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Televisión Serrana: 30 años contándole al mundo

Para celebrar estas tres décadas de fecundo accionar, la Cinemateca presenta, entre el 10 y el 13 de septiembre, un enjundioso ciclo de muy notables documentales, seleccionados entre lo mejor que se ha creado en los marcos de esta elogiada productora

Autor:

Joel del Río

Algunos piensan que el cine joven cubano se vincula solo con el Vedado y Miramar, donde se asientan respectivamente el Icaic y la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisuales (Famca), entre otras productoras, pero el fenómeno trasciende cualquier barrio capitalino y se asocia fuertemente, por ejemplo, a la insurgencia de la Televisión Serrana, una institución que marca los últimos 30 años del audiovisual cubano. Precisamente para celebrar estas tres décadas de fecundo accionar, la Cinemateca presenta, entre el 10 y el 13 de septiembre, un enjundioso ciclo de muy notables documentales, seleccionados entre lo mejor que se ha creado en los marcos de esta elogiada productora.

El año 1993 es recordado como uno de los más difíciles del período especial, y justo en esos días se fundó este proyecto audiovisual comunitario enclavado en San Pablo de Yao, escenario montañoso del municipio de Buey Arriba, en la provincia Granma. Único de su tipo en el país, la Televisión Serrana fue «concebida para reflejar y defender la identidad, los valores humanos y la cultura de los habitantes de la Sierra Maestra», en tanto se trata de «un proyecto comunitario que fomenta el conocimiento y uso de los medios audiovisuales con fines sociales, educativos y de promoción cultural, teniendo como fuerza motriz y principal fuente de inspiración la vida cotidiana, historias, personajes e incomparables escenarios de las más intrincadas comunidades del país», para así contribuir al rescate y la divulgación de las tradiciones de los montañeses, exponer sus problemáticas e intereses, y estimular la capacidad de estos para modificar su propia realidad.

Con la tremenda experiencia que tuvo Daniel Diez trabajando al lado de Santiago Álvarez, logró nuclear un colectivo de jóvenes entre los cuales era una práctica común el multioficio, y así, en la etapa fundacional, todos se desempeñaban no solo como realizadores, sino también como guionistas y editores. En los tiempos fundacionales, y durante muchos años, resultó esencial el aporte del imprescindible Daniel Diez (Del lado de acá del río, 1993), y también de Rigoberto Jiménez (Las cuatro hermanas, 1997) y Waldo Ramírez (La chivichana, 2000), todos ellos representados en el ciclo de la Cinemateca con el título que indicamos entre paréntesis.

Fotograma de La chivichana (2000), de Waldo Ramírez.

Los mencionados, junto a otros que excluimos porque apenas caben todos sus nombres en el ciclo que estamos promocionando, incursionaron en diferentes géneros del documental, como el reportaje o el didáctico, sin descontar el lirismo y la antropología ni la ironía o el humor, como se percibe en esa simpática oda al ingenio de nuestros guajiros llamada La cuchufleta (2006), de Luis Guevara, quien aparece en este ciclo para dejar en claro su estatus de fundador: Amor, jóvenes y video es de 1996, mientras que CafédiVino, realizado 20 años después, en 2016, está codirigido por Guevara junto con Kenia Rodríguez, una de las realizadoras también vinculadas con los primeros tiempos.

Tampoco queremos dejar de subrayar los aportes de Waldo Ramírez, Ariagna Fajardo y Carlos Y. Rodríguez, cada uno de ellos incluidos con más de un título en la retrospectiva. Al talento de Waldo Ramírez, mientras estuvo trabajando para Televisión Serrana, debemos S.O.S CAFÉ (1994), Oficios de hombres (1998) y, por supuesto, La chivichana (2000). Por otro lado, Hombres de caminos (2006), Qué pasa con La Mesa (2015), y Mirarme a través de ti (2021) son las obras destacadas por la Cinemateca y firmadas por la muy reconocida, y premiada Ariagna Fajardo, mientras que Carlos Y. Rodríguez nos propone Al compás del pilón (2002), Al cantío del gallo (2005), Comunidades al límite, Almendral (2019) y Llueve sobre mojado (2020), este último sobre la situación crítica por las intensas y repetidas lluvias que vivió el municipio montañoso de Buey Arriba.

Uno de los vínculos más aportadores de los establecidos por Televisión Serrana tuvo lugar con la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, que todos los cursos tiene programada la grabación de un ejercicio documental, el One to One, en aquellos parajes, Televisión Serrana fue el puente para relacionar a decenas de jóvenes profesionales del audiovisual, cubanos y de otros países, con la realidad de aquellas profundas serranías que son también Cuba, quintaesencia de Cuba.

Algunos de los más hermosos o simpáticos documentales realizados por la institución homenajeada fueron realizados como parte de estos ejercicios de One to One, así llamados porque implican la relación estrecha entre el realizador y un personaje relevante que el cineasta debe encontrar en unos pocos días de rodaje. En el ciclo aparece Pucha Vida, muy bien reconocido internacionalmente, y realizado  por la colombiana Nazly López Díaz en 2007.

El ya amplio colectivo ostenta alrededor de 400 premios y su quehacer audiovisual sobrepasa las 600 obras con predominio, por supuesto, de los documentales. Por ejemplo, la jornada del cumpleaños 25 de la Televisión Serrana estuvo engalanada con el lauro a Lenia Sainiut por el documental En contra del viento (2017), en el Festival de Gibara, así como por el Premio Espacio del 4to. Festival Internacional de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, otorgado al realizador Daniel Diez por la obra de toda la vida.

Fotograma de En contra del viento (2017), de Lenia Sainiut.

El aniversario 30 de Televisión Serrana es recordado con la exhibición en la capital, como parecía recomendar Nicolasito Guillén Landrián en ese clásico del cine serrano que es Ociel del Toa (1965), de varios otros testimonios sobre la vida actual en aquellas intrincadas localizaciones. También están Sueña pero convierte sueños en vida, de Lizet Márquez, fechado en 1994 y que, por supuesto, pertenece a la etapa fundacional, en tanto recoge el testimonio de Daniel Diez Castrillo, fundador y creador del proyecto, junto a obras maduras como Invierno (2006, Roberto Renán) y Más sabe el hombre por viejo (2004, Yulennis Blanco) característicos productos de una manera distinta de hacer y entender el cine, documentales típicos con el sello inconfundible de la Televisión Serrana.

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