MOSCÚ, julio 6.— El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de Rusia, Dimitri Medvedev, acordaron este lunes reducir un tercio sus arsenales nucleares estratégicos para restaurar las deterioradas relaciones entre las dos potencias, aunque dejaron temas sin resolver, como el del escudo antimisiles.
Los dos jefes de Estado firmaron un principio de acuerdo que precisa los objetivos del tratado que relevará al histórico START, de 1991, sobre la reducción de los arsenales nucleares. Este nuevo START «estará concluido este año», aseguró Obama durante la rueda de prensa con Medvedev, dijo AFP.
EE.UU. y Rusia acordaron reducir a entre 1 500 y 1 675 el número de ojivas nucleares (contra 2 200 como máximo que fijaba el START y a entre 500 y 1 100 la cantidad de vectores nucleares (misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos estratégicos) de cada uno.
Estas reducciones deberían producirse «en los siete años siguientes a la entrada en vigor del acuerdo», aclaró la declaración conjunta.
Cada uno de los dos países tiene en la actualidad entre 2 000 y 3 000 ojivas desplegadas, listas para su utilización inmediata. Los acuerdos actuales limitan a 1 600 el número de vectores. Entre ambos, poseen aún más del 90 por ciento del total de las bombas atómicas del mundo.
Partiendo de este «entendimiento», los negociadores rusos y estadounidenses continuarán conversaciones sobre los detalles de un nuevo START, pues el tratado de 1991 expira el 5 de diciembre.
Entre los acuerdos alcanzados en la reunión en Moscú también está la autorización por parte de Rusia del uso de su espacio aéreo para el tránsito de soldados y material militar estadounidense destinado a Afganistán, guerra convertida por Obama en una de sus prioridades internacionales, según comentó AFP.
Además, la Casa Blanca y el Kremlin reanudarán actividades militares conjuntas, que fueron suspendidas en agosto de 2008 a raíz de los acontecimientos en Georgia.
Las negociaciones sobre un nuevo START han acaparado toda la atención desde la llegada de Obama este lunes a Moscú para una estancia de 48 horas, que se dice está destinada a dejar atrás las fricciones del final de la presidencia de George W. Bush y, según palabras de la administración demócrata, impulsar las relaciones bilaterales, las que el mandatario estadounidense consideró que habían «sufrido una cierta impresión de deriva».
Sin embargo, persisten las discrepancias, empezando por el polémico proyecto de escudo antimisiles estadounidense en Europa, justificado por Obama con una supuesta «amenaza balística iraní».
Aunque Denis McDonought, asesor de la Casa Blanca, dijo que el tema iraní había sido «central» en las conversaciones, Mevdevev no mencionó a Irán durante la conferencia de prensa conjunta, apuntó AFP.