Pelé le entregó a Schumacher (derecha) un trofeo como homenaje a su brillante trayectoria. Tuvo que ser una noticia de impacto para robarle los titulares en España al «clásico» del fútbol local que disputaron el pasado domingo Real Madrid y Barcelona, con triunfo para los «merengues». Y vaya si lo fue. También el último día de la pasada semana —o el primero de esta, como usted lo prefiera— el español Fernando Alonso se proclamaba campeón del mundo de Fórmula Uno por segundo año consecutivo, venciendo una vez más al alemán Michael Schumacher, toda una leyenda en este singular deporte.
«Se ha hecho justicia. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Ganar con Schumacher en la pista tiene doble mérito», dijo Alonso al concluir el Gran Premio de Brasil, donde finalizó segundo pero sumó los puntos que necesitaba para revalidar el título del orbe.
En ese circuito, en cambio, el astro alemán finalizó cuarto. Y hubiera querido ganar, pues desde hace algunos meses había hecho pública su decisión de retirarse después de la carrera. Pero sufrió un ponche en las primeras vueltas y cayó momentáneamente hasta la última plaza, aunque logró una remontada espectacular, demostrando por qué se le considera entre los grandes atletas de todos los tiempos (y entre todos los deportes) en el mundo.
UN PALMARÉS IMPRESIONANTESoy de los que piensa que Schumacher vino a llenar el vacío que dejó en las pistas la ausencia repentina del tricampeón mundial brasileño Ayrton Senna, quien perdió la vida trágicamente en 1994, al accidentarse cuando corría en el circuito de Imola, durante el Gran Premio de San Marino.
El alemán, de 37 años (nació el 3 de enero de 1969), dice adiós como dueño de prácticamente todos los récords de la F-1. A saber, ganó siete títulos mundiales, superando por dos al argentino Juan Manuel Fangio. Además, en sus 15 años sobre ruedas obtuvo más victorias que ningún otro piloto (91) y fue quien más veces se encaramó en un podio (154), con 141 triunfos en Grandes Premios.
Logró sus dos primeros campeonatos con el equipo Benetton, en 1994 y 1995, y luego consiguió cinco consecutivos con la escudería italiana Ferrari, entre los años 2000 y 2004.
Pelé, quien para muchos ha sido el más grande futbolista de todos los tiempos, le entregó un trofeo como homenaje a su brillante trayectoria, minutos antes de que el alemán disputara la última carrera de su vida.