Parada no pudo emular su marca de la clasificatoria y ancló décimo. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 24/08/2023 | 08:29 pm
Todavía quedan historias por contar en el Centro Nacional de Atletismo de Budapest. Es tanto el espectáculo que desprende este deporte —y más en un Campeonato Mundial—, que a veces resulta insuficiente con disfrutar de las grandes competencias en campo y pista: hay que rasgar la epidermis de un certamen repleto de interioridades, sorpresas, ejemplos de superación y atletas legendarios.
Ya hemos visto una buena cantidad de pruebas que nos han hecho sentirnos privilegiados con coincidir en época con hombres y mujeres de la talla de Ryan Crouser, Karsten Warlhom, Sha'Carri Richardson o Yulimar Rojas. Y algunos de ellos todavía, por situaciones lógicas del calendario, reservan su simple presencia en la discusión de preseas para darle dramatismo y pedigrí a las últimas jornadas.
La delegación cubana hasta el momento ha realizado un buen desempeño en Hungría: allí fue un grupo de 20 atletas a superar al menos la actuación de Eugene, Estados Unidos, hace un año, donde la Isla se fue sin medallas. Y hasta el momento, la plata de Lázaro Martínez y el bronce de Cristian Nápoles han reservado un resquicio del medallero para la Mayor de las Antillas.
Este viernes la cosecha pudiera crecer, si las pinareñas Leyanis Pérez y Liadagmis Povea emulan sus mejores resultados. La primera, joven con unas condiciones excepcionales, concluyó cuarta hace un año y querrá rozar los 15 metros (m) para mantener su progresión; la segunda, debe mejorar sus últimos registros para estar al menos en la porfía por subir al podio. Objetivamente, ambas pueden.
Esta modalidad, por supuesto, tiene el oro reservado para la fuera de serie venezolana Yulimar Rojas, salvo catástrofe. La morocha no ha tenido rival alguna en los últimos años y esta vez no parece ser la excepción. En análisis previo a la final, para acceder al podio las cubanas deberían brincar sobre los 14,80 m.
Ayer un solo criollo salió a la pista del estadio ubicado a orillas del río Danubio y fue el saltador de longitud Alejandro Parada. El joven, para quien incluirse entre los finalistas ya constituyó premio, quedó por debajo en la instancia definitoria (7,86 m), cuando en la primera jornada había llegado a 8,13 m. Tendrá muchas competencias de nivel por delante a partir de ahora para mejorar su rendimiento a la «hora cero».
Ha sido un Mundial exitoso por los excelentes tiempos y marcas que ha dejado y por actuaciones de verdaderas leyendas de la disciplina, pero pudiera calificarse también como el Campeonato de las sorpresas. Este jueves, por ejemplo, la jamaicana Danielle Williams tumbó en la final de 100 m con vallas a las favoritas Jasmine Camacho, de Puerto Rico, y Kendra Harrison, de Estados Unidos. En este carácter impredecible está la belleza de un deporte apasionante.