En la época prehispánica aparecieron en casi toda América los juegos deportivos de tipo regional, los cuales llegaron a tener una gran importancia desde el punto de vista socio-religioso. En efecto, pueblos que alcanzaron un gran desarrollo practicaron deportes que hoy se reconocen como posibles antecesores de especialidades tan modernas como el tenis y el baloncesto.
Sin embargo, durante los 300 años de dominación europea, no se encuentran signos de esas manifestaciones y no es hasta la segunda y tercera década del siglo pasado, cuando se localiza el origen de los Primeros Juegos Deportivos Regionales modernos, precisamente en el momento en que se desempeñaba como Presidente del Comité Olímpico Internacional el Conde Henry de Baillet Latour (1925-1942).
Baillet Latour comprendió que el desarrollo y esplendor de los Juegos Olímpicos, restaurados en 1896 gracias al esfuerzo y tesón del Baron Pierre de Coubertin, sólo se lograría mediante la organización de juegos regionales en todos los continentes.
Por ello, desde 1923, aún antes de ser designado Presidente del COI, viajó por gran parte del mundo, especialmente por América, donde visitó todos los países para despertar la conciencia de los hombres que podían llevar a feliz término la organización de competencias deportivas de carácter regional.
Un año antes, en 1922, se había tenido un esbozo de ese tipo de juegos en América, al celebrarse en Brasil y en ocasión del centenario de su independencia, los Primeros Juegos Deportivos Sudamericanos.
Cuatro años después, en 1926, la Ciudad de México fue escenario de los Primeros Juegos Deportivos Centroamericanos, que a la fecha son los juegos deportivos regionales más antiguos del mundo.
La unidad deportiva americana se arraigaría muy hondo tras los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, efectuados en 1932. Allí, representantes de las naciones americanas participantes celebraron juntos reuniones informales, donde México propuso la formación de la Confederación Deportiva Americana, suprema aspiración de la amistad y destino común en términos deportivos.
En la Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, se reafirmó ese propósito, aprobándose en las reuniones de los delegados de los países americanos la celebración periódica de los Juegos Deportivos Panamericanos.
A partir de ese momento, el señor Avery Brundaghe, entonces Presidente de la Asociación Olímpica de los Estados Unidos de América, se consagró a formalizar el proyecto de integración de las federaciones panamericanas de cada deporte.
Brundage en unión de George Marshall, invitó a todos los atletas del continente a participar en unas competencias que se desarrollaron en Dallas, Texas, en 1937. Fue el primer intento por unir a los deportistas de América en una fiesta de confraternidad y competencia. En aquella ocasión ondearon las banderas de Argentina, Brasil, Canadá, Cuba, Colombia, Chile, Estados Unidos, Paraguay y Perú.
Los esfuerzos de Baillet Latour, de Avery Brundage y de otros grandes hombres del deporte de América, fueron acogidos con enorme entusiasmo y se coronaron con éxito al celebrarse el Congreso Deportivo Panamericano en Buenos Aires, en 1940.
En esa ocasión asistieron, con voz y voto, delegados de 16 países, quienes aprobaron entre otras, la moción para integrar el Comité Deportivo Panamericano cuya principal finalidad sería la de organizar, cada cuatro años, a partir de 1942, los Juegos Deportivos Panamericanos. Asimismo, aprobaron que la Ciudad de Buenos Aires fuera sede de los Primeros Juegos.
Desgraciadamente, América se vió involucrada en el conflicto bélico que había estallado en 1939 y la organización de los Juegos tuvo que ser interrumpida. Se aplazó la fecha varias veces, pero Argentina renovó, cada año, su derecho a ser sede de los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos.
Firmada la paz en 1945, se renovaron los aires panamericanos, y en ocasión de los Juegos Olímpicos de Londres (1948), se reunieron los delegados americanos el 8 de agosto de 1948 para efectuar el Segundo Congreso Deportivo Panamericano, donde se aprobó, por segunda ocasión, la celebración de los Juegos Continentales y se fijó el año de 1951 como el indicado para el nacimiento del evento deportivo más importante de América y uno de los de mayor relevancia en el mundo.
Avery Brundage visitó los países americanos y al llegar a la Ciudad de Buenos Aires quedó ratificado el acuerdo de que la capital argentina fuera el escenario de los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos. Inmediatamente, se encomendó al Dr. Rodolfo G. Valenzuela la presidencia del Comité Organizador que contó con el apoyo del entonces presidente de la Republica Argentina, el General Juan Domingo Perón.
Con solemnidad y manifiesto entusiasmo se desarrollaron los primeros Juegos Deportivos Panamericanos en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, del 25 de febrero al 9 de marzo de 1951. Se inició a partir de entonces la rica y hermosa historia deportiva que, con legítimo orgullo, hoy exhibe la Organización Deportiva Panamericana.
Fuente: ODEPA