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Hasta el final de mi existencia

La caricatura no se desliga del ámbito político, de la polémica. De alguna manera también participa en la toma de decisiones, aseguró a Juventud Rebelde el caricaturista mexicano Arturo Kemchs, colaborador del periódico El Universal, quien visitó recientemente Cuba

Autor:

Laura Fajardo Mastache

La historia ha demostrado que el arte no es ajeno a la política; más bien es un reflejo y, a veces, un catalizador de cambio. Las caricaturas del mexicano Arturo Kemchs, colaborador del periódico El Universal, actúan como un espejo crítico frente a la realidad y revelan verdades incómodas con un toque de humor y dosis de valentía.

En conversación con Juventud Rebelde —tras participar en la Bienal de Humor Político desarrollada recientemente en nuestro país—, Kemchs abrió las puertas de su mundo para permitirnos conocer cómo desde su pluma y visión aguda, emanan armas políticas.

¿Cómo se interesa por la caricatura?

—Cuando empecé a dibujar me atrajo muchísimo la caricatura, pero era un hobby, un plus, y solo lo tomé en serio cuando empezaron a publicarme. Antes no me había percatado de su valor, pero una vez iniciado el recorrido, dediqué mi labor por entero al periódico.

—¿De qué manera cree que la caricatura puede influir en la percepción de los ciudadanos?

—La caricatura política es una opinión, y al ejercer tu opinión, das a conocer tu posición política. Luego puedes encontrarte en medio de un debate con gente de acuerdo o no con lo que dibujaste. La división política actual de México es la más grande que se haya visto en más de 50 años (los que llevo en la caricatura). Nunca se había suscitado una división entre las opiniones tan radical, de las que formamos parte.

¿Cuál es el principal desafío de la caricatura política en su país?

—En mi país dedicamos las caricaturas a la crítica política. En cada uno de nuestros espacios criticamos al status quo. Vemos lo que se está haciendo mal y damos nuestra opinión al respecto. Todos los días. Pero cada medio periodístico se manifiesta como cree conveniente. Entonces, opino que nos falta en ocasiones ser más veraces.

—¿Cómo mantienen el equilibrio entre el empleo de la sátira y el reto de no ofender a la audiencia?

—Trabajamos con la idea de que nuestra caricatura la verán políticos y la sociedad. A nosotros nos ve todos los días el Presidente de la república mexicana. Cada mañana le llega un resumen de artículos y conocemos que lo primero que revisa son las caricaturas por su fácil lectura, para estar atento al panorama.

«Definitivamente la caricatura no se desliga del ámbito político, de la polémica, de alguna manera también participa en la toma de decisiones de los políticos. Entonces sí, cumple con dar una opinión que siempre es política y de contribuir a que la sociedad se exprese.

«En mi caso particular no he recibido ninguna queja por parte del público, a no ser de los políticos, porque no les gusta lo que decimos. Pero a nivel social creo que somos de los más privilegiados, porque nos hacemos escuchar con lo que graficamos; somos diputados del pueblo. Ilustramos sus opiniones. Se sienten identificados. Y eso es motivo de orgullo para los caricaturistas.

«La caricatura es interpretativa. Muchas veces cada uno de nosotros que observamos la caricatura interpretamos algo muy distinto; eso es parte del trabajo, del juego de dibujar y la gente que lo lee. Y la gente al verte te enriquece con las lecturas que hacen de tu trabajo.

«Yo creo que a partir de internet, por ejemplo, se han revelado otras opciones; de hecho, en el evento estuvimos hablando de eso, de que hay muchos caricaturistas empíricos. Internet le ha abierto la puerta a la gente de ejercer su opinión mediante los memes, que se convierten luego en caricaturas.

«La diferencia es que un profesional de la caricatura tiene que crear todos los días, estemos enfermos o no, estemos mal o no, con solo mirar las noticias del mundo. Todos los días tienes que ejercer tu libertad de expresión. Tienes que estar bien informado».

¿Piensa que el humor político en la prensa tiene el poder del cambio o simplemente es un reflejo de ella?

—Un factor que entristece a los caricaturistas es el hecho de que después de tantos años de publicar, y de que nuestras caricaturas lleven mucho del pensamiento que socialmente se maneja, la política sigue igual en muchos aspectos. Entonces, desconozco hasta qué punto nos hagan caso. No sé si nos den por locos, como quijotes, pero lo seguimos y seguiremos haciendo hasta que dejemos de existir en este planeta.

¿Ha sufrido censura?

—Jamás, en mi periódico nunca he sufrido censura y es uno de los más importantes del país. Jamás me han dicho qué puedo o no hacer; esto ocasiona que uno adquiera mayor responsabilidad como autor, como periodista gráfico, porque lo que haces resulta ciento por ciento tuyo. Nuestro primer objetivo siempre es cumplir la función social del periodismo gráfico.

¿Cree que el humor político pueda constituir una herramienta de resistencia en tiempos de represión?

—Históricamente la caricatura ha sido una herramienta política, un medio de resistencia ante la opresión. Aunque hoy hablo desde un país en libertad, en los años 60 ha habido incidentes muy duros de caricaturistas que han desaparecido, y de periódicos que han cerrado a la fuerza.

«Hoy en día eso en mi país no pasa, pero pasa algo igual o peor. Es el país donde más periodistas matan. Es triste porque no es a causa de la libertad de expresión, es a causa de situaciones que los vinculan con el narcotráfico. El Gobierno no tiene nada que ver.

«Hay un crecimiento de la violencia y va de la mano de la represión a muchos periodistas. Esto sucede en los estados y municipios principalmente, en medios más pequeños, locales; llegan los narcos y los matan. Considero que ni en las guerras han muerto tantos periodistas como en mi país».

¿Siente que dibujar caricaturas para la prensa mexicana es una gran responsabilidad?

—Dibujar caricaturas políticas es una responsabilidad muy grande con la que cargo todos los días al sentarme a dibujar, a esbozar mis anotaciones. Tienes que ser muy exigente contigo mismo, para no hablar de más ni que te falte nada por decir. Agruparlo todo en un dibujo.

«Tienes que mantener un equilibrio en la crítica, tú eres el único responsable de lo que se diga. Agradezco las bondades del internet que nos permite nutrirnos y mantener una retroalimentación. A veces nos leen más por redes que en los medios impresos».

¿Qué opinión tiene sobre el humor político en Cuba?

—Esta es mi visita número 20 a la Isla. Vengo desde los años 80 y cada vez que regreso, en un intervalo de cinco años más o menos, encuentro cambios, algo distinto. Una Cuba distinta. Me parece muy interesante lo que la Bienal suscitó. No tengo recuerdo de alguna otra bienal con el tema de la apertura política o el debate político. Y eso me parece un avance muy importante para la comunicación, para la libertad de expresión.

«Yo los felicito por ese tema, por entrarle a la discusión del análisis político en un país donde no se daba o se daba poco. Me voy muy cargado por todas las ponencias en las que he estado participando. Me voy con muchas cosas nuevas».

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