Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Anécdotas y otras futbolerías

Si de ofrecer declaraciones y protagonizar anécdotas se trata, los grandes íconos del fútbol son una recurrencia. Muchas respuestas suelen ser ordenadas y sensatas, pero las hay también extravagantes y disparatadas

Autor:

Juan Morales Agüero

Si de ofrecer declaraciones y protagonizar anécdotas se trata, los grandes íconos del fútbol son una recurrencia. Cuando los árbitros dan el pitazo final de los partidos, los reporteros corren de prisa en su busca para acribillarlos a preguntas. Muchas respuestas suelen ser ordenadas y sensatas, pero las hay también extravagantes y disparatadas. Les propongo algunas que harán cavilar y también sonreír.

Compilación de desatinos

El futbolista chileno Héctor Puebla alcanzó notoriedad por correr varios kilómetros en los juegos. Un periodista le preguntó: «¿Y usted cómo hace para correr tanto durante los 90 minutos? ¿Cuántos pulmones tiene?». Desconcertado, Puebla le contestó: «¿Yo?, bueno, uno, como todo el mundo, ¿no?».

El delantero argentino Gustavo Biscayzacu comenzó un torneo en tan buena forma física que un reportero de un diario bonaerense quiso saber a qué se debía tamaño progreso. «Se lo debo a mi nutricionista, que me indicó una dieta a base de hidrocarburos». (Obviamente, quiso decir carbohidratos). 

Los conocimientos de geografía dejan mal parados a muchos futbolistas. En la previa de un juego de la Copa América de 2015, le preguntaron a Edinson Cavani sobre las opciones de Uruguay al jugar contra Jamaica. El Matador le respondió: «Respetamos a todos los rivales, pero este, como todos los equipos de África, será un adversario complicado».

El galés Ian Rush también demostró ineptitud al marcharse de la Juve: «No pude acostumbrarme a vivir en Italia, era como vivir en un país extranjero». Y el inglés Mark Draper también flirteó con el desatino geográfico cuando dijo: «Me encantaría jugar en un equipo italiano, como el Barcelona».

Después de jugar en la MLS norteamericana con Los Ángeles Galaxy, el sueco Zlatan Ibrahimovic declaró con su proverbial vanidad: «Si hubiera llegado diez años antes a esta liga, sería presidente de Estados Unidos».

El legendario atacante británico David Beckham, ídolo del Manchester United y del Real Madrid, demostró ignorancia en materia teológica cuando, al nacer su hijo Brooklyn, compartió con un reportero una preocupación: «Quiero que el niño sea cristianizado, pero no se aún a cuál religión».

Al chileno Murci Rojas le imputan varias frases divertidas. Al ser preguntado si La Roja se resentiría de su ausencia por lesión, expresó: «El equipo juega igual conmigo que sinmigo». Y otra vez se expresó así, muy seguro, ante las cámaras de la televisión: «Saludos a mi señora esposa que está embarazada de mí». Y una tercera, al juzgar al equipo de Honduras: «Siempre es bueno jugar con rivales europeos». 

Respuestas disparatadas

Las respuestas incoherentes abundan en este prontuario de lo insólito. En cierta ocasión le preguntaron a Claudio Borghi, volante ítalo-argentino, si en el Inter de Milán le pagaban mucho o poco. Su respuesta dejó perplejo al reportero: «Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario», respondió. Mariano Puyol, estrella de la U de Chile, transitó por la misma cuerda al decir algo que él consideró una agudeza: «Cuando un equipo anda bien, no anda mal; y viceversa».

El australiano Mark Viduka, apodado el Rey Canguro, declaró esto cuando le preguntaron cuáles eran sus expectativas en la temporada en curso: «No me importaría perder todos los partidos, siempre y cuando ganemos la Liga». El inglés Alan Shearer fue igual de impreciso al comentar sobre su posible retirada del Newcastle: «Nunca he querido irme. Estoy aquí para el resto de mi vida. Y espero que después también».

Juan Carlos Letelier fue un atacante chileno que descolló en los años 80. Cuando lo entrevistaron por primera vez para la televisión se viró para la cámara y dijo, azorado: «Primero que nada, envío un saludo a todos los señores televisores». Alessandro Altobelli, ariete del Inter de Milán, fue redundante en cuanto a la gratitud: «Quiero agradecer a mis padres por mi
carrera, en especial a mi padre y a mi madre». 

