Yurisel Laborde. Foto: Juan Moreno, enviado especial CARTAGENA DE INDIAS, Colombia.— Hace un año, exactamente el 21 de marzo de 2005, fue operada del codo. Le extrajeron un fragmento óseo alojado en la articulación del brazo izquierdo. «Llevaba dos años molestándome», confesó en su momento.
No fue una gran cosa con el bisturí, mas toda intervención requiere asueto y algunos pensaron que podía «retrasarse» competitivamente.
Sin embargo, a los seis meses ya Yurisel Laborde Duani (Yuyu) estaba conquistando la medalla de oro de los 78 kilogramos en el campeonato mundial de El Cairo, Egipto.
«Cuando salgo a combatir solo pienso en hacer buen judo», había señalado entonces esta santiaguera nacida el 18 de agosto de 1979.
Con esa misma filosofía, la también medallista olímpica llegó a los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe. Y la aplicó tan radicalmente en el tatami que ninguna de sus tres rivales le duró dos minutos de combate.
Incluso, en el duelo por el metal más codiciado hizo volar a los 10 segundos a su contrincante, la mexicana Ana Carrillo.
«Vine a ganar todos los combates por ippon y lo cumplí; no subestimé a ninguna rival», expresó antes de ser llamada a la prueba antidoping.
Su actuación en el Coliseo de Gimnasia y Combate, de esta ciudad, acaso devino aguijón nocturno para el resto de sus compañeras de equipo y para los mozalbetes que dirige Justo Noda.
Minutos después Oreidis Despaigne Terry (100 kg) subía al podio tras maniatar fácilmente, también por ippon, a sus tres adversarios. «El dominicano (el medallista de plata Teófilo Diek) fue el que más trabajo me dio. Había competido con él otras veces y es el contrario de mejor nivel», valoró el cienfueguero de 24 años.
Más tarde vendría la apoteosis del público cuando Ivis Dueñas (más de 78) se impuso en la final, por yuko, a Giovanna Blanco, la concursante más corpulenta de la lid, quien pesa 168 kilogramos y estuvo en los Juegos Olímpicos de Atenas.
«Yo peso 97 kilos y sabía que iba a ser difícil. Aunque voy delante en los enfrentamientos… ella me ha ganado en otras ocasiones», subrayó la pinareña de 28 abriles.
Y agregó que ante la felicidad del título regional pensaba en sus seres queridos en Cuba y especialmente en su padre, fallecido hace exactamente hoy cinco años. «Son cosas inevitables cuando uno gana una competencia», expuso, en claro mensaje: el deporte no es solo tensión de músculos. Es, además, sentimiento, pensamiento, vida.
El epílogo de la jornada dorada fue la actuación del joven de 21 años Oscar Brayson (más de 100), quien venció al hondureño José Vázquez (por ippon, lógicamente).
La división, no obstante, tuvo su dosis de dramatismo pues algunos jueces pensaron descalificar por «actitud antideportiva» al camagüeyano. Fue en su segundo match, contra el titular de San Salvador 2002, el haitiano Joel Brutus. Este, incluso, después del ippon intentó agredir al cubano. Afortunadamente solo fue «un ruido». El examen del video dijo la última palabra.