El cantautor argentino ofreció un concierto inolvidable. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:56 pm
«¡Qué noche!», se adelantó a afirmar el maestro Leo Brouwer cuando se dispuso a dirigir la Orquesta de Cámara de La Habana y al pianista Aldo López-Gavilán, encargados de llenar de melodías las canciones de Fito Páez, en una velada colmada de emociones en el teatro Karl Marx, de La Habana.
Brouwer, primero, evocó la gran amistad que une al cantautor argentino con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. «Los tres son cortados por la misma tijera», expresó Leo resuelto y a continuación reveló el motivo del concierto: «Fito y yo hemos decidido hacerles un modesto homenaje a esos otros dos que se llaman Pablo y Silvio».
Y un instante después teníamos al «rosarino» (de la provincia argentina de Rosario) en el escenario, tan jovial e irreverente para regalarnos un concierto que tituló, precisamente, Esencial. Decidió iniciar con La vida, esa pieza de Silvio tan optimista y sensible, que emocionó a quienes fueron a escucharlo y que contó con una fina orquestación de Brouwer.
Un «Buenas noches, La Habana», de Páez, dio paso a un repertorio «delirante», con temas imprescindibles como Y dale alegría a tu corazón. Un momentáneo acorde de A foreing love, precedió a El breve espacio en que no estás, de Pablo. Fue en ese instante cuando miró al público, buscando a su autor y dijo: «No me regañes si estás por ahí y la canto mal».
Ritmos de todo el continente se percibieron en Esencial. Porque, como sentenciara, «América es un lugar de invención alucinante». De ahí que tangos, acordes peruanos, tumbaos cubanos, en fin, lo mejor de la sonoridad de la región —visible con temas de Charly García y referencias a Astor Piazzolla—, se enseñorearon en una velada única, en la que también se echó de menos a Santiago Feliú, el eterno acompañante de Fito en el tema Cable a tierra.
Páez también interpretó clásicos como Un vestido y un amor, Giros —exquisita versión que lo tuvo como protagonista al piano, seguido por el contrabajista Mariano Otero—, Mariposa tecknicolor y el muy esperado Yo vengo a ofrecer mi corazón, que concluyó de manera magistral en la compañía de la Orquesta de Cámara de La Habana, dirigida por Daiana García.
Según indicaba el programa, Para vivir, de Pablo, cerraría con broche de oro el espectáculo. Sin embargo, ante una multitud que pedía insistentemente «otra», Fito complació a sus seguidores con Al lado del camino, una pieza que muestra el deseo del artista de regresar siempre a una Isla a la que le atan fuertes lazos de fraternidad y canciones.