Ernesto Cisneros, reconocido programador, tecladista, arreglista y productor musical. Autor: Gabriel Dávalos Publicado: 29/08/2020 | 07:07 pm
Todavía no sabía leer, pero a los seis años ya Ernesto Cisneros Cino le estaba pidiendo a un profesor que lo enseñara a tocar el piano. Luego aprendió la guitarra porque, según dice, pesaba menos. El reconocido programador y tecladista de Buena Fe, y también arreglista y productor musical asegura que ese «antojo» apareció de manera casual, pero Juventud Rebelde siente que ese amor tiene inspiración de fondo.
«Debe ser por mi familia», admite quien se encargó de la banda sonora, arreglos, producción y dirección musical de la telenovela de turno, El rostro de los días. «Cuando era pequeño, en mi casa había muchos discos de acetato de música clásica interpretada a piano. Me educaron mis abuelos y los dos tenían muy buen gusto en ese sentido.Además, se trata de un arte sublime sin más. Yo estoy seguro de que es un idioma universal: a todos los seres humanos puede motivarlos y ha sido así durante toda la Historia conocida.
«Antes de tocar o hacer música, disfrutaba tremendamente de ella, pues alentaba mi imaginación, lo cual me estimuló desde niño. Dicho esto es definitivo, el amor a la música viene de mi educación en casa».
—¿Qué pasó con la guitarra? ¿Cuándo te volviste a «reconciliar» con el piano?
—Para un joven de secundaria a quien le gustaban la nueva trova y el rock, la guitarra resultaba más cómoda, pues con ella podía ir a todas partes. Era la manera más feliz de llevar la música siempre conmigo. Además, un día de muy mal humor prendí fuego a mi piano en una muestra de rebeldía y cierto espíritu pirómano. Lo incendié justo cuando estudiaba La danza del fuego, de Manuel de Falla, y lo vi arder hasta el final. Esos impulsos peligrosos que con los años he podido controlar... Entonces, la guitarra se hizo mi instrumento hasta que encontré un piano para estudiar en la Casa de la Cultura de 10 de Octubre, que se hallaba a escasos metros de mi preuniversitario.
Estaba en 8vo. Grado y tenía en mente incendiar el piano de la casa. La adolescencia es una etapa compleja, confiesa Cisneros a JR. Foto: Cortesía del entrevistado
Concierto con Paisaje con Río en el Museo de Bellas Artes, en 1994. Ernesto (guitarra) junto a Yadira López Struch (voz). Foto: Cortesía del entrevistado
‒¿A dónde fue a parar el profesor que se graduó del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona?
‒Cuando empecé a estudiar la Licenciatura en Educación descubrí que había en mí cierta pasión por enseñar. Poseer conocimientos de sicología y pedagogía, saber organizar las ideas y elaborar estrategias para lograr objetivos, ha sido de mucha ayuda en proyectos muy distintos, todo lo cual aprendí en la carrera de maestro. Por otro lado me gusta trabajar con jóvenes y ayudarlos enseñando, soy testigo de que un buen consejo es más eficiente que años de esfuerzo sin tener claro un objetivo, eso también lo aprendí con mis magníficos profesores de la carrera.
‒¿Cómo lograste dominar la programación cuando aparecieron los sintetizadores y realizar arreglos sin haber pasado por una academia?
‒La música es mi mayor pasión, pero no la única. Es curioso que, además, me gustan las matemáticas y la computación. Cuando vi con mis ojos que una computadora podía ejecutar música, me quedé muy impresionado, fue como si uniera el punto A con el B en una sinapsis perfecta. Ahí me adentré en el mundo de la programación de sintetizadores y secuenciadores a finales de la década del 80. Yo era muy joven y un ferviente entusiasta cuando apareció en Cuba la programación de computadoras.
