Julio César La Cruz es uno de los pilares del boxeo cubano, deporte que debe tributar varios títulos. Autor: Getty Images Publicado: 14/07/2018 | 06:25 pm
A 72 años de haber acogido una cita de este tipo, los Juegos Centroamericanos y del Caribe regresan a Barranquilla, Colombia, desde este 19 de julio y hasta el próximo 3 de agosto. En su 23ra. edición, la cita multideportiva regional más antigua del mundo será una puja entre una terna de naciones por ocupar el primer lugar: Cuba, México y los anfitriones.
No se trata, a priori, de justificar ni ensalzar nada, máxime cuando en el deporte siempre es el terreno quien tiene la última palabra. Cierto es que nuestros atletas siempre han sacado una casta ganadora que ha contribuido a la construcción de lo que podríamos llamar la mística deportiva cubana, y por ello siempre esperamos lo mejor de ellos, que dicho en otras palabras no es otra cosa que el primer lugar.
Pero sería de ingenuos no reconocer que no pocas naciones del área han avanzado de forma significativa en muchos deportes, al tiempo que, al menos en la última cita centrocaribeña, la tendencia ha sido a construir un calendario tejido a mano que va, coincidentemente, en detrimento nuestro, puesto que las pruebas en disputa desde la arrancada inclinan la balanza en favor de los anfitriones.
Así, el regreso a Barranquilla de los Juegos Centroamericanos y del Caribe no solo marca el inicio de las citas multideportivas en el presente ciclo olímpico, sino que pondrá a prueba la pujanza deportiva de cada nación, algo que mexicanos y colombianos quieren mostrar al mundo, especialmente los hijos de Curramba la Bella.
LA PUERTA DE ORO DE COLOMBIA
Una pregunta se impone, ¿cómo es la tierra que acogerá estos Juegos? En el inicio, como toda urbe, Barranquilla no fue más que un pequeño asentamiento urbano del norte de Colombia que, con el devenir de los años, ha llegado a convertirse en «la capital del Atlántico».
Cuenta la leyenda popular que Barranquilla empezó a poblarse debido a que unas vacas sedientas guiaron a unos habitantes del poblado de Galapa hasta una laguna a orillas del río Magdalena. Sin embargo, la historia real, contada en el libro Mitos en la historia de Barranquilla, de Jaime Colpas, profesor del programa de Historia de la Universidad del Atlántico, en Colombia, desmonta el mito e indica que los primeros pobladores de esta ciudad fueron miembros de la tribu indígena Kamach (o Camacho) y de la hacienda de San Nicolás.
Los Kamach fueron trasladados a la zona forzosamente por los colonizadores españoles, y allí se asentaron libres y sin gobierno alguno, alrededor del año 1560. No sería hasta el siguiente siglo que comenzarían a instalarse allí colonizadores españoles, como el que diera nombre a la hacienda de San Nicolás, quienes convirtieron a la ganadería en su principal sustento, con la cual «alimentaban» a la ciudad de Cartagena.
El pequeño asentamiento creció hasta convertirse en villa en abril de 1813. El impulso económico llegaría para Barranquilla —que toma su nombre de las barrancas que existían en el sector aledaño al río Magdalena—, en la segunda mitad del siglo XIX, cuando por el mencionado cuerpo de agua comenzó la navegación a vapor. La incipiente ciudad se convirtió entonces en el principal punto de entrada de mercancías a Colombia, lo cual le valió al sobrenombre de La Puerta de Oro.
Hoy Barranquilla es la cuarta ciudad más importante de Colombia, luego de Bogotá, Medellín y Cali. Su población actual es de poco más de un millón de personas, y supera los dos millones al sumársele los habitantes de las municipalidades cercanas que conforman la llamada área metropolitana. Se dice que su idiosincrasia es muy parecida a la de los cubanos: son solidarios y hospitalarios.
También se conoce a la urbe como Curramba la Bella, mote surgido de pronunciar a la inversa Barranquilla (q+rramba), de acuerdo con historiadores locales. Será allí donde se enfrenten la mayoría de los más de 5 400 atletas de 37 países que componen la fiesta deportiva centrocaribeña. Además de Baranquilla, Cali, Bogotá y otras localidades colombianas acogerán pruebas de los Juegos.
TORTUOSA RUTA
Los 23ros. Juegos Centroamericanos y del Caribe no iban a celebrarse en la ciudad de Barranquilla. Originalmente la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (Odecabe), había designado en octubre de 2012 a la urbe guatemalteca de Quetzaltenango como sede para la cita, luego de que fuera esta la única candidata.
Sin embargo, el Comité Olímpico de Guatemala renunció a organizar los Juegos tras aducir «falta de presupuesto para cumplir con los compromisos de la organización».
La sede quedó en el limbo durante un par de años, y aunque Guatemala intentó retractarse en 2014, la Odecabe desestimó su petición y estudió tres nuevas candidaturas: Puerto La Cruz, Venezuela; Ciudad de Panamá y Barranquilla. Finalmente, en junio de 2014 la Odecabe seleccionó a la urbe cafetera como organizadora de los Juegos.
La decisión implicó que Colombia, junto a México, pasase a ser el país que más veces acoja este tipo de evento, con cuatro justas en su haber.
¿Y LO MÍO QUÉ?
Cuba competirá en Barranquilla 2018 con 538 atletas, en 34 de los 40 deportes convocados. José Antonio Miranda, director de Alto Rendimiento del Inder, declaró que de las 470 pruebas convocadas inicialmente para los Juegos, se disputarán 450. De ellas más de 140 no pertenecen a los programas panamericano u olímpico, y han sido escogidas con una óptica que favorece en primer lugar a los locales, y luego a los mexicanos.
Por ello Cuba tendrá que buscar una alta eficiencia en la consecución de medallas, además de que estará ausente en la disputa de 91 títulos. La previsión, consideró Miranda, es concretar entre el 60 y 65 por ciento de efectividad en la discusión de los cetros centrocaribeños.
Para reeditar la corona por países, la Mayor de las Antillas deberá superar el centenar de medallas de oro, cifra que se espera sea también alcanzada por mexicanos y colombianos. ¿Quién se lleva el gato al agua? Curramba la Bella tiene la última palabra.