EL 12 de septiembre de 2006, durante la XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, en La Habana, JR pudo conversar brevemente con el canciller libanés, Fawzi Salloukh. Solo pocos días antes, el País de los Cedros había sido nuevamente blanco de la barbarie.
«Traemos un proyecto de resolución que solicita el apoyo de los países No Alineados al Líbano por la agresión militar de Israel, y confío en que nos respaldarán. Todos saben que los israelíes lanzaron una guerra odiosa contra nuestro país, en la que asesinaron a 1 500 civiles, un tercio de ellos niños, y dejaron más de 4 000 personas heridas, además de 900 000 desplazados».
Asimismo, formulaba una esperanza: «La presidencia cubana del Movimiento (que se iniciaba en esos días) será de mucha ayuda y apoyo para todos los países que enfrentan desafíos en este mundo. Les deseamos una presidencia muy próspera y exitosa en los años venideros».
Las expectativas del veterano diplomático árabe respecto al apoyo del MNOAL se cumplieron. La Declaración Final de la Cumbre refirió entonces: «Los jefes de Estado o de gobierno expresaron su enérgica condena a la despiadada agresión israelí contra el Líbano y las graves violaciones de la integridad territorial y la soberanía libanesas por parte de Israel y, en este sentido, atribuyeron a Israel plena responsabilidad por las consecuencias de su agresión».
Han transcurrido tres años desde aquel momento en que, por segunda vez en la historia del MNOAL, Cuba asumió la responsabilidad del Movimiento. Un conflicto —la agresión israelí contra el Líbano— marcó la arrancada. Y he aquí otro zarpazo, pocos días antes de traspasar la presidencia a Egipto: el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya en Honduras, la arremetida militar contra las libertades básicas en ese país centroamericano; el garrote, la bayoneta y los perdigones contra los brazos desnudos, justamente levantados para exigir justicia.
El MNOAL, sin esperar que el sol se pusiera ni que los más poderosos de la escena internacional se despertaran, reaccionó de inmediato con un llamado «a todos los países, organizaciones internacionales y otros miembros de la comunidad internacional, para que se pronuncien firmemente contra este golpe de Estado militar y exijan la restitución del Estado de Derecho en la República de Honduras, incluyendo el regreso y la plena restitución en sus funciones de su Presidente legítimo y constitucional, señor José Manuel Zelaya».
Una invasión en 2006, una asonada en 2009, y en el intervalo, miles de injusticias, millones de personas famélicas, multitudes sin asistencia médica ante azotes viejos y nuevos, terroristas liberados y antiterroristas en cadenas, oídos sordos a los reclamos de los pueblos indígenas. El MNOAL no tenía —no tiene— motivos para dormirse en lo laureles. «Los desafíos identificados en aquella ocasión —señaló el Presidente cubano Raúl Castro, durante la reunión ministerial del Buró de Coordinación en La Habana, en abril pasado— no solo se mantienen; se han hecho más peligrosos y urgentes. Por ello, la necesidad de que el Movimiento actúe de manera concertada es hoy más vital y perentoria».
Y Cuba se ha tomado la tarea en serio.
Todos en lo que nos importa a todosSegún datos aportados por la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores, durante la presidencia cubana del MNOAL se hicieron públicas 29 declaraciones de ese bloque de 118 países. La acción se encaminó, en todo momento, a avalar el multilateralismo, la participación de todos en los asuntos que nos afectan a todos, la revalorización del diálogo y no de la guerra como recurso para poner fin a los contenciosos, en fin, a intentar concretar un orden mundial más justo, propósito que tomará todavía algún tiempo, pero que no excusa de ponerse en camino...
Así, en el punto de mira estuvo el Consejo de Seguridad de la ONU. El MNOAL, con Cuba al frente, exigió que en el orden del día de ese órgano se reflejaran por igual las necesidades e intereses de los países en desarrollo y los desarrollados, de manera objetiva, no selectiva ni arbitraria.
Igualmente pidió la democratización de la toma de decisiones en el Consejo, mediante la limitación y reducción del anacrónico derecho del veto (hasta hoy potestad exclusiva de EE.UU., Rusia, China, Gran Bretaña y Francia), con el objetivo de eliminarlo definitivamente en el futuro, y el análisis de por qué, en ciertos casos, hay tanta prisa en amenazar con acciones coercitivas o en autorizarlas, mientras que en otros predominan el silencio y la inacción.
En otra instancia, la organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), después de dos décadas, se adoptó en 2007 la «Declaración sobre la reactivación del Movimiento de Países No Alineados en la UNESCO», paso primero para presentar temas de interés común, en especial en cuanto a la educación, la diversidad cultural y los derechos humanos. Además, se clamó a favor de proteger las lenguas autóctonas en peligro de extinción.
