El título conquistado por Sergio Álvarez fue el primero de un cubano desde 1997. Foto: Juan Moreno Después de lograr un solo título en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003, y de que apenas dos atletas pudieran concursar —con resultados muy discretos— en la Olimpiada de Atenas 2004, no quedaban dudas de que el levantamiento de pesas en Cuba transitaba por un período tan malo, que se necesitarían varios años para «levantar cabeza».
De ahí que ni los más optimistas imaginaron que en el mismo inicio del siguiente ciclo olímpico, Adán Rosales y Yohandrys Hernández serían medallistas de un Campeonato Mundial, y mucho menos pensaron que ahora, a tres años del estrepitoso descenso, la nueva generación de levantadores protagonizara la hazaña de ubicarnos entre los cuatro mejores equipos del planeta en la recién finalizada cita universal, celebrada «paradójicamente» en la capital dominicana.
Quizá lo más destacable de esta alegría pudiera ser el título conquistado por Sergio Álvarez —primero de un cubano desde el Mundial de 1997—, pero este es parte indisoluble del esfuerzo colectivo de atletas, entrenadores, metodólogos, médicos y directivos, unidos por el objetivo de recobrar los espacios perdidos.
Desde el segundo lugar colectivo logrado en 1978, ningún equipo cubano había bajado del quinto puesto como ahora, solo superado por tradicionales potencias en este deporte como Rusia, China y Polonia entre las casi 80 naciones que asistieron a la lid planetaria.
Pero más allá del dato histórico, el resultado desborda el optimismo de los seguidores de este deporte con vistas a los venideros Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
Solo los mismos «grandes», pero con diferente orden, nos aventajan hoy en la clasificación olímpica diseñada por la Federación Internacional para la próxima cita estival, por lo que si se celebrara en este momento, tendríamos la posibilidad de inscribir a seis atletas en el máximo torneo de halterofilia.
Mas resta aún la disputa de otra edición mundialista, con sede en Tailandia el año entrante, cuya aportación de puntos será decisiva para el escalafón olímpico. Quienes ahora hicieron historia tendrán la misión de sellar allí este sorprendente despegue antes de soñar con el ascenso al podio en Beijing. Con dos años por delante y por lo visto hasta el momento, ya no parece tan lejano ese esperado momento.