Rolando Abreu se siente más cómodo jugando como "falso nueve" Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 21/05/2022 | 09:44 pm
Hace exactamente una semana, el equipo de Santiago de Cuba goleó 7-0 a Artemisa para coronarse campeón del Torneo Apertura correspondiente a la 106ta. Liga Nacional de Fútbol. Esa tarde los Diablos Rojos estuvieron magníficos sobre la cancha del estadio Antonio Maceo, pero entre ellos fue Rolando Abreu Canela quien destacó más.
Abreu, nacido el 15 de mayo de 1992 en la provincia indómita, el domingo pasado celebró sus 30 años de forma especial. Sus tres goles en el duelo por la corona lo hicieron merecedor del trofeo al Jugador Más Valioso del encuentro y de paso marcaron para él uno de los episodios más fabulosos en su historial.
«Fue uno los mejores días de mi vida, pues en primer lugar mi familia estuvo ahí en el estadio para apoyarme. A eso le sumo que también muchas personas pudieron verme por la televisión nacional mientras me regalaba, el mismo día de mi cumpleaños, un hat-trick en la final, con el cual además ayudé a mi equipo a llevarse el campeonato, es un recuerdo que guardaré siempre», confesó en exclusiva para JR.
Para este mediocampista ofensivo, que disfruta sobre todo jugando como «falso nueve» y lleva siete años siendo internacional con la selección cubana, la clave está en el trabajo en conjunto.
«En la selección lo más importante es ayudar en lo que haga falta, tanto de titular como de cambio. Cuando se habla del grupo de jugadores que representan a un país, lo más importante será siempre el bien del equipo, sea cual sea el rol que uno tenga».
Aunque parezca difícil de creer, el camino de Rolando Abreu hasta convertirse en uno de los referentes del fútbol en su tierra y también a nivel doméstico, ha sido bastante poco ortodoxo. Para él no hubo pirámide deportiva ni nada parecido, sino que sus piernas se forjaron en las calles.
«Empecé a practicar deporte a eso de los cuatro años, jugando béisbol. Me pasé toda mi infancia, hasta los 15 años, jugando pelota, etapa durante la cual hasta fui seleccionado para varios equipos Cuba infantiles. Sin embargo, eventualmente me fui desencantando del béisbol, porque me decían que yo era demasiado pequeño y no me daban más oportunidades. Así fue que un día le dije a mi madre que no iba a jugar más pelota, que para mí era todo en ese momento».
Por suerte para él, un amigo comenzó a animarlo con la práctica del fútbol y de a poco Rolando fue aprendiendo mucho del juego callejero, hasta ir viendo este deporte como una vía para progresar en la vida. La oportunidad de mostrarse le llegó en una universiada en Granma, en donde los entrenadores de Santiago de Cuba le vieron cualidades para integrar el plantel provincial.
«Tuve que esforzarme e imponerme a muchas cosas, porque ese salto de la calle a un torneo de primera categoría es gigantesco. Para lograr algo así hay que ponerle mucho corazón, sacrificarse y dejar de hacer un montón de cosas que a uno le gustan, con tal de lograr el objetivo. En mi caso, tenía claro que quería ser futbolista y representar a mi tierra, y por ese sueño lo di todo».
Eventualmente, Abreu fue incorporado a las categorías inferiores, en las cuales su buen desempeño lo llevó a vestir la camiseta de los Diablos Rojos en la campaña 2014-2015, curso en que ganaron la segunda división.
Ya para la 2015-2016, llegó su debut en la máxima categoría y justo en su segunda temporada en la élite, la 2016-2017, el joven mediocampista estuvo entre los más destacados del elenco que se alzó con el título nacional de forma invicta, a las órdenes del italiano Lorenzo Mambrini.
Gracias a su excelente rendimiento en aquella 102da. edición de la Liga Nacional de Fútbol, en 2017 Abreu fue llamado por primera vez a una convocatoria de la selección nacional.
«Para mí fue uno de los mejores días de mi carrera y de mi vida, pues logré al fin alcanzar ese sueño que era poder vestir el uniforme de mi país. Recuerdo que durante los primeros entrenamientos tenía muchos nervios y alegría, pero nunca perdí la perspectiva de esforzarme al máximo para ganarme un puesto en el once. Tuve suerte también con mis compañeros más veteranos, quienes desde mi llegada me ayudaron con consejos y me dieron muchísimo ánimo para continuar adelante».
En 2019 participó en la Copa Oro, otro hecho que considera un gran logro en su recorrido deportivo. «Nunca imaginé que podría pararme en un torneo como ese ni jugar 90 minutos contra un plantel como el de México, cuyos jugadores estaba acostumbrado a ver solamente por la televisión. Para mí fue como estar en un Mundial», relató.
Además de estas lides, Rolando Abreu ha representado a Cuba en la primera edición de la Liga de Naciones (2019-2020) y las eliminatorias mundialistas de Concacaf rumbo a Catar 2022, aunque más allá de eso, guarda como un momento especial la oportunidad de haber podido jugar junto a compañeros como Onel Hernández, Carlos Vázquez o Marcel Hernández, a quienes admira igual que a cualquier otra gran figura del balompié mundial.
Sin embargo, y aunque la absoluta es lo más grande para él, sus colegas santiagueros no están ni un solo escaño detrás. Para Abreu, el colectivo de los Diablos es una hermandad que funciona con total transparencia y en el que la comunicación entre todos sus integrantes es la clave de los éxitos conseguidos durante el pasado reciente.
«No somos un equipo que dependa de estrellas ni figuras. Todos somos goleadores, asistidores y también metemos la pierna cuando hace falta. Somos una sola idea y sobre la cancha damos lo mejor que tenemos.
«Este año comenzamos algo erráticos. Al principio, la derrota en Guantánamo fue culpa de una extrema relajación del equipo y creo que ese tropezón nos hizo volver a concentrarnos y no pecar más de exceso de confianza.
«Siempre hemos tenido buen entendimiento con nuestros profesores, tanto con Mambrini, como Leonardo Herrera y nuestro actual técnico, Isaac “Coqui” Querol, entre otros. Hemos sabido mantener la filosofía a pesar de los cambios y eso nos ha permitido estar siempre en la cima o la parte alta de la tabla de posiciones durante los últimos siete años.
«Hemos ganado el Apertura y estamos contentos, pero ahora viene el Clausura que es en el que se decidirá el campeón verdadero del fútbol cubano y ahí queremos demostrar de lo que estamos hechos, además de intentar regalarle esa victoria a nuestra afición», comentó.
Tras la reciente alegría conseguida con el conjunto provincial, Rolando confiesa que le gustaría también cumplir el sueño de poder desempeñarse en algún club del extranjero. «Sí he tenido varias propuestas, pero nunca se han podido concretar por diversas razones. No obstante, esa meta me motiva a seguir trabajando con las mismas ganas de superarme que tenía cuando empecé en el fútbol», reconoce.
Para él, lo más importante es mantener el sacrificio y la concentración para seguir defendiendo la camiseta nacional. «He crecido de forma más objetiva, pues en mis inicios quería regatear más y quería lucir. Ahora tengo más calma y busco manejar los ritmos del partido, que son cosas que uno gana con el tiempo».