«Si dispones de muchos instrumentos virtuales con los que puedes hacer música, es casi obligado entender cómo se imbrican en un arreglo y qué función cumple cada cual. Tuve que estudiar a consciencia y aprender sobre la marcha. Luego vino la orquesta y retomé de nuevo los libros para aprender, muchas veces en inglés; en ocasiones, con algo de suerte, hallaba alguna literatura musical en español. Aún guardo muy de cerca Principios de orquestación, de Korsakov, y La orquesta moderna, de Fritz Volbach. Creo que no haber ido a la academia impone, justamente, retos personales muy serios».
—¿Qué le aportó a tu carrera trabajar con Paisaje con Río y la banda de Carlos Varela?
—Paisaje con Río fue una escuela, le agradezco a su director y amigo, Ernesto Romero, muchas experiencias de composición, de escuchar y analizar la música; de intentarlo aun cuando es difícil o aparentemente imposible. Con Paisaje con Río logramos entrar en la radio y la televisión nacional con un alto índice de audiencia y aceptación, a pesar de no pertenecer al mundo de la salsa que entonces se hallaba en pleno auge. Eso fue un logro para un grupo que trabajó y llevó sus esfuerzos al límite. Hoy, cuando muchos hablan con cariño de Paisaje con Río, evito mostrar que me emociono, pero sí lo siento como un logro.
«Durante mucho tiempo las canciones de Carlos Varela formaron parte de la banda sonora de mi vida. Cuando tuve la oportunidad de dirigir su banda fue un gustazo. Admiro enormemente su sólida obra, desde sus inicios hasta ahora».
—La película Hacerse el sueco representó el comienzo de tu alianza con Edesio Alejandro, con quien te ganaste un Premio Coral en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano por la banda sonora de Suite Habana...
Presentación junto a Dayani Lozano en la Casa de la Música de la Egrem de Miramar, en 1998. Foto: Wilfredo Toledo.
—Llegué a Edesio Alejandro gracias a mi trabajo con Dayani Lozano: teníamos un proyecto de disco y necesitábamos un productor musical. Después de unos pocos días concentrados en aquel primer álbum, ya casi vivíamos en su estudio. De ese tiempo hasta la fecha, Edesio Alejandro dejó de ser un artista lejano para convertirse en un hermano mayor. Me invitó a componer música con él para muchas películas. Hacerse el sueco, Nada, Aunque estés lejos, Suite Habana, Dreaming of Julia, Bailando chachachá, Perfecto amor equivocado, Un rey en La Habana, fueron de esas donde, en mayor o menor medida, colaboramos. También a Edesio le debo haber creado música para documentales como Ausencia presente, Viviendo al límite, La naturaleza secreta de Cuba y para la serie Caminos de Revolución.
Tráiler de Suite Habana. Con la banda sonora de esta película, Edesio Alejandro y Ernesto Cisneros ganaron un Premio Coral en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Fragmento de la música compuesta por Ernesto Cisneros para Suite Habana, de Fernando Pérez.
«En cuanto a las telenovelas, la primera y la segunda las musicalizamos de conjunto, es decir, Violetas de agua y Salir de noche. De 2001 a 2004 viví años de intenso quehacer junto a Edesio Alejandro, otra de las grandes escuelas de mi vida».
Grabando la batería. De izquierda a derecha, Ernesto Cisneros, Fito; Maikel Pérez (baterista) a punto de ser maniatado; e Israel Rojas. Foto: Cortesía del entrevistado
—Buena Fe... 18 años de tu vida. ¿Me lo explicas?
—Dieciocho años se dice fácil. Buena Fe representa la conjunción de muchos elementos buenos y probados. Israel Rojas es un hombre transparente, sabe lo que quiere y está muy preparado. Yoel es un ser maravilloso al que le debo mucho, magnífico músico con una existencia entregada a la guitarra y a las canciones, gracias a su familia. Desde niño ha estado cerca de la música y es como su oxígeno.
