Los Tigres avileños desfilaron en la ceremonia de apertura. Autor: Ricardo López Hevia Publicado: 21/09/2017 | 06:25 pm
SANTO DOMINGO.— Toda la espera quedará hoy reducida a nueve innings o más, el lapso en que los Tigres de Ciego de Ávila pueden parar el infortunio que acompaña al béisbol cubano desde su regreso a la Serie del Caribe. Por dos ediciones consecutivas han sido los elencos de México las bestias negras, condición a la que aspiran ahora los Venados de Mazatlán.
La tropa avileña, de asueto en la velada de apertura, aprovechó para preparar su estreno, no sin antes rodar por las carreteras de la incertidumbre. Todo parecía marchar sobre ruedas hasta que las instrucciones obligaron a torcer el camino, y solo después de dos horas pudo encontrar, mucho más lejos de lo planificado, un lugar con las condiciones imprescindibles para su práctica previa al primer desafío.
Nuestra insignia nacional fue proyectada en los juegos inaugurales. Foto: Ricardo López Hevia
El destino era Boca Chica, donde todas las franquicias de las Grandes Ligas estadounidenses (MLB) han montado una increíble infraestructura para captar y moldear el talento local. Sin embargo, la comitiva nunca llegó a la academia de los Diamonbacks de Arizona, donde temprano en la mañana llegó la orden de no permitir el acceso de los jugadores cubanos.
Aunque la encargada de comunicarla a los organizadores fue la oficina de operaciones de la MLB para la región caribeña, la seña fue dada desde el tope de la organización. Que los preparadores del equipo que regenta la instalación tendrían los privilegios que no gozarían sus pares para evaluar a los jugadores cubanos, o que una posible lesión de un pelotero pudiera generar una demanda, fueron los argumentos esgrimidos. Los reales motivos solo ellos los conocen.
En tales circunstancias, y después de un largo recorrido hasta la lejana comunidad de La Catalina, llegó una solución. Gracias a las gestiones de personas relacionadas con la organización del torneo, la comitiva accedió al terreno de una academia privada.
Ante tales irregularidades, la delegación cubana consideró inaceptable este desaguisado, y señaló que los organizadores deberían preocuparse por la situación de asedio que sufren los jugadores cubanos «por parte de personajes vinculados al robo de atletas, quienes han insistido en incrementar su labor incluso en el propio hotel».
Salvado el desaguisado, el equipo pudo realizar sin contratiempos la rutina prevista para el día.
Mientras un grupo ajustaba movimientos defensivos en el cuadro, varios de los lanzadores estiraron sus brazos, y todos se mostraban —a pesar de los contratiempos sufridos— optimistas de cara al primer examen.
«Es una situación de juego como otra cualquiera. Ni pienso en el momento, y mucho menos siento la presión. Solo saldré a buscar una buena conexión y ojalá que salga bien», fue la respuesta del jardinero capitalino Stayler Hernández, quien ya fue designado como el primer bateador cubano en el torneo que hoy descorre sus cortinas.
Mientras, el yumurino Yurisbel Gracial agradeció la posibilidad de estar entre los titulares en su primera incursión. «Me siento muy contento con la confianza que ha depositado en mi la dirección del equipo, y pretendo aportar lo más que pueda al objetivo de todos, que es volver a ganar la competencia», afirmó en uno de los intermedios de la práctica.
Por su parte, el timonel Roger Machado comentó que sus muchachos están tranquilos y de muy buen ánimo. «Saben que el reto será difícil por el nivel de juego que traen los contrarios, pero también confían en sus posibilidades», añadió.
El estratega avileño confirmó la alineación anunciada a su llegada a esta ciudad, así como la responsabilidad que tendrá el derecho Vladimir García como abridor en la apertura.
«Pensamos que lo haga muy bien, aunque conocemos que los mexicanos reforzaron bastante su nómina. Hemos planificado una estrategia para el relevo del primer juego con Yera, Lahera, Moinelo, José Ángel y Cano, por ese orden», explicó el director de los Tigres.
Nuestros peloteros en saludo respetuoso. Foto: Ricardo López Hevia
Otro cubano en el derby
La gran expectativa generada por el novedoso derby de cuadrangulares que los organizadores anunciaron para la tercera jornada del torneo, perdió fuerza después de la confirmación de que los dominicanos Robinson Canó y David Ortiz, así como el venezolano Miguel Cabrera, no recibieron la autorización requerida para participar en la fiesta.
Según los organizadores, el sindicato de jugadores exigía para el trámite un seguro económico que no fue gestionado a tiempo.
De cualquier forma, el festival de batazos continúa en el programa, solo que ahora con nuevos protagonistas, todos miembros de los equipos participantes.
Por los Tigres avileños el enmascarado Yosvani Alarcón se suma a Alfredo Despaigne. Otros felinos, pero de la venezolana Aragua, inscribieron al cubano Félix Pérez, el estadounidense Clyde Hanker representará a los Venados de Mazatlán, y el boricua Kenny Vargas será la carta de triunfo de los Cangrejeros de Santurce. Los aficionados quisqueyanos pondrán todo su entusiasmo en apoyo al ya retirado Vladimir Guerrero, quien sí mantiene su original candidatura.
Joya venezolana
El experimentado Freddy García, el lanzador venezolano con más triunfos en la Gran Carpa, dibujó casi una obra perfecta desde el montículo, y dio a los Tigres de Aragua el mejor debut posible en el torneo.
Apenas a tres imparables se redujo todo el gasto ofensivo de los Cangrejeros de Santurce, quienes inician con mal pie el pretendido objetivo de llevar a Puerto Rico el cetro del torneo, después de 16 años de sequía.
Mientras, en el duelo de cierre —antecedido por la apertura oficial de la cita— los Venados de Mazatlán superaron por 3-2 a los Leones del Escogido, de República Dominicana.