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Eva, drama familiar marcado por una pérdida, es una historia de resiliencia y diversidad. Autor: Cortesía del evento Publicado: 11/12/2025 | 10:12 pm
Respeto. Es lo primordial que desea inspirar en el público el cineasta hondureño William Reyes, quien exhibe en este 46to. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano su ópera prima Eva, filme distinguido con el premio a Mejor Película LGBTIQ+ en el XXIV Rome Independent Film Festival (RIFF)en noviembre pasado.
«Eva es el centro de la historia, una mujer trans que enfrenta el duelo, la maternidad y los prejuicios sociales en un viaje íntimo y profundamente humano. No solo el personaje es trans, sino también la actriz, pero la película no se regodea solamente en ese aspecto, y es lo que quiero que perdure en la mente de los espectadores. Es un drama familiar marcado por una pérdida, y a raíz de eso, Eva y Gustavo buscan sanar lazos rotos.
«Mis personajes en mis películas generalmente son de la comunidad LGBT, pero los conflictos que muestro van más allá de eso que es tan solo un rasgo, una característica. Esas personas, discriminadas aún en muchas sociedades y de una manera brutal, viven las mismas alegrías y los mismos sinsabores de cualquier ser humano, y eso hay que respetarlo por encima de todo.
«Eva es una historia de resiliencia y diversidad, y me enorgullece el premio obtenido en Roma y la presencia en este festival en Cuba porque desde Honduras puedo traer temas importantes para un público global. La intención no es que la gente acepte a Eva o a otras personas similares a ella, sino que aprenda a respetarlas.
«Seguiré trabajando en esas temáticas desde diferentes aristas, y aprovechando la bondad de que el cine en mi país puede florecer mucho porque contamos con un fondo nacional del Instituto de Cine y, además, formamos parte de Ibermedia, un fondo que permite a los productores de Latinoamérica llevar a cabo sus proyectos».
Producida por OPIDA, Fosforito Films y Candelaria Films, Eva acapara la atención y representa desde Honduras —aunque tenga un porcentaje colombiano en la producción— a un movimiento que en los últimos años ha impulsado nuevas voces y narrativas.
En esa línea creativa desde un tema que, en ocasiones, no es abordado desde ese punto de vista porque se limita a mostrar la orientación sexual como una etiqueta fría que provoca reacciones de violencia y discriminación, llaman la atención otras películas en competencia en este certamen cinematográfico.
También en ópera prima encontramos La misteriosa mirada del flamenco, debut del cineasta chileno Diego Céspedes, seleccionada por la Academia de Cine de Chile para representar al país en las categorías de mejor película internacional en los Premios Óscar y mejor película iberoamericana en los Premios Goya de 2026.
Con premios obtenidos en la sección Una cierta mirada en el Festival Internacional de Cine de Cannes, donde se estrenó, y en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, la cinta muestra a Lidia, una niña de 11 años, cuya familia es queer y vive en el desierto, pues es culpada de la propagación de una enfermedad generada cuando un hombre se enamora de otro.
En el contexto de la década del 80, Lidia se enfrenta a quienes enarbolan la violencia, el odio y el miedo hacia su familia, acusada de propagar el VIH, que ha sido su único refugio, sin que le importe el estigma que se les coloca.
Mirar sin temor a mostrar quiénes somos es un derecho que la película defiende, porque no se trata solamente de denunciar una realidad que agobia a las personas trans y queer, sino de demostrar que existen tantos tipos de familia y comunidades como las que el amor sea capaz de construir.
También en el apartado de Ópera Prima encontramos el filme ya muy aplaudido en esta edición del festival, Baracoa, dirigido por Luis Ernesto Doñas. El personaje del médico Jimmi, quien a ratos nos ofrece a Estrellita como un rostro más de su inmensa personalidad, ha mostrado al público una manera sana y pacífica para comprender la diversidad que existe en nuestras sociedades. ¡Caigan las rosas blancas! es la propuesta de la directora argentina Albertina Carri, en coproducción con Brasil y España, para figurar en el apartado de Largometraje de Ficción en este 46 festival.
Carri decidió mostrar a través de cuatro amigas que trabajan en un proyecto cinematográfico con temática lésbica, la pornografía como lenguaje político, pues sus intenciones «creativas» arrasan con arbitrariedades éticas y estéticas.
Lo heteronormativo y la hipermasculinidad son cuestionados desde la mirada del cineasta mexicano David Pablos, quien exhibe en el evento la cinta En el camino, galardonada con el Premio a la Mejor Película en la Sección Orizzonti del Festival Internacional de Cine de Venecia este año y el Premio Queer Lion en el mismo festival, destacando su relevancia para la comunidad LGTBIQ+.
Veneno y Muñeco colocan sobre la mesa el tema del amor entre dos hombres, en medio de un mundo profundamente machista como es el que reúne a los camioneros que transitan continuamente por las autopistas.
La lucha interna de los personajes por hacer trascender sus sentimientos, inmersos en un contexto hostil que margina y aún más, castiga violentamente a quien «resbala» así, invita a reflexionar sobre los límites sociales que nos autoimponemos, cuando en realidad lo que importa es que nuestra identidad honesta y abierta sea respetada.
No pocas obras en otras secciones del Festival, como el cortometraje documental Alice, del brasileño Gabriel Novis, también ofrecen la oportunidad de acercarnos a realidades íntimas, vulnerables y muy maltratadas que, en todo caso, nos hacen comprender la existencia de matices diversos en la cotidianidad.
