Tania Libertad demostró que puede cantar todo y apropiarse de cada canción que interpreta. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 06:19 pm
Seducidos por la métrica y la mirada de los compositores, las voces populares de la región dibujan con sus interpretaciones un continente intenso. Tienen un talento enorme y acompañan fielmente este tipo de canción, aun cuando esta no figure en las listas de éxitos del momento. El compromiso de estos cantores es tal que siempre encuentran un lugar en las distintas generaciones, porque ellos no pasan de moda. Son un espejo de costumbres y de maneras de ver la vida universalmente.
De esa perspectiva se nutre el Encuentro de Voces Populares, un espacio que gana cada año un público ya considerable. El evento, creado por la cantante Argelia Fragoso y auspiciado por instituciones culturales cubanas, muestra las propuestas gestadas del río Bravo a la Patagonia y también las procedentes de la Península.
En cuatro ediciones ha repasado la obra de significativos exponentes de la canción, desde el grupo español Amaral, la mexicana Lila Downs, la dominicana Maridalia Hernández, la colombiana Totó la Momposina y la peruana Susana Baca, hasta los recientes conciertos de la peruano-mexicana Tania Libertad y el uruguayo Jorge Drexler. Por eso, Voces Populares apunta su epicentro a esas diversas miradas a la lírica de un buen texto musicalizado y a las interpretaciones que de ellos hacen grandes cantores.
Coexistiendo esta vez con el Festival Les Voix Humaines que convoca la Oficina Leo Brouwer —otro evento que explora en las diferentes aristas de la voz humana—, el encuentro que organiza Argelia Fragoso bordeó nuevamente la canción de la mano de dos estéticas significativas y que han sido bandera de generaciones de cubanos.
Tania Libertad, muy cercana al movimiento trovadoresco y a la cancionística cubana, regresó a La Habana tras una prolongada ausencia de 21 años. Lo hizo de una manera espectacular. Su actuación del viernes último en el Teatro Nacional será recordada por muchos como una de las veladas más gratas en ese coliseo habanero.
Libertad demostró que puede cantar todo y apropiarse de cada partitura. Su voz, única y llena de diversos registros, la sabe colocar donde ella quiere. En su noche en el Nacional superó el número de temas que debía interpretar, según el guión que ella misma y su banda conformaron, para complacer a un auditorio que no daba señales de irse y le pedía retomar aquellas intensas jornadas en la Cuba de hace dos décadas.
En su viaje musical por la geografía latinoamericana, Tania reveló a los asistentes al teatro que tomaba todas aquellas savias españolas, africanas e indígenas de la cultura regional, porque su visión del denominado Nuevo Mundo es un todo íntegro, cuya gran fuerza está precisamente en esa diversidad.
Cantó a Fito Páez en Yo vengo a ofrecer mi corazón. Su versión arrancó aplausos, como también sucedió en ese obligado tema de sus recitales, que es El primer amor. El sencillo fue el resultado de un dúo con Pablo Milanés, que a los cubanos les es muy cercano. Esa pieza aparece en su álbum Trovadicción de 1987.
De Cuba igualmente repasó dos memorables obras, inscritas como emblema en el pentagrama nacional: Tú, mi delirio, de César Portillo de la Luz, y Ojalá, de Silvio Rodríguez. Para quienes querían escuchar cuánto ha influenciado su permanencia en México en los últimos 35 años, Tania incluyó a Armando Manzanero y Juan Gabriel. De este último, Costumbres fue una apropiación magistral.
El bloque melódico que recopiló algunos de sus primeros éxitos en su Perú natal sorprendió no solo por las potencialidades interpretativas de Tania, sino también por el contagioso ritmo logrado con la percusión, a cargo de su coterráneo Juanchi Vázquez y de las cubanas Caridad Hererra y Sonia Cornuchet.
Y como parte de ese deseo de Libertad de poner al tanto a los cubanos de ese fecundo período en que no supieron de su música, la cantante regaló Noches de bodas y aclaró que en la grabación del tema utilizó las mismas guitarras lloronas que Chabela Vargas introdujo en esa preciosa canción de Joaquín Sabina. Obsequió además Fiesta, de Joan Manuel Serrat, con compases que recuerdan el sincretismo peruano.
El Brasil de Vinicius de Moraes, su admiración por Mercedes Sosa, su devoción por el Himno al amor de Edith Piaf y su cierre con Alfonsina y el mar a capella fueron razones suficientes para que a las dos horas y media de concierto, el Nacional pidiera aún más de Tania Libertad, y ella, emocionada, prometió desde el escenario nunca más dejar de estar presente.
