Aunque muchos pronosticaron lo contrario tras el increíble final del miércoles, La Habana se creció anoche y le dio jaque mate a Villa Clara, seis carreras por cero. Así, los vaqueros lograron su primer título con la actual división político-administrativa del país.
El héroe fue el derecho Miguel Alfredo González, quien tiró lechada de cinco hits y ocho ponches —tres a Leonys Martín—, sumando su quinta victoria de los play off. Este muchacho, como Freddy Asiel Álvarez, tiene los dos pies en el próximo equipo Cuba.
Fue otro partido emotivo, confirmando que vivimos una de las mejores finales de los últimos años. La suerte se selló en el noveno, cuando Ruby Silva y Ernesto Molinet le pegaron sendos jonrones al relevista Yosvani Pérez.
Imagino que a Molinet le supo a gloria, como nos pasa a todos cuando salimos de un mal momento. Anoche él sí pudo dormir, igual que yo, pues mi pequeña Elena sigue mejorando en su cama del hospital.
El primer amago fue de los locales y llegó en el tercer capítulo, cuando Yeniet Pérez pegó cañonazo al jardín central y Aledmis Díaz se sacrificó después de un out. Ahí Lombillo fue temerario y ordenó lanzarle a Leonys Martín —tenía la opción de mandarlo para primera—, pero Miguel Alfredo ponchó al primer bate naranja.
En el siguiente episodio parecía que se acababa el mundo: Yuniet Flores abrió la entrada con hit en toque de bola y luego Zamora pegó cohete al bosque izquierdo. Entonces Miguel Alfredo no quiso nada con Borrero y le regaló un pasaporte gratis, pero a continuación dominó a Lunar, Pestano y La Rosa, colgando un cero de espanto.
El ponche de Pestano resultó muy polémico, pues el árbitro principal concedió primero una bola que era strike, y luego cantó un lanzamiento bajo y afuera. No obstante, los bateadores cubanos siguen esperando demasiado y ellos mismos se ponen la soga al cuello.
Con esos truenos, La Habana se envalentonó y contraatacó en el quinto. Linares abrió con doble al jardín derecho y después Danger Guerrero recibió boleto. Ambos corredores avanzaron una base con el roletazo a tercera de Michael González y seguidamente vino la comidilla de la noche: Eduardo Martín sustituyó al abridor Yuliet López y trajo al zurdo Siverio para lanzarle a Ruby Silva, quien se había ponchado dos veces.
La jugada no le pudo salir peor al manager villaclareño, pues Siverio transfirió a Silva y puso en dos bolas a Laza. Ahí fue reemplazado por Alaín Sánchez y este dio un pelotazo que forzó la carrera. El inning terminó con una gran atrapada de Yeniet Pérez sobre un disparo de Molinet.
Por cierto, Eduardo Martín corrigió de nuevo su alineación y Yeniet apareció como titular en la antesala, mientras Aledmis regresó al campo corto. No hay mejor prueba de que cada choque fue un verdadero acertijo para el experimentado piloto.
A partir del medio juego, Miguel Alfredo apretó el acelerador —dio tres ponches en el quinto capítulo— y la ansiedad se apoderó poco a poco de los bateadores locales. Sobre todo después del sexto, cuando La Habana fabricó tres anotaciones que pesaron un mundo.
La tormenta empezó con sencillo de Michel Rodríguez después de un out. Enseguida lo imitó Juan Carlos Linares —hubo jugada de corrido y bateo— y el zurdo Marlon Romero entró corriendo para sustituir a Yasmani Hernández. Sin embargo, el cañonazo de Zulueta lo mandó a las duchas en un pestañazo.
Con Yosvani Pérez en la lomita, Lombillo soltó a Zulueta y el receptor La Rosa cometió error en tiro. Ello le abrió las puertas del home a Linares y al propio Zulueta, quien anotó impulsado por fly a los jardines de Danger Guerrero.
Ciertamente, el director habanero tiene mucho mérito en la victoria final del equipo, pues nunca se anduvo con chiquitas. Anoche mismo sentó a Rolando Méndez y le dio un chance a Michael González, un cambio que la gente le pedía desde hace rato. Bastante lo pensó, pero al final decidió bien, como cuando le abrió un hueco a Ruby Silva en el primer turno de la alineación.
Ese movimiento llegó en el segundo choque de la semifinal contra Pinar del Río, pues Méndez fue el hombre proa durante toda la serie con La Isla. Aunque suene raro, yo diría que ahí Lombillo ganó el campeonato.
Por último, unas líneas para honrar la proeza de Villa Clara, que dejó en el camino a Santiago de Cuba y después a Ciego de Ávila. Ganó La Habana, merecidamente, pero esta serie tuvo sabor a naranja.
Nos quedan muchos apuntes en el cuaderno y ya hablaremos de ellos más adelante. Por suerte, habaneros y villaclareños alejaron el fantasma del II Clásico Mundial. Contra viento y marea, la pelota cubana sigue viva y en juego.