José Ángel Larduet (derecha) combatirá ahora en los supercompletos. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:32 pm
El guantanamero Rolando Acebal, jefe de entrenadores de la preselección nacional de boxeo, fue categórico en sus declaraciones a JR: «Hemos decidido cambiar de divisiones a otro grupo de atletas, respondiendo al seguimiento de sus potencialidades y características físicas, además de que así tendremos dos o más representantes de calidad en cada peso y ninguno de ellos se podrá sentir seguro».
Les recuerdo que, tras finalizar los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Acebal decidió darle «la carta de libertad» a pugilistas como Robeisis Ramírez, Roniel Iglesias y Yasniel Toledo —a quienes les costaba mucho hacer el peso—, y finalmente los admitió en una división superior a aquella en que ganaron sus preseas en esa justa.
Robeisis y Roniel se titularon en 52 y 64 kilos, respectivamente, en tanto Toledo obtuvo bronce en 60. Y tras el aumento de peso corporal para cruzar guantes, los tres pueden darse el lujo de «comer un poquito más» que antes, según ellos mismos me han referido.
Algo similar acaba de suceder en la Finca del Wajay, cuartel general del pugilismo cubano. Desde allí, Acebal nos confirmó el ascenso de cinco pupilos a divisiones inmediatas superiores, así como el descenso de otro, todos muy jóvenes y con muchas perspectivas.
Sin duda, destaca que el santiaguero José Ángel Larduet —bronce mundial en 81 kilos—, quien se desempeñaba en 91, estará ahora en los supercompletos. «Es muy fuerte y ya anda por los 104 kilogramos, en una división en la cual también se va estableciendo el prometedor Yoandy Toirac. Te aseguro que habrá muy buena disputa entre ambos», aseveró el adiestrador.
Otro que «creció» fue el campeón juvenil del orbe Alexei Guibert, quien recaló ahora en los 60 kilogramos, en tanto, los también mundialistas juveniles Luis Oliva y Osnay Bencomo se «trasladaron» hasta los 64 y 75 kilogramos, respectivamente. Y eso era algo que se veía venir. Guibert, además de su lógico desarrollo físico, también estaba coincidiendo en peso (56 kg) con dos excepcionales atletas —igualmente muy jóvenes— como Robeisis y el monarca planetario Lázaro Álvarez.
Mientras, Oliva y Bencomo tenían deudas con sus respectivos somatotipos. La madre natura los dotó con buena talla, pero precisaban «engordar» un poco. Y en la Finca lo han logrado. Ya se les ve más fuertes y deben haber mejorado mucho su pegada.
De los preseleccionados, quien más aumentó de peso fue el villaclareño Víctor Águila, de 52 a 60 kilogramos.
Entretanto, el único que se movió hacia una división inferior fue el guantanamero Erislandy Savón, campeón panamericano supercompleto, quien ahora tendrá como principal oponente al también monarca del continental Lenier Eunices Peró.
«Llevamos mucho tiempo intentando mantener a Savón en más de 91 kilogramos. Pero hemos comprobado que le cuesta mucho trabajo aumentar de peso. Eso está muy relacionado con sus características físicas y biológicas. Él le regala muchos kilos a sus rivales y es preferible dejarlo definitivamente en los 91», sentenció Acebal.
Estamos en el primer año del cuatrienio olímpico que culminará en Río de Janeiro 2016. Y no albergo dudas de que más tarde se recogerán los frutos de estas modificaciones hechas en la preselección nacional de boxeo. Tiempo al tiempo.