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Mijaín López es uno de los símbolos más representativos del éxito de nuestro sistema deportivo cubano. Autor: Ricardo López Hevia Publicado: 23/02/2021 | 01:03 am
Resumir en unos cientos de palabras todo lo que ha logrado el Inder a lo largo de seis décadas de existencia es una tarea incluso más compleja que aquella docena de trabajos heroicos que realizó el gran Hércules.
El primer gran mérito de esta institución, fundada por Fidel, fue crear una estructura que sostuviera el naciente movimiento deportivo y que terminaría convirtiendo a Cuba en una potencia deportiva de talla mundial.
Y sí, se dice fácil, pero partir casi desde cero y terminar en el quinto puesto general de unos juegos olímpicos y ser el segundo país más exitoso en el mismo continente de Estados Unidos, todo ello en solo tres décadas, es algo que muy pocos han logrado.
La gloria ha tenido muchos nombres en este tiempo. Los de Teófilo Stevenson, Mijaín López, Yunidis Castillo, Omara Durand, José Antonio Huelga, Mireya Luis, Leurys Pupo, Alberto Juantorena, María Caridad Colón representan solo una fracción de la masiva enciclopedia de campeones que han sido forjados al calor del sacrificio y todo tipo de adversidades.
Sin embargo, esas grandes figuras jamás hubieran llegado tan alto si no fuera por los entrenadores de todos los niveles, los médicos, los sicólogos, los fisioterapeutas y demás integrantes de los equipos de preparación que son también merecedores de cuanta medalla o resultado notable pueda contarse en Cuba desde 1959.
También es verdad que falta muchísimo por cambiar, reformar, mejorar y hasta por desaparecer, no solo porque queramos victorias, sino porque la gente necesita igualmente sentirse parte de algo más grande, algo que puede no terminar en un podio, pero sí en una vida más sana y feliz. Así todo, si por el camino no todo es perfecto y hay fallas, nunca dejará este país de intentar conquistar el podio deportivo.
