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Nadando entre expectativas

El 26 de julio, si no hay un cambio de última hora, sobre esa franja acuosa que atraviesa 13 kilómetros de la capital francesa, desfilarán las delegaciones asistentes a la 33ra. olimpiada de la era moderna. Será una ceremonia inédita, original

Autor:

Norland Rosendo

A 19 días de la inauguración de los Juegos Olímpicos sigue la incertidumbre respecto a la posibilidad de celebrar varias competencias en las aguas del río Sena. Los niveles de contaminación exceden los parámetros exigidos, pese a los esfuerzos y millonarios recursos invertidos para sanear ese curso fluvial, uno de los atractivos turísticos de París.

Las competencias de natación serán uno de los grandes atractivos deportivos y turísticos de la cita estival.

El 26 de julio, si no hay un cambio de última hora, sobre esa franja acuosa que atraviesa 13 kilómetros de la capital francesa, desfilarán las delegaciones asistentes a la 33ra. olimpiada de la era moderna. Será una ceremonia inédita, original.

Los organizadores prevén emplear 89 barcazas en un espectáculo inaugural fuera de estadios, presenciado por 300 000 personas y transmitido en vivo para millones en el mundo.

La ceremonia ha generado muchas expectativas más allá, obviamente, de las fronteras de Francia. El mundo, en tiempos de olimpiada, es un campo de juego universal.

Se sabe que tendrá lugar en un segmento de seis kilómetros, entre los puentes Austerlitz e Iena, dos de los 37 que enlazan una orilla y otra del mítico río.

Sobre el Sena hay 37 puentes, todos con un valor simbólico muy marcado.

Aunque se han cancelado algunos ensayos, solo el deterioro del clima, con impacto directo en las crecidas del Sena, podría impedir el desfile acuático que seguramente dejará una huella simbólica en la historia de las citas estivales.

¿Se nada o no se nada?

Más complicado luce el panorama para las competencias deportivas en esas majestuosas aguas. La apuesta del comité organizador incluye efectuar allí las pruebas de triatlón (30, 31 de julio y 5 de agosto, las de natación en aguas abiertas (8 y 9 de agosto) y el paratriatlón (1ro. y 2 de septiembre).

Sin embargo, los exámenes más recientes a la calidad del agua mantienen en foco rojo el proyecto original. Sobre todo, por elevados niveles de bacterias Escherichia coli y enterococos, resultantes de depósitos fecales y otras fuentes de contaminación.

Desde la Ciudad de la Luz insisten en que no hay plan B ni C para esas competiciones acuáticas. Si acaso, ajustes en el calendario.

De acuerdo con el sitio digital InsideTheGames, el comité organizador ha reiterado que «no hay opción de trasladar la prueba, el triatlón y la natación en aguas abiertas se disputarán en el Sena».

Las autoridades francesas tratan de minimizar la crisis reforzando acciones para garantizar los estándares de calidad exigidos por las federaciones de natación (World Aquatics) y triatlón, las cuales tienen la responsabilidad de decidir si los atletas se tiran al río o no.

Igual seguridad transmite el Comité Olímpico Internacional, cuyos dirigentes enfatizan en que las competencias se podrán realizar en el Sena sin riesgos para la salud de los deportistas.

Por esta fecha se esperaban mejores resultados en el saneamiento del Sena, donde se han invertido 1 500 millones de dólares, según datos publicados por el sitio
deportivo Marca. A pocas semanas del inicio de la cita olímpica sigue el suspenso tras cada examen de los laboratorios bacteriológicos.

El principal problema, según coinciden los expertos, es la materia fecal, pues las bacterias aumentan en el agua cuando las lluvias arrastran basura y aguas residuales sin tratar de las orillas, los desagües y alcantarillas.

El colosal desembolso ambiental incluye cinco proyectos para almacenar y purificar agua, un megaproyecto que tiene entre sus propósitos reabrir balnearios en el Sena, donde desde 1923 está prohibida la natación.

Las lides de natación en aguas abiertas y triatlón están programadas para realizarse en el puente Alejandro III, considerado una maravilla de la ingeniería del siglo XIX al pie de los Campos Elíseos, con la icónica Torre Eiffel al fondo.

Sin dudas, un espectáculo deportivo-cultural así quedaría en el imaginario de atletas, aficionados y deslumbraría al mundo entero. No celebrarlo o mutilarlo sería un fisco para los organizadores y la imagen de París. 

Para el subcampeón mundial en aguas abiertas, el francés Marc-Antoine Olivier, «la gente puede tener miedo de lo que hay en el agua, pero nadar en un lugar histórico será increíble».

Y esa es la opinión que anima a muchos a juntar voluntades y energías para que el río Sena sume a su historial, tan abundante como su caudal, la experiencia de ver nadando en sus aguas a deportistas olímpicos y paralímpicos.

Es muy posible que próximamente se permitan de nuevo los baños en el mítico río parisino, en cuyas márgenes
se aglomeran las personas a refrescar.

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