Soldados israelíes toman posición en la frontera. Detrás, un tanque Merkava destrozado por los cohetes de Hizbolá. Foto: AP «En los últimos cuatro días no ha habido ataques aéreos, aunque la aviación sí ha estado sobrevolando la ciudad para infundir miedo, tensión psicológica. Pero estamos tranquilos en este momento».
Este miércoles, Darío Urra, embajador de Cuba en el Líbano, describió a Juventud Rebelde la situación en Beirut. Han pasado 13 días de nuestro primer contacto telefónico, y la barbarie ha tenido tiempo de cebarse en la capital del país árabe.
«La zona destruida es fundamentalmente el distrito sur de la ciudad, donde Hassán Nasrallah (líder del grupo Hizbolá) tenía sus oficinas, y donde reside una gran masa confesional chiita. Esa área está totalmente en ruinas y vacía, pues la aviación israelí realmente se ha ensañado».
—¿Y cuál es la situación fuera de Beirut?
—La carretera que lleva a la ciudad de Saida está bastante destruida. Antes se tardaban 40 minutos en llegar a ella, pero ahora hay que tomar caminos secundarios y demorarse como tres horas. Si sigues para Tiro, la próxima ciudad, todos los puentes, caminos y pasos a nivel han sido destrozados. Hoy mismo la aviación sionista ha estado lanzando ataques allí. También en el este, el valle de la Bekaa ha sido muy castigado.
«Nosotros hemos tomado medidas de seguridad, y salimos solo lo imprescindible. Muchos embajadores han colocado las banderas en el techo de los automóviles y se mueven con una serie de signos para que la aviación los distinga, pues han llegado a atacar incluso camiones con ayuda humanitaria, provenientes de Siria».
—¿Ha resultado dañada de alguna manera nuestra embajada?
—No. El barrio sur, que ellos han bombardeado, está a dos kilómetros y medio de la embajada. Sí hemos sentido los estallidos, pero no ha habido afectaciones.
«Ahora bien, lo que estamos notando ya es la escasez de combustible. Hay largas colas de automóviles para abastecerse. Algunos víveres también han mermado, pero muy poco. Todavía se mantiene un determinado suministro en tiendas y supermercados».
—¿Ya está fluyendo la ayuda humanitaria?
—Está llegando. Las autoridades libanesas han logrado reparar una de las pistas del aeropuerto y, en coordinación con el gobierno de Israel, están arribando aviones de Jordania y Egipto, con medicinas, mantas, alimentos, equipos médicos... Además, procedentes de Chipre, han llegado por barco ayudas europeas. Por vía terrestre también llegan suministros desde Siria, pero bajo ataque, pues según Israel, se trata de «cargamentos de armas». Un pretexto, como siempre.
—¿Qué noticias hay de los ciudadanos cubanos allá?
—Las cubanas casadas con libaneses o palestinos, residentes en el sur, se han evacuado a lugares más seguros. Al norte, por ejemplo. Ayer conocimos a una joven cubana, esposa de un libanés, que debió irse hacia Siria, pues los bombardeos en la Bekaa eran terribles.
«Ella tiene dos niñas pequeñas, y está en su octavo mes de embarazo. No hubiera podido viajar por avión, en el caso de que hubiera querido ir para Cuba, y ya está en Siria, tras muchas dificultades. Nos llamó para decirnos que contactó con nuestra embajada en Damasco».
—Respecto a la resistencia a la agresión, se percibe que Israel no ha logrado que la población libanesa tome distancia de Hizbolá...
—Al contrario. Lo que se está produciendo es un movimiento de apoyo a Hizbolá. El grupo ha demostrado un potencial de fuego y un arrojo personal en los combates que los israelíes no esperaban. Ellos pensaban que iba a ser un paseo de tres o cuatro días, pero ya han pasado 21 días y todavía no han podido vencer la resistencia ni ocupar territorios en el sur o el este. Han hecho operaciones muy puntuales, pero han tenido que retirarse.
«Por otra parte, la lluvia de cohetes de Hizbolá sigue cayendo en distintas ciudades israelíes. Hoy mismo uno llegó hasta 75 u 80 kilómetros dentro de Israel. Ha habido lucha. Algunos de los famosos tanques Merkava han sido destruidos, por la efectividad de los disparos de Hizbolá. Todo ha sido una gran sorpresa para los israelíes, que están utilizando la artillería, la aviación, la marina, para amedrentar y liquidar por completo a los combatientes libaneses, pero no han podido.
«A nivel de la población, entretanto, se ha suscitado una actitud favorable a la resistencia. Hay sentimientos patrios, y es la patria la que está siendo agredida y destruida. Por eso pienso que hay una reacción positiva de las personas en relación con la defensa del país».
—¿Algún mensaje a Cuba?
—Sí, decirles a nuestros familiares y al Comandante en Jefe que estamos firmes aquí. Sabemos de su hospitalización. Hemos leído la Proclama y el mensaje dado a conocer ayer en la Mesa Redonda, y le deseamos pronto restablecimiento para que esté al lado nuestro en el combate. Al compañero Raúl le deseamos que mantenga la bandera en alto, como siempre la ha mantenido, tanto al frente de las FAR como en su cargo de Segundo Secretario del Partido. Nosotros permanecemos junto al pueblo libanés, brindando toda nuestra solidaridad militante.