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Justicia en vena

Una familia pinera se dedica en cuerpo y alma al arbitraje del canotaje cubano tanto en la arena nacional, internacional como en la casa, lugar donde aseguran se forman todos los valores que necesita un juez deportivo

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— Alexander Labrada Torres es un joven pinero que impartirá justicia en los cercanos XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe, con sede en la ciudad de Veracruz, México. Su elección está avalada por sus conocimientos y resultados como árbitro internacional de la disciplina de canotaje y una herencia familiar preñada de valores y amor al deporte.

Por eso, JR conversó con la familia Labrada Torres y descubrió que todos sus miembros practican el arte del arbitraje y aplican las reglas, tanto en el terreno como en la «arena familiar», y constituyen un genuino ejemplo de unidad y compromiso.

«No es difícil ser árbitro, pero se necesita vocación, firmeza, ética profesional y conocimiento profundo de la disciplina; para mí la piedra filosofal del arbitraje es, además, tener prestigio y gran sentido de la justicia, eso es indispensable», confiesa Leonel Labrada León —el patriarca de la familia— quien desde 1996 funge como presidente nacional del Comité de Reglas y Arbitraje de Canotaje en Cuba.

«Me incorporé con Alfredo Hernández Barreras, entonces entrenador de canotaje, la disciplina que aportó las primeras medallas olímpicas para la Isla. Y como atendía la divulgación, comencé a nutrirme de todo lo relacionado con ese deporte.

«Desde ese momento a la fecha no he podido desprenderme de esa disciplina, primero porque siento una gran pasión por ella, y segundo, porque ha contribuido a la formación de mis hijos, seguidores y fieles amantes del deporte», dijo.

Labrada León es también un apasionado por la historia del deporte pinero. Practicó voleibol —a pesar de su pequeña estatura—, fue corresponsal deportivo, activista comunitario y, sin dudas, un gran conversador y formador de nuevas generaciones, que hacen de la familia Labrada Torres, un paradigma del sector deportivo pinero.

Juan Carlos, el menor de los hijos, intentó convertirse en remero, pero terminó integrando la selección municipal de fútbol y ahora dirige las actividades relacionadas con la recreación en la Dirección Municipal de Deportes.

«Imagínate, “hijo de gato caza ratón”... Desde niño en la casa se respiraba canotaje por las cuatro esquinas. Lo intenté, pero parece que mi fuerte no estaba en el agua. Sin embargo, sí me inspiró el arbitraje y desde el 2010 imparto justicia en todas las competencias nacionales», comentó.

Alexander, por su parte, reconoce su pasión por todos los deportes, pero también que no pudo convertirse en atleta estrella en ninguno. «Al final estudié Medicina, pero al mismo tiempo apliqué para formarme como árbitro», dijo.

«Empecé por lo más difícil, que es la arrancada, en la que se requiere de gran responsabilidad, porque es el único oficial que puede descalificar al momento; el arbitraje me encanta y mucho de lo que soy hoy se lo debo a mis padres, sus ejemplos son muy valiosos, porque los valores que necesita un juez se cultivan en casa y ese es nuestro caso», acotó.

Pura Torres Alzamora, la mamá y árbitro mayor del hogar, es la que pone las reglas e imparte justicia en la familia. «Aquí todos cumplen las normas, desde ayudar en la cocina, con los mandados, la limpieza…, porque el arbitraje es una profesión que demanda mucho compañerismo y amor, y eso nos sobra.

«En el canotaje, somos como un gran familia en toda Cuba, nos ayudamos unos a otros tanto en lo profesional como en lo personal y ese prestigio se gana con respeto, honestidad, conocimiento, pero la verdad es que esos valores se forman desde la cuna», dijo.

En ese sentido, Alexander subrayó que las indisciplinas en el deporte son el resultado de una mala educación familiar y en el centro de entrenamiento. ¿Cómo se puede impartir justicia y exigir la disciplina que no se tiene?, apuntó.

Como reflexión final, todos los miembros de la familia Labrada Torres, dedicados al arbitraje en eventos nacionales e internacionales, coincidieron en señalar que los jueces influyen en la formación integral del atleta.  «De su actitud y aptitud dependerá el éxito del espectáculo y el disfrute de la afición cubana», precisó Labrada León.

Alexander lo sabe. Por eso, cuando en la próxima cita centrocaribeña se encuentre en la línea de arrancada, sabrá recurrir a la enseñanza familiar y a los conocimientos de la disciplina de canotaje, para contribuir a la calidad del evento. Y si gana Cuba, mejor.

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