En otro tema de los últimos años, que cierto presidente orate erigió en objetivo de una «cruzada» mundial, también los NOAL asentaron que el terrorismo no se puede ni se debe vincular «con religión, nacionalidad, civilización o grupo étnico alguno», llamaron a no identificarlo con la lucha legítima de los pueblos bajo dominación colonial o foránea, por su libre determinación y su liberación nacional (la confusión ha estado muy al uso en Palestina y en Iraq), y reafirmaron su apoyo a la propuesta de crear un Centro Internacional contra el Terrorismo.
Igualmente, en abril de 2007, el Movimiento recibió «con gran preocupación» la noticia de la liberación bajo fianza, por decisión de un tribunal de EE.UU., del notorio terrorista Luis Posada Carriles. Por ello, reiteró su apoyo a la solicitud de extradición interpuesta por la República Bolivariana de Venezuela ante el gobierno estadounidense para presentar ante la justicia al que, con sobradas razones, se puede considerar uno de los criminales más peligrosos del hemisferio.
Otro fenómeno que concita la atención general ha sido la crisis económica global. En una Declaración Especial emitida en abril pasado, los ministros de Exteriores del MNOAL expresaron su «seria preocupación de que los países no alineados y otros países en desarrollo son y seguirán siendo los más gravemente afectados por la crisis». Por consiguiente, demandaron «una nueva arquitectura financiera internacional, con voz y participación igualitarias de los países en desarrollo» y subrayaron que las medidas que se tomen «no deben dirigirse a preservar las graves deficiencias de la arquitectura económica internacional actual, que ha demostrado ser injusta, inequitativa e inefectiva, ni de naturaleza selectiva, sino a realizar las reformas estructurales requeridas pero, en ningún caso, a expensas de los países en desarrollo».
La voz del MNOAL se alzó, en resumen, en defensa de las prioridades de los pueblos, no de los grandes poderes económicos. En defensa de las colonias, como Puerto Rico, para que EE.UU. le reconozca el derecho a la autodeterminación; de los pueblos ocupados, como el palestino, para que cesen el despojo y la agresión militar desproporcionada, a la manera de la lluvia de metralla que cayó, entre diciembre de 2008 y enero de 2009, sobre la superpoblada Franja de Gaza, masacrada ante los ojos de la comunidad internacional; de Irán, para que se entienda que es su prerrogativa, así como lo es de Francia o Alemania, dotarse de la energía nuclear para suplir su demanda energética; de Zimbabwe, para que sus actores internos puedan decidir el rumbo político del país y se levanten las sanciones internacionales; o de solidaridad con México, en su enfrentamiento con la maldita influenza A (H1N1), que tiene al planeta comiéndose las uñas...
No fueron, como se aprecia, tres años de reposo...
Sin vuelta al letargoAhora es el turno de Egipto. Entre el 11 y el 16 de julio, el país de las pirámides acogerá la XV edición de la Cumbre del MNOAL en la ciudad de Sharm el Sheikh, un balneario en el Mar Rojo, y será quien detente la principal responsabilidad del Movimiento durante los próximos tres años.
Según un reporte de PL desde El Cairo, se prevé la asistencia de medio centenar de jefes de Estado (entre presidentes, reyes, emires y un sultán), como parte de unas 12 000 personas que se congregarán con motivo de la cita.
En cuanto a la agenda, el secretario general de la Cumbre, Raouf Saad, explicó que los participantes en la reunión de 118 países «podrán exponer libremente el tema que consideren apropiado».
«Todos los líderes serán libres de expresar lo que quieran (...), la visión que tienen del Movimiento, su relevancia, la valoración de la situación internacional, y otros asuntos».
Los temas de la injerencia de Occidente en los asuntos internos de Irán, el «gorilazo» propinado por la oligarquía y el ejército hondureños, y la ilegal orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional contra el presidente sudanés, Omar Hassan Al-Bashir, estarán previsiblemente sobre la mesa de debates.
Según el ministro de Relaciones Exteriores egipcio, Ahmed Aboul Gheit, «elegimos como lema de la Cumbre “Solidaridad Internacional por la Paz y el Desarrollo”, partiendo de nuestra convicción de que la Cumbre debe alcanzar soluciones realistas e iniciativas para afrontar los cambios que han ocurrido en la arena internacional desde el surgimiento del MNOAL; soluciones apropiadas para confrontar los desafíos internacionales y las crisis, y para minimizar su repercusión en los pueblos de los países miembros, así como darles a estos la oportunidad de participar efectivamente en la solución de disputas y en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional».
Si, como oportunos son estos propósitos, lo es también la práctica de acciones concretas por parte de la presidencia egipcia, sin duda el MNOAL no volverá al letargo en que cayó cuando los dueños de la armas, los alineados vencedores de la Guerra Fría, pusieron un falso punto final a la Historia.
Con seguridad, quienes toman ahora el relevo junto al Mar Rojo podrán contar con un apoyo fiel —el que los pueblos del Sur merecen— desde este tan lejano y solidario Mar Caribe.