Ernesto Cisneros visto desde las alturas en un concierto de Buena Fe en el Karl Marx. Foto: Pepín el Obrero
«Al principio, probablemente no les caí bien y es que no nos conocíamos. Ahora puedo asegurar que Buena Fe es como una familia. Todos los integrantes, incluyendo el equipo técnico, somos uno. Allí encuentro a amigos de la época de Paisaje con Río: Adolfo Martínez (Fito) e Israel López, con ellos me unen más de 30 años de amistad y trabajo; Maikel, David y Yibrán son más jóvenes, pero entienden y disfrutan lo sano, lo importante y eficiente que resulta mantenernos juntos y creando. Hace un tiempo realizamos, como promedio, cien conciertos al año en Cuba y en el extranjero. Hay historias para contar en varios libros».
Durante uno de los conciertos de Buena Fe. Foto: José Enrique Castillo
‒La producción de los últimos discos, a partir de Presagios, corre a cargo de Israel, Fito y de ti. ¿Cómo funciona?
‒Este trío de producción viene de la lógica de trabajo. Primero Israel compone la canción, luego vengo yo para encargarme del arreglo, y lo grabamos, y entonces Fito se dedica a la mezcla final. Pero todos nos involucrados en mantener una estética que ya es común en nuestras cabezas: buscamos un mensaje, una puesta en escena y un sonido; que los discos sean un viaje agradable y llevadero; superar, en la medida de lo posible, a la producción anterior (todo un reto).
«Los tres trabajamos con objetivos delimitados en cuanto a función, pero que tributan a un horizonte estético común. Esto incluye qué instrumentos se usan, cuán lleno o vacío será un arreglo, cómo se interpreta la canción, cómo se tocan los instrumentos, identificar el mejor momento para grabar. La parte conceptual está en manos de Israel, la musical en las mías y la sonoridad se la dejamos a Fito. Es una labor apasionante y hasta ahora ha tenido buenos resultados, tanto de crítica como de público».
En la grabación del DVD Carnal, de Buena Fe. Foto: Karla Llanes
—Como ya se sabe no es la primera vez que te encargas de la dirección musical y la banda sonora de telenovelas. ¿Cómo explicas que sea ahora cuando el público más ha reparado en tu labor, o me equivoco?
—Historias de fuego fue la primera telenovela que enfrenté solo, casualmente dirigida por Nohemí Cartaya, quien ha estado al frente de El rostro de los días. Hubo otras: Con palabras propias y Playa Eleonora. Para El rostro... tomé una decisión que tiene diferentes orígenes: me gusta trabajar con jóvenes y estoy convencido de que más que la música instrumental, a una telenovela le vienen bien las canciones, porque conectan mejor al tener letra.
Con Noemí Cartaya, directora general de El rostro de los días. Foto: Cortesía del entrevistado
«Dicho esto, la decisión colegiada con Nohemí fue hacer canciones para identificar personajes y para situaciones puntuales. Después surgieron ideas como, por ejemplo, buscar cantantes que representaran los mismos grupos etarios de los personajes, pero no había mucha disponibilidad, entonces llamé a mis amigos: Camila Daniela Felibertt, la primera, ella es un sol y con un tremendo talento; Abel Geronés, con el cual me sentía en deuda; Adrián Berazaín, a quien admiro, quiero y respeto; el dúo Iris, de lo mejor que está pasando en la música cubana de la actualidad; y Yoel, un papá espectacular y un tipo muy sensible. Al final apareció, para bien, Giordano Guerra, un compositor con un talento enorme, muy creativo. Ellos, bajo mi dirección, son los autores de los 20 temas que se escuchan en El rostro...
De izquierda a derecha: Giordano Guerra, Camila Daniela y Ernesto Cisneros. Foto: Cortesía del entrevistado
De izquierda a derecha: Abel Geronés, Adrián Berazaín y Ernesto Cisneros. Foto: Cortesía del entrevistado
«La canción de los créditos finales es una composición de Dairon Rodríguez y Javier Milanés, la cual formó parte de un disco de homenaje a José Martí llamado Motivos Martianos. Mírame Madre se inspiró en los versos que nuestro Apóstol escribió a su madre en una foto cuando estuvo preso.
