Una pareja de Florida, Sharon y John Bente, se llevó una sorpresa nada amigable al encontrar un cocodrilo de 2,5 metros de largo en la piscina de la casa.
La señora escuchó un ruido en el patio trasero y allí estaba el saurio, placenteramente nadando en círculos, luego de romper la malla que cercaba el lugar. El agua es de todos, seguramente pensó el animalito; pero cuando lo sacaron, por supuesto, vertió sus lágrimas de cocodrilo.