. Pero ante ese fracaso en el propósito de convencer a los golpistas que devuelvan el poder, nosotros continuaremos exigiendo la restitución del presidente Zelaya.
—¿Y si no regresara?
—Nos mantenemos como resistencia, como frente. Y seguiremos luchando.