Otra respuesta simpática la dio el uruguayo Nelson Pedetti al explicarle a un reportero cómo logró una gran anotación cuya foto fue portada de revista: «De pronto vi al arquero rival muy adelantado y le pateé el balón por arriba, fue un gol de odontología». (Antología, pretendió decir Pedetti).  

En ese propio tenor no va a la zaga el argentino Carlos Tévez, varias veces internacional con la albiceleste. Un reportero le preguntó sobre su vida privada. Luego de admitir que no le había ido mal económicamente y que había ayudado a mucha gente de su familia y de su barrio, confesó, haciendo gala de gran sinceridad: «Pero a medida que uno va ganando cosas, se hamburguesa». (Aburguesa, quiso decir).

Alcides Ghiggia, mítico jugador que anotó el gol del triunfo de Uruguay frente a Brasil en 1950 y coronó a los charrúas campeones del mundo, le dijo una vez a la TV de Montevideo: «Solamente tres personas consiguieron silenciar el estadio Maracaná de Rio de Janeiro: Frank Sinatra, el Papa y yo».

Famoso por el gol que coronó a Uruguay campeón del mundo en 1950 frente a Brasil, al charrúa Alcides Ghigghia le atribuyen esta frase: «Solamente tres personas consiguieron silenciar el estadio Maracaná de Rio de Janeiro: Frank Sinatra, el Papa y yo».

El sueco Zlatan Ibrahimovic resalta por su exagerado ego. Un periodista francés le preguntó si accedería a permanecer un año más en el PSG. Respondió: «Me quedo si cambian la Torre Eiffel por una estatua mía». Y otra vez declaró, petulante: «Algo es seguro: una Copa del Mundo sin mí no tiene nada de interesante». En 2018, tras una victoria con Los Ángeles Galaxy, equipo de la MLS, afirmó: «Si hubiera llegado diez años antes a esta liga sería presidente de Estados Unidos».

Diego Armando Maradona confesó una vez al diario Clarín: «Estoy arrepentido del 99 por ciento de todo lo que hice en mi vida, pero el uno por ciento, que es el fútbol, salva el resto». Y también dijo: «Si estuviera en una boda, vestido de blanco, y llegara una pelota llena de barro, no dudaría en pararla con el pecho». Su compatriota Leo Messi, por su parte, declaró algo que lo eleva en su pedestal de humildad: «Prefiero ser una buena persona a ser el mejor jugador del mundo».

Al ser detenido por manejar ebrio, el español Pedri esgrimió esta excusa: «Tuve que tomar vino porque comí mucha carne de cerdo». Por su parte, George Best, el llamado Quinto Beatle, se defendió así cuando en el Manchester United le criticaron su conducta libertina: «Siempre que entro en un sitio hay 60 personas que me invitan a beber y yo no sé decir que no».

El portugués Cristiano Ronaldo le encontró una explicación a las rechiflas que le tributan los aficionados en algunos estadios. Según le aseguró con presunción a un cronista, «me pitan porque soy guapo, rico y buen futbolista, y también porque me tienen envidia. No encuentro otra explicación».

La agudeza de los técnicos

Jorge Valdano fue internacional con Argentina y entrenador del Real Madrid. Gran conocedor de su deporte, dijo una vez: «En ningún sitio aprendí tanto de mí y de los demás como en una cancha». José Mourinho ha dirigido varios de los mejores clubes de Europa. Esta frase refleja su ego: «Si tuviera que ponerme una nota profesional, del uno a diez me pongo un 11».

Y esta es de Pep Guardiola, técnico de brillante currículo en España, Alemania y Reino Unido: «El fútbol es el juego más sencillo del mundo: los pies solo tienen que obedecer a la cabeza». La ironía generó esta frase sarcástica de César Luis Menotti, afamado estratega argentino, dirigida a su colega de cancha, el doctor Salvador Bilardo. «El fútbol es tan generoso que evitó que se dedicara a la medicina».

Pitazo final

Disparatadas, absurdas, inteligentes, perspicaces, agudas… Esta compilación de frases dichas en algún momento por futbolistas y técnicos de diferentes épocas, contextos y países integran el patrimonio de un deporte universal y fabuloso. La elocuencia de la mayoría radicó en sus pies y en sus tácticas, no en la palabra. Traerlas a colación es apenas un divertimento que potencia su dimensión de deportistas y seres humanos. Precisamente de eso se trata. 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.