Drexler decimista
Un Jorge Drexler poeta e intenso se adueñó, este sábado, del Teatro Nacional. Foto: Roberto Ruiz.
Cuando el verso fue una seducción espontánea y ante el descubrimiento de dos errores métricos en su Milonga del moro judío, Jorge Drexler sintió la tentación de profundizar en los caminos de la espinela.
Esa otra faceta suya afloró en el patio del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, adonde acudió para recibir el homenaje de los repentistas cubanos, convocados por Alexis Díaz Pimienta.
«Tengo por la décima devoción y mucho que aprender todavía. He estudiado por alrededor de dos años con el maestro Díaz Pimienta, de manera formal e informal, a distancia, por Internet y cerrando los bares en Madrid. Aprendo muchísimo con él y no solo por todo lo que transmite a través de la espinela, sino por su cultura literaria... No conozco tradición literaria en el mundo de habla hispana más auténtica, viva y poderosa como la décima», confesó Drexler, y preguntó si no había una guitarra por ahí para cantar.
Díaz Pimienta quiso resaltar el valor de la tarde noche del viernes para el movimiento de repentistas de la Isla. «Que Jorge Drexler, un símbolo de la canción contemporánea y un gran amigo de la música inteligente, esté aquí oyendo a los campesinos cubanos improvisar en décima, es muy significativo», aseguró el autor del texto Confesiones de una mano zurda.
Imbuido por la presencia de repentistas de la talla de Orlando Laguardia y Héctor Gutiérrez, Jorge se atrevió a armar una estrofa perfecta con el pie forzado dado por su tutor en la materia: Improvisando en La Habana… Luego, par de canciones suyas culminaron un momento que fue antesala de su actuación de ayer, en el Teatro Nacional.
Muy aguardado ese otro encuentro, Drexler lo armó para que fuera evocado por mucho tiempo. Se hizo acompañar allí de su guitarra y también de su banda, integrada por ocho músicos.
Aunque el cierre de este diario impidió comentarles más del concierto de anoche en el Nacional, sí debo decirles que su presentación concentró mucho más que el compacto Bailar en la cueva, el más reciente de sus discos.
Drexler quiso condensar en su repertorio sabatino aquellas piezas suyas imprescindibles para sus seguidores en la Isla. De ahí que no faltó el esperado Al otro lado del río, con el que mereció el premio Oscar a la Mejor Canción Original. La pieza forma parte de la banda sonora del filme Diarios de motocicleta, la cual recoge el periplo emprendido por Ernesto Che Guevara y su amigo Alberto Granado por Sudamérica.
Con sus presentaciones en La Habana, Tania Libertad y Jorge Drexler corroboraron que música y poesía llevan un matrimonio perfecto, sin detractores y sí muchos devotos.
Única y versátil
Conocida en las plazas cubanas, Tania Libertad es una cantante peruana, residente en México. Cuenta con una extensa discografía, estimada en 42 volúmenes. Su más reciente fonograma se titula Por ti y por mí (2015), del que los melómanos cubanos pudieron disfrutar en el Teatro Nacional sencillos como Noches de bodas, de Joaquín Sabina. Ese compacto tiene altos índices de venta en territorio azteca. La cantante ostenta premios significativos como el Grammy Latino a la Excelencia Musical y fue nombrada por la Unesco Artista de la paz, entre otros reconocimientos.
Música en verso
Considerado uno de los cantautores latinoamericanos más seguidos en estos tiempos, el uruguayo Jorge Drexler es médico especialista en Otorrinolaringología, aunque confiesa que es la música su gran pasión.
Su carrera está marcada por una ya estimable fonografía, de la cual trascienden placas como La edad del cielo, 12 segundos de oscuridad, Cara B y Amar la trama. Piezas suyas forman parte del repertorio de reconocidos intérpretes de la región, como Omara Portuondo, Argelia Fragoso, Pablo Milanés, Ana Belén, Ketama, Rosario Flores y Adriana Varela.
Drexler es un compositor con una conexión especial con el séptimo arte, pues ha compuesto para las bandas sonoras de los largometrajes Diarios de motocicleta y Lope. Para esta última escribió Que el soneto nos tome por sorpresa, por el que se le otorgó el Premio Goya a la Mejor Canción Original de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.