La historia de la canción Mírame Madre con la que cierra cada capítulo de la telenovela El rostro de los días.
«Mírame Madre ya no se escuchaba, mientras Dairon me había pedido participar con sus obras en alguna serie para televisión, desgraciadamente murió y nunca hubo la oportunidad. Llegó ahora con esta telenovela que centra sus argumentos en el amor a la familia, en la madre y la maternidad como centro de la familia. ¿Qué podría ser mejor que Mírame Madre? De ese modo estaba cumpliendo dos compromisos: uno con mi amigo fallecido y otro con todas las madres cubanas, sacando a la luz una hermosa canción. Cuando se la enseñé a Nohemí, enseguida estuvo de acuerdo.
«El rostro de los días tiene unas cuantas primeras veces y eso es bueno. Por primera vez en Cuba una telenovela genera un movimiento masivo en redes sociales, hay canales de WhatsApp, Telegram, Instagram y Facebook con miles de seguidores activos. Por primera vez los actores interactúan vía internet con los televidentes. Por primera vez se genera un debate que cubren varios medios nacionales y es de conocimiento masivo, y es una de las veces en que la música ha jugado un papel importante. He recibido muchas muestras de cariño. La telenovela está buena, para decirlo de forma simple, lo cual ha despertado el interés en la música».
Cisneros nos cuenta sobre los artistas que lo acompañaron en la banda sonora de El rostro de los días.
—El rostro de los días ha demostrado que existe mucho talento bueno poco promocionado...
—Para próximas telenovelas intentaré hacer lo mismo, ya cuento con un catálogo de geniales desconocidos. Creo que quienes peinamos canas deberíamos dedicarnos a descubrir y posicionar artistas jóvenes y talentosos.
No puedo perdonarte en la voz de Camila Daniela.
‒¿Qué sucederá con tanta buena música después de que finalice El rostro...?
‒Existen proyectos que involucran a la Egrem, la Casa Productora de Telenovelas y a la Televisión Cubana… pero de eso podemos hablar más adelante.
Camila Daniela en Líbrame del quebranto, un tema de la telenovela El rostro de los días.
Aquí puedes encontrar el Canal en Telegram El rostro de los días y otros demonios
‒Con tanta obra propia, altamente reconocida, ¿por qué no existen más producciones discográficas personales?
‒Por falta de tiempo. Mantengo las mejores relaciones con la Egrem y con Bis Music, estoy seguro de que de haberles presentado proyectos de discos, ya tendría unos cuantos. De momento prefiero enfocarme en el mercado digital… Son los nuevos tiempos.
‒Has compuesto música para teatro, televisión, para el cine (ficción y documentales). ¿Si tuvieras que elegir?
‒Me quedaría con el cine, es casi un eslogan. Amo el cine y la música para cine; de hecho, parte del éxito de la música concebida para televisión responde a que me enfoco en una idea cinematográfica, como si la pantalla fuera grande, y eso se percibe.
‒¿Algún proyecto entre manos?
‒Siempre hay nuevos proyectos para alguien como yo. Ya estoy componiendo la música para otra telenovela y también para cuatro documentales; tengo una hermosa idea que quiero poner en marcha con una actriz cubana que vive en Berlín para hacer performances entre pianos y textos, y llevarlo, además, a la radio en España. Viene el nuevo disco de Buena Fe, quiero preparar un paquete de canciones con Camila para comercio en plataformas digitales; entre Israel Rojas y yo acabamos de terminar el tema por el aniversario de Telesur… y seguramente algo se me olvida, pero puedes estar convencido de que nunca abandonaré la música. Cuando no haya proyectos, compondré por puro placer.
—¿Le has prendido fuego a algún otro piano?
—Después del primero, prefiero no vérmelas con más ningún siquiatra.