Ese el consejo que están dando ahora mismo a Enrique Díaz sus compañeros del penal de Aguascalientes, México. El frustrado caco echó mano a una serpiente pitón que estaba siendo descargada junto a otros animalitos de la furgoneta de una tienda de mascotas y partió raudo hacia su casa. El ofidio confundió al ladrón con su próximo almuerzo y comenzó a estrangularle el brazo, hasta dejarlo sin circulación. Mareado y en muy mal estado, a Enrique no le quedó más remedio que entregarse a la policía, rogando a los agentes que lo librasen de una vez de su peligroso botín.