CARTAGENA DE INDIAS, Colombia.— Como usualmente pasa, en el ir y venir de una instalación a otra y la premura por reflejar en estos días cuanto aquí acontece, casi pasamos por alto que precisamente hoy los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe cumplen su primera semana de vida.
Más que una conmemoración, el hecho justifica una mirada retrospectiva, y nos convida a la aventura de resumir en pocas líneas los resultados, las emociones y las alegrías que hasta el momento han protagonizado los atletas cubanos.
Por lo visto, nada de fácil nos ha sido —y pienso que tampoco será— la tarea de reconquistar la supremacía regional cedida hace cuatro años por una obligada ausencia.
Solo un vistazo al medallero resulta suficiente para conocer la magnitud del crecimiento deportivo en algunos países del área. Contrario a lo que muchos pensaron, este sábado México aún permanece en la cima, gracias a sobresalientes actuaciones en varias disciplinas, y otros como Colombia y Venezuela marchan a nuestras espaldas con innegables signos de desarrollo.
Pero sin perderlos de vista, entre agradables sorpresas y desempeños esperados, la delegación cubana supera ya la media centena de títulos, una cifra que crecerá en los siete días que nos separan de la ceremonia de clausura.
Resulta imposible condensar cada uno de los desempeños de nuestra comitiva, pero en el intento no se puede dejar de destacar la faena del canotaje, deporte ganador de nueve de los 12 cetros puestos en disputa, seis de ellos repartidos a partes iguales entre los kayacistas Maikel Zulueta y Yulitza Meneses.
Su espacio de reconocimiento tienen a su vez los pesistas, quienes enfrentaron a lo que más vale y brilla del continente y lograron dominar la competencia con 13 coronas y siete nuevos récords regionales.
Más se pudiera agregar de las vibrantes victorias de nuestros esgrimistas, y las destacadas actuaciones de Yoanka, Yumari, Lisandra y Julio César en el velódromo de Barranquilla; de la excepcional faena del clavadista José Antonio Guerra, o de los muchachos del tiro con arco y sus parientes del tiro deportivo, también contribuyentes en la cosecha dorada.
Otros, sin dejar de dar su mejor esfuerzo, no han podido concretar sus sueños como los futbolistas y los gimnastas, estos últimos afectados por la lamentable caída del estelar Abel Drigg que terminó sepultando todas nuestras opciones ganadoras.
Así, Cuba asume la recta final de los Juegos con la convicción de que los mejores resultados llegarán, y hasta los rivales reconocen casi como imposible resistir el empuje de nuestros boxeadores, luchadores, judocas y luminarias del atletismo, quienes entrarán en acción durante las próximas jornadas.
Mientras tanto, quienes «competimos» en la misión de informar y divulgar sus triunfos, aguardamos ansiosos y pensamos insistentemente en el mejor titular que, llegado el momento, anunciará nuestro asalto final a la cima del medallero centroamericano.