Foot cover de Noticia Autor: Juventud Rebelde Publicado: 18/09/2025 | 10:43 pm
Leyanis Pérez hizo realidad sueños que no se imaginó de pequeña. Nunca se visualizó como la segunda mujer de la Isla en consagrarse campeona del planeta en el triple salto. Ni tampoco se idealizó entre las máximas exponentes del triple cubano en su historia.
Leyanis nos convenció este jueves de que los sueños están al alcance de quienes se atreven a luchar por ellos. De emperadora en Nanjing, en el Mundial Bajo Techo de marzo, a reina absoluta en Tokio, con solo 23 años.
La pinareña llegaba a la capital japonesa con el título en su mente. Toda Cuba pendiente en las redes de los saltos de Leyanis y Liadagmis. La lluvia acompañó la jornada como preludio de un instante emotivo.
Mientras, las zapatillas de la recordista Yulimar Rojas ya anunciaban sus intenciones. La frase «he vuelto», grabada en inglés sobre sus pies, presagiaban que esta crónica sería distinta y las líneas de tinta de los periódicos resaltarían el regreso triunfal de la reina del triple.
De reojo, al caminar hacia la tabla de salto, también miraban la presea de oro la representante de Dominica, Thea LaFond, monarca olímpica en París 2024 y en el Mundial de Pista Cubierta de Glasgow 2024, y dos medallistas en citas estivales y planetarias: la estadounidense Jasmine Moore y la jamaicana Shanieka Ricketts.
Pero Leyanis respondió temprano: ¡14,85 metros! Desde el primer salto dejó las cosas claras: «Hoy el oro es mío». Se dejaba la vida en cada intento. ¡14,90 en el tercero, y, luego, clavó dos veces más los tacos en 14,94! Así encadenó una serie de saltos imbatibles para las contendientes.
El nombre de Yulimar, a la postre bronce, retenía cualquier celebración anticipada. Desde 2017, las coronas de los mundiales al aire libre no llevaban otro apellido que no fuera el de la venezolana. Tal era el reto colosal que tenía la cubana ante sus ojos.
Llegó la sexta ronda. Thea LaFond, en el último suspiro, se estiró lo más que pudo y se acercó a solo cinco centímetros. La transmisión enfocó a Leyanis. Sus seguidores contenían la respiración, pero ella se quitaba el abrigo, con la confianza de quien iba dispuesta a otra batalla. No había nadie que le arrebatara la gloria en Tokio.
A su lado, conocedora de sus potencialidades, Liadagmis Povea tuvo una batalla particular por el podio con las otras dos medallistas, pero culminó cuarta, en un derroche de garra y crecimiento hasta el último intento: 14,72 metros. Solo cuatro centímetros la separaron del bronce.
Leyanis no solo venció a las 11 adversarias de la final, sino también la presión, ese rival interno que en los Juegos Olímpicos de París 2024 la alejó del podio. La vida da segundas oportunidades y preparaba una especial para ella.
La pinareña rompió una racha de 16 años sin que una cubana subiera a lo más alto del podio mundial del triple y completó un año de ensueño: líder indiscutible de la temporada, dueña de la mejor marca del año, campeona mundial bajo techo en Nanjing, reina de la Liga del Diamante y monarca de la cita planetaria más prestigiosa por primera vez. La era de Leyanis ha comenzado.