HEILIGENDAMM, Alemania.— Estados Unidos dijo el miércoles que se oponía a establecer objetivos firmes para la reducción de gases de efecto invernadero en la cumbre del G-8, pero ofreció «garantías» de que su plan para luchar contra el cambio climático no iba a socavar los esfuerzos de la ONU.
Según Reuters, el presidente George W. Bush dijo a la canciller alemana, Angela Merkel, que tenía un «fuerte deseo» de trabajar con ella en la reducción de gases de efecto invernadero más allá de 2012 (cuando vence el Protocolo de Kyoto), pese a que se ha resistido a sus pedidos de un acuerdo en la cumbre que se realiza entre el 6 y 8 de junio en Alemania.
Merkel, que acoge la reunión anual como presidenta del club de países más ricos, aspiraba a conseguir el respaldo de EE.UU. para reducir a la mitad las emisiones para 2050 y limitar a dos grados Celsius el alza de la temperatura global, que según los científicos puede causar inundaciones, sequías y aumento en los niveles del mar.
Pero Washington dijo que no estaba preparado para aceptar esos objetivos en Heiligendamm. «En este momento, no tenemos un acuerdo en este tema en particular», dijo James Connaughton, alto asesor de la Casa Blanca.
«Desde la perspectiva estadounidense, queremos un acuerdo en este punto, en unos 18 meses, por eso manténganse en contacto», agregó.
Muchas naciones europeas expresaron su preocupación, porque los planes de Bush puedan frustrar las conversaciones de la ONU por un acuerdo global para reemplazar al Protocolo de Kyoto, el acuerdo internacional del organismo para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero.
Un manifestante vestido de payaso hace burla de la policía antimotines germana. Foto: AP
Por otra parte, policías y manifestantes chocaron cerca del sitio de la reunión, en la costa báltica, mientras los líderes del G-8 se encontraron para una cumbre que estará dominada por temas como el cambio climático, las defensas antimisiles y las relaciones tensas con Rusia.Cerca del lugar de la cita, la policía usó porras, chorros de agua y gases lacrimógenos para dispersar a grupos de manifestantes. Unos 10 000 de ellos habían atravesado campos de cultivo, evitando a las fuerzas del orden, para llegar a la valla que protege el balneario de Heiligendamm, reportó EFE.
Los activistas lograron cortar uno de los dos accesos directos por carretera al balneario y la autopista hacia el aeropuerto de Rostock-Laage, justo cuando llegaban en cadena la mayoría de los jefes de Estado y gobierno.
Aunque estos no se vieron afectados por los cortes, pues su traslado a la ciudad se produjo en helicópteros, la mayoría de los miembros de sus respectivos séquitos sí resultaron afectados por los bloqueos, toda vez que debieron viajar por carretera al hotel de la cumbre.
Christoph Kleine, portavoz del Bloque G-8, organizador de las protestas, comentó que la policía no podía seguir a los manifestantes con sus vehículos pesados a campo traviesa, por donde también tenían dificultades para moverse las unidades antidisturbios con sus pesados protectores y cascos que limitan su capacidad de movimiento.
«La policía no parecía estar muy preparada», añadió Kleine.
Al mismo tiempo se conoció que en Rostock prosiguen los «juicios rápidos» contra manifestantes detenidos el pasado fin de semana, cuando unas cien mil personas desfilaron por esa ciudad portuaria cercana a Heiligendamm.
EFE dijo que el tribunal administrativo de Rostock impuso penas de hasta diez meses de cárcel a al menos cuatro jóvenes manifestantes —dos españoles, un polaco y un alemán— por tirar piedras a la policía, aunque la defensa cuestionó la legitimidad de estos procedimientos llevados a cabo precipitadamente, sin pruebas concluyentes, y con afán intimidatorio de cara a las protestas de los próximos días.
En los días pasados se juzgó e impuso asimismo penas de cárcel a varios manifestantes, entre ellos dos alemanes, un ucraniano y una belga.