Lionel Messi Autor: AP Publicado: 21/09/2017 | 05:01 pm
Lionel Messi vivió hoy por fin su gran día en la selección argentina. Ovacionado por primera vez en mucho tiempo por los hinchas, se reencontró con el gol y fue el líder silencioso del triunfo de Argentina por 4-1 que hizo morder el polvo a España, el campeón del mundo.
Besó con pasión la camiseta albiceleste al abrir el marcador a los 10 minutos con una definición extraordinaria al picar la pelota ante el arquero José Manuel Reina.
Y se emocionó cuando todo el estadio Monumental, colmado con más 50.000 personas, lo vivó al grito de «Olé, olé, olé, olé, Messi, Mecí». O cuando todos silbaron al unísono al sufrir una falta que lo dejó rodando en el suelo. Al fin, había logrado conquistar al reacio hincha argentino que le había escatimado su fervor desde el principio.
Diferente del esquema habitual del conductor de un equipo, Lío desplegó un liderazgo callado, observador. Desde el lateral derecho hizo indicaciones, pidió la pelota y asistió a sus compañeros en las jugadas de gol.
Esperó inmóvil, agazapado, el momento para dar el zarpazo y salir con esos arranques que sorprendieron incluso a varios sus compañeros del Barcelona.
Fue el jugador indispensable y desequilibrante en la victoria argentina ante España, muy lejos de aquel jugador con la mirada perdida y errante que se tuvo que despedir del Mundial en la derrota por 4-0 a manos de Alemania.
La «Roja», que no jugó desde el principio con todos sus titulares, se vio sorprendida por una Argentina sólida y un funcionamiento de equipo que obligó al seleccionador Vicente del Bosque a introducir cambios para intentar revertir una caída dolorosa e inesperada.
Aquellas primeras sonrisas que había esbozado Messi en la selección guiada por Diego Maradona en Sudáfrica se convirtieron hoy en reacciones decididas y un código cómplice con el nuevo técnico interino Sergio Batista, a quien ya le gritó a voces toda su confianza.
El entrenador lo rodeó con la experiencia de Javier Zanetti y Esteban Cambiasso, que habían sido ignorados por Maradona, la estabilidad de Ever Banega y un Javier Mascherano más afinado.
Messi, de 23 años, no convertía un gol con la camiseta argentina desde el 14 de noviembre de 2009, también en un amistoso ante España.
La sequía en Sudáfrica fue su asignatura pendiente más dolorosa, además de quedarse sin el único gran título que le falta al mejor jugador del mundo.
Pero la vida da revancha y Messi parece estar encontrando el camino para brillar con la camiseta albiceleste. «A Messi no hay que apurarlo», pidió Batista, a sabiendas que la «Pulga» puede ser su mejor socio para permanecer en la dirección técnica hasta Brasil 2014.