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El camarero Bravo

El primer bate de Camagüey asumió este sábado el liderazgo en average y promedio de embasamiento del campeonato

Autor:

Norland Rosendo

De niño, sus juguetes eran un bate y una pelota, y su papá, de igual nombre, solo hablaba del sueño de verlo jugar el mismo deporte que él. Casi lo sacan de la EIDE porque no tenía el tamaño exigido, pero Humberto Bravo siguió enfocado en no salirse de las dos rayas que marcan los destinos del juego de béisbol.

En su octava temporada en series nacionales, el camarero de los Toros de Camagüey confirma sus dotes como primer bate, reconocidas recientemente por su mentor Miguel Borroto: buen contacto, paciencia y disciplina en el home plate y hábil en el corrido de bases. En esas artes, ha dicho el muchacho, su modelo es Luis Ulacia, al extremo que siendo derecho, batea a la zurda.

El año pasado sufrió una lesión cuando faltaban pocos juegos para la postemporada y su puesto fue ocupado por Santiago Torres. «Fue muy difícil para mí no verme en el lineup durante los play off, pero Torres lo hizo muy bien y el equipo llegó a la final» comenta en exclusiva para JR al término de la subserie frente a Industriales.

«Después de la serie, me sometí a un tratamiento exitoso y trabajé mucho para fortalecer el tren inferior, gracias a eso estoy teniendo un buen año», y reconoce que su posición y turno al bate son de los que más rivalidad tienen en la actual campaña.

«César Prieto y Santiago Torres también están en una gran temporada. Hay muchas vías para estar al tanto de lo que hacen ellos y trato de que eso no me presione. Salgo en cada juego a cumplir mi
trabajo, turno por turno, lance por lance. Ellos lo hacen igual».

Sobre sus habilidades para mantener un average por encima de .400, cuenta que no busca un pitcheo específico, sino trata de pegarle a la bola que vea cómoda encima del plato y de acuerdo con el lanzador que tenga enfrente. «Antes empujaba mucho para la banda contraria, pero ahora halo más y suelo conectar por todas las zonas del campo».

Desde pequeño era primer bate y con el tiempo ha ganado mucho en paciencia y disciplina, hace pocos swings a envíos fuera de la zona de strike y suele batear en conteos, «mientras más pitcheos saque es mejor para mí y para el equipo», aclara.

Su promedio de embasamiento (OBP) es también muy alto, entra en circulación más de la mitad de las veces que comparece al home plate, y eso es el resultado de haber tomado 31 bases por bolas. Una vez en los senderos, ha robado siete veces en nueve intentos, líder del conjunto en ambas estadísticas.

Para mantener el ritmo, el muchacho que aspira a estar por tercera vez en Juegos de Estrellas, se enfoca en la preparación física, «pues este es un torneo largo sin parada intermedia y Camagüey seguro llegará a la postemporada. Tenemos un equipo integral, maduro, que ya sabe lo que es jugar en una final».

Aunque aspira a integrar la selección nacional, luego de que Víctor Mesa lo llevara a una gira por la liga Can-Am y después haber participado en el torneo de Holanda, Humberto Bravo enfatiza en que su mente está ahora en la Serie Nacional.

Como buen camarero, pone rostro feliz y se olvida de su apellido cuando habla de las posibilidades que tienen los Toros de servirse en bandeja dorada el título de la temporada 60 del béisbol